La jueza Blanca Rieiro aceptó la solicitud de formalización para un hombre de iniciales O.D.B.M. acusado de explotar el cajero de Lezica y Guanahaní, e intentar robar otros dos: uno en el edificio Diamantis -en Buceo- y otro ubicado en el supermercado Disco, en Rivera y Legrand.
Por una huella y una máscara de calavera cayó uno de los ladrones de cajeros
Fueron determinantes a la hora de atrapar a uno de los cuatro delincuentes. La Fiscalía reconoció que los asaltantes están perfeccionando sus técnicas.
Este sujeto que actuaba junto a otros tres -que aún están prófugos- fue detenido gracias al minucioso trabajo efectuado por Policía Científica.
En el último robo, en la madrugada del 18 de abril, el imputado y sus compinches hicieron explotar el cajero utilizando grandes cantidades de gas y una fuente de calor para generar la ignición.
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El fiscal que investiga el caso, Ricardo Lackner, dijo en audiencia que la explosión fue de tal magnitud que representó un verdadero peligro para las personas y bienes que estaban en el radio de alcance.
Un patrullero que estaba en la zona llegó al lugar y comenzó a perseguir a los delincuentes, que huyeron en un auto gris tras juntar el dinero de las bandejas y que quedó esparcido en la calle.
Los policías efectuaron disparos intentando detener el vehículo, pero los delincuentes escaparon usando grampas miguelito y generando una cortina de humo con un extintor.
Entre los escombros quedaron 905.000 pesos y 100 dólares.
El relevamiento de las cámaras de los tres cajeros -a juicio de la fiscalía- muestra que los ladrones desplegaron el mismo modus operandi, las mismas máscaras, vestimenta y calzado.
Científica recogió del último cajero una huella dactilar ubicada en un plástico interior en el dispensador de sobres, que reveló en forma contundente la identidad del asaltante.
La Policía lo detuvo y allanó su casa. Allí encontró una máscara con forma de calavera igual a la utilizadas en los asaltos y un rollo de manguera para gas licuado. También se incautó su teléfono, cuyos registros de mensajes y audios habían sido borrados por el hombre.
En la audiencia, el fiscal Lackner dijo que a partir de cada golpe se constata un perfeccionamiento del modus operandi de los delincuentes en los atracos a cajeros, y que la actividad criminal desarrollada para este tipo de atracos requiere una planificación minuciosa.
La Fiscalía formalizó el caso imputando asociación para delinquir, reiterados delitos de estrago y hurto especialmente agravado en calidad de autor. La jueza Rieiro finalmente accedió al pedido de prisión preventiva por 90 días hasta el momento del juicio.
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