Un herrero de 71 años mató a uno de los cinco ladrones que momentos antes habían entrado a su casa y lo tomaron de rehén.
Muerte de ladrón a manos de su víctima reabre la grieta en Argentina: ¿sangre fría o justicia propia?
Jorge Adolfo Ríos, un herrero de 71 años, fue procesado por homicidio simple. Esa noche era la tercera vez que entraban a robar
La cámara de vigilancia muestra como Jorge Ríos camina hacia la calle. Empuña un arma. Luego se sabrá que es una Bersa Thunder 9mm.
Con parsimonia, recorre varios metros antes de dar con un joven que intenta correr pero no puede. Intenta levantase varias veces, pero no puede.
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Está herido en una pierna. Ríos le dispara. La Policía encontró la vaina en el lugar.
Es Franco Martín Moreyra, de 26 años, uno de los hombres que despertaron a golpes al anciano en su casa ubicada en la zona oeste de Quilmes.
El hecho dura unos dos minutos y desde entonces todo es polémica.
Los defensores del anciano dirán era la tercera vez que robaran la casa en la misma noche.
Para otros lo importante es que Moreyra estaba indefenso y no estaba armado.
El relato de Ríos deja claro que durante el copamiento lo amenazaron con un destornillador. Buscaban dinero
En un descuido, la víctima cambia los roles. Forcejea con uno de ellos y el destornillador sale de escena. Ríos toma el arma y comienza la huida.
Tres estaban dentro de la casa y dos oficiaban de "campanas". Todos corrieron.
La cámara de televigilancia enfoca a un sujeto que salta desde el techo. Es Moreyra.
En esa corrida recibió dos disparos de parte de Ríos: uno en la pierna derecha y otro en el abdomen.
¿Fue defensa propia? ¿Fue asesinato a sangre fría?
Ríos resultó detenido por pedido del fiscal Ariel Rivas, a cargo la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 del Departamento Judicial de Quilmes.
Lo acusó por el delito de "homicidio simple", pero lo beneficiaron como medida preventiva con arresto domiciliario. La investigación sigue adelante.
"Me siento mal hermano, no nací para matar a nadie", explicó Ríos, en declaraciones a radio La Red.
"Tengo a mi comadre que está al lado de mi casa, es una persona de 80 años y cuando se fueron y saltaron me toman de rehén. Pensé en mil cosas, mil maneras pero es lo único que te quiero decir. Yo no soy un delincuente".
El tema se politizó rápidamente al punto que la exministra de Seguridad Patricia Bullrich salió en defensa del jubilado: "Si el Estado no protege, la sociedad se protege sola".
"Para un fiscal, él es el homicida: este es el mundo del revés", agregó.
El actual gobierno le tiró la pelota a la justicia.
El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, había asegurado que el jubilado "fue invadido y torturado" y responsabilizó a la Justicia al considerar que está "más preocupada por defender los derechos de los delincuentes que los de la sociedad".
"Ese jubilado no se levantó con ganas de matar a nadie. Lo invadieron y lo torturaron. Aparentemente están vinculados barrabravas", sostuvo Berni.
Uno de los delincuentes del caso fue liberado hace poco cuando la Justicia practicó una amnistía, dijo Berni.
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