SECRETARIO DE OEA

Luis "El Oso" Almagro, exblanco, exMPP y ahora con ganas de incorporarse al Partido Colorado

Esta semana saldrá al mercado un libro en el que explica su complejo pensamiento político y deja algunas pistas sobre su polémica gestión en la alta diplomacia mundial

"Luis Almagro. Yo no pido perdón" (Editorial Planeta) es el título del libro de los periodistas Martín Natalevich y Gonzalo Ferreira centrado en la figura de Luis Almagro.

Almagro, que acaba de ser elegido para un nuevo período al frente de OEA, desgrana sorprendentes revelaciones sobre su papel en el organismos internacional y deja entrever que su futuro político podría estar en el Partido Colorado.

Quien fuera canciller de José Mujica, ingresó al MPP con apoyo del líder indiscutido que vio su talento y lo reclutó mientras era embajador en China.

Se fue del sector en medio de acusaciones de traición y el propio Mujica le escribió una carta que se hizo pública en la que se lamentó de haberlo apoyado dándole una visibilidad que le permitió acceder a la secretaría general de OEA.

Durante su gestión como canciller, Almagro fue un fuerte defensor de los gobiernos progresistas de América Latina. En los años de Mujica como presidente la relación entre Uruguay y Venezuela fue intensa tanto política como económicamente. Unos años después Almagro y el sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, pasarían de una relación amable y alineada políticamente a una animadversión que retumbó en todo el continente.

Más allá de su paso notorio por el Frente Amplio, Almagro siempre reivindicó su origen blanco. Pero ahora el lugar donde se sentiría más cómo sería en el batllismo. "Yo me siento absolutamente batllista. Probablemente lo que más sea en este mundo", declaró.

"En el lugar en el que me sentiría más cómodo sería en el batllismo. Es un batllismo mucho más tradicional. Un batllismo más de "Viva Batlle" que las variables posteriores".

En el libro, el dirigente político elogió al expresidente colorado Julio Sanguinetti por su estilo "florentino" de ejercer la política.

Los contactos de Almagro con el Partido Colorado ya son concretos. El libro revela que el 16 de junio participó de una videoconferencia con la agrupación de centroizquierda "Por el Porvenir".

Allí se le preguntó si tenia intenciones de postularse a la presidencia alguna vez. "Nunca digo: nunca voy a hacer esto, porque después es exactamente lo que me pasa", dijo.

Cuando el presidente de la agrupación le dijo que tenía abiertas las puertas del partido, Almagro habló de su relación con el batllismo: "Toda mi dimensión de actuación pública tiene mucho que ver con el Uruguay batllista: escuela pública, liceo público, universidad pública, funcionario público. Aunque originariamente soy blanco, soy hijo de eso Por lo tanto voy a cerrar con un mensaje que es una especie de agradecimiento para todo eso: ¡Viva Brum! ¡Viva Domingo Arena! ¡Viv Batlle!".

SEDUCIENDO A EVO

Almagro también contó sobre su controvertida participación en los comicios que derivaron en la destitución del expresidente boliviano Evo Morales y su sustitución por un gobierno interino.

Almagro tuvo una participación decisiva en la acusación de fraude contra Morales que trajo como consecuencia una interrupción institucional.

Un año después de estos hechos, la victoria del "evista" Luis Arce hacen pensar que fue un verdadero golpe de Estado llevado a cabo con apoyo de la OEA.

Almagro sigue sosteniendo que Morales cometió un fraude y que no se puede hacer un "paralelismo" entre los dos comicios.

En el libro, el funcionario diplomático mostró abiertamente sus cartas contra el líder boliviano, primero ganándose su confianza para poder estar como veedores en las elecciones y evitar el "fraude".

Según Almagro, le habló a Morales con dureza durante un viaje que ambos realizaran a Nueva York en setiembre de 2018: "Tenés que invitarnos para observar. No podés matar a nadie en una manifestación. No podés meter un solo preso político ni inhabilitarme ningún candidato. Y no podés robarte ni un voto. Esas son las tres condiciones mías", le dijo.

Y agregó, a modo de reflexión: "Ahí abríamos dos posibilidades y cerrábamos una. Abríamos una posibilidad de que Evo ganara legítimamente. Era el costo que tenía eso. Para mí eso era imposible (...) Después abríamos la posibilidad de que la oposición boliviana ganara legítimamente. Y cerrábamos la posibilidad de que Evo se robara la elección. Yo esperaba que no llegáramos a la tercera opción".

El secretario general de la OEA agregó que incluso se preocupó "un poco" cuando empezó a "dividirse la oposición" pero que "al final cerró".

También narró detalles de su intervención en la crisis institucional brasileña durante la presidencia de Dilma Rousseff. Almagro ofreció llevar el tema al Consejo Permanente de la OEA como un acto de dudosa legitimidad que afectaba las instituciones democráticas de Brasil.

Dilma dudó y sus asesores se negaron a tal posibilidad.

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