El exjerarca del Opus Dei Juan Pablo Bueno fue sancionado por la institución después que se comprobara que cometió abusos contra un joven hace casi 40 años, informa este jueves el semanario Búsqueda.
Opus Dei sancionó a un destacado numerario que admitió abuso sexual más de 30 años después
El abogado Juan Pablo Bueno fue cesado de sus cargos y no podrá compartir más espacios y actividades con jóvenes.
Bueno reconoció recién ahora los hechos denunciados. Sin embargo, no habrá consecuencias judiciales porque el delito ya prescribió.
Ahora, Opus Dei le prohibió estar presente en actividades formativas en las que participen menores de 30 años y lo cesó de todos los cargos de dirección y tareas de formación.
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La sanción lo obliga a residir en casas donde no haya "jóvenes menores de 30 años" y le aconsejó a llevar una vida de "oración y penitencia implorando a Dios la misericordia".
También fue sancionado el presbítero Enrique Doval, quien en la década de 2000 se convirtió en el principal de la institución.
A Doval le correspondió solo una amonestación por su encubrimiento. El Opus Dei lo sancionó por "omisión de la caridad pastoral debida".
No obstante a Daniel, el denunciante, le llevó más de diez años confrontar a su abusador.
En 1989, concurrió a un llamado de Bueno, quien estaba en el hogar "La Cantera" de camino Mendoza donde tenía lugar un curso para numerarios.
"Ahí, mirando por la ventana, viendo a los hombres jugar al fútbol, me preguntó si a mí no me pasaban cosas al ver a los hombres y me volvió a querer tocar y analizar mis partes íntimas", contó.
Vio que el abusador estaba muy excitado. Pero las cosas habían cambiado: Daniel tenía 22 años y pudo decir que no.
Tras el episodio, acudió al padre Doval en busca de apoyo, pero el relato de los hechos obtuvo una respuesta inquietante.
Su confesor lo acusó de "soberbio" y de ser parte del "problema" en los abusos cometidos por Bueno. Además, le pidió que no hablara con nadie.
En ese contexto Daniel se desvinculó del Opus Dei. Ya no tenía dudas.
El denunciante atestiguó ante Doval que por un largo período, Bueno lo llevaba a un cuarto y simulaba hacerle "chequeos de salud". Tenía 16 años cuando comenzaron esos hechos.
Daniel adhería al Opus Dei como feligrés pero además trabajaba como recepcionista en la sede central de "la obra". Era un sueño realizado. Se sentía especial, con una misión en la vida.
Una de las pocas personas con las que tenía contacto directo era con Bueno.
Como solía comer apartado en un salón, quien era su jefe lo frecuentaba para conversar. Allí empezaron los abusos.
En 1980, con 15 años, era supernumerario, un miembro al que no se le exige castidad.
Las agresiones sexuales lo tenían angustiado, confundido.
Bueno, llegado a Uruguay en 1958, era una autoridad de la institución.
Tenía 18 años cuando desembarcó en Montevideo para estudiar Derecho y trabajar para la obra de Escrivá de Balaguer.
Bueno era numerario, es decir un miembro que vive bajo los compromisos de castidad, pobreza y obediencia.
La denuncia pública de Daniel fue realizada recién en 2018 cuando el papa Francisco pidió a las víctimas de abuso ponerse en contacto con los Obispos.
En 2016, la Conferencia Episcopal había aprobado un protocolo de respuesta y abrió una línea telefónica para denuncias. Tras siete meses de funcionamiento, hubo 40 denuncias.
Entre ellas no estaba la de Daniel. Pero la directiva del sumo pontífice le dio fuerzas para encarar el desafío.
Llamó a la línea de la Conferencia Episcopal y nadie respondió. Dejó un mensaje y nunca fue contactado.
La segunda vez llamó un abogado amigo y la respuesta del Arzobispado fue inmediata. Poco después estaban en contacto con un asesor del cardenal Sturla.
La sanción a Doval y Bueno incluye un pedido formal de disculpas a Daniel, que hoy tiene 53 años.
Bueno, de 80 años, le envió una carta desde Argentina pidiendo perdón.
Daniel contó que durante el proceso de denuncia el Opus Dei estaba convencido que detrás de la denuncia había una solicitud de compensación en dinero.
Le solicitaron que pusiera una cifra, pero no respondió. "El número que yo pusiera podría ser interpretado como un abuso", dijo.
Las primeras ofertas de resarcimiento que recibió incluían dos años de tratamiento psicológico a cambio de rendir cuenta de sus gastos.
En otro momento le dijeron que financiarían el tratamiento de por vida, pero luego cambió.
El denunciante se quejó: a los responsables se los cuidará hasta la muerte. Por qué no a él, preguntó.
Daniel no quería ninguna solución que mantuviera los vínculos entre él y el Opus Dei.
El 17 de julio se firmó un acuerdo entre Daniel y la institución: le pagarán 12.000 dólares en dos cuotas para tratamiento psicológico, pero no se le exigirá rendición de cuentas.
Pasado el plazo de dos años, si es necesario continuar el tratamiento, el profesional encargado de la terapia deberá facturar los honorarios al vicario del Opus Dei.
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