DESDE LOS 13 AÑOS ESTUVO PRESO POR DOS HOMICIDIOS Y RAPÌÑAS

Fue acribillado a balazos "El Ricky", uno de los delincuentes más conocidos de la última década

Lo ejecutaron cuando fue a increpar al líder de una banda de La Tablada por un problema con uno de sus hermanos. Tenía 24 años.

Fue asesinado “El Ricky”, un delincuente que se hizo conocido siendo menor de edad. El hecho ocurrió el sábado a la noche en el barrio La Tablada, informa El País.

En el momento de morir, había enfrentado al líder de una banda local porque había “maltratado” a uno de sus hermanos, señaló el fiscal Juan Gómez.

Fuentes policiales dijeron a Subrayado "El Ricky" presentaba un solo balazo en el tórax. En la escena del crimen se hallaron cuatro vainas correspondientes a pistolas 9 milímetros. Por su parte, El País informa que fueron 30 balazos de al menos tres armas diferentes.

Ricardo Astesiano tenía 24 años y un prontuario que incluía dos homicidios, pero además copamientos, rapiñas y robos. A principios de la década, la Policía contabilizaba su participaciòn en 90 rapiñas en menos de tres años.

En sus incursiones como menor lideró una gavilla originada en Malvín Norte. Uno de los episodios más cruentos de su carrera delictiva fue el asalto en 2011 al Discount Bank, en el que fue asesinado el guardia de seguridad Luis Moreira de 42 años.

En aquel entonces su nombre estaba unido al de otros delincuentes juveniles “El talibán”, “El Prandon”, “El rey” y “El Tatín”. Integró las llamadas bandas “de la granada” y “del marrón” (utilizaban ese instrumento para romper vidrios de redes de pagos y otras entidades financieras).

Se fugó 18 veces de Colonia Berro y otras instituciones del sistema penal juvenil. Desde los 13 años fue internado en forma casi permanente.

Estaba en libertad desde hacía 17 meses. En este período fue denunciado por un vecino a raíz de amenazas. También había protagonizado un incidente a balazos con un patrullero. En ambos casos, la justicia determinó su libertad.

En un perfil publicado por El País se lo describe como un hábil declarante. Los funcionarios policiales lo llamaban irónicamente “lord inglés” por sus sorprendentes buenos modales y el trato que le dispensaba a víctimas y a autoridades cuando se los cruzaba en los juzgados.

En las audiencias solía argumentar contra los procesos de prisionalización de los que fue objeto. Según Astesiano no le permitieron recibir educación adecuada ni asistencia psicológica.

Sin embargo, en 2016, la jueza de adolescentes Patricia Borges se la jugó por él y le concedió salidas para trabajar en el Puerto pese a la resistencia de la fiscal Nancy Hagopián y de los informes del Instituto Técnico Forense.

Según El País, Borges basó su decisión en los informes favorables del Instituto Nacional de Inclusión Adolescente (INISA). Para sus técnicos, Astesiano daba señales de recuperación.

El proyecto de libertad condicional cayó porque “El Ricky” no volvió de una de las transitorias. Poco después fue detenido por la Policía. Salió en libertad en noviembre de 2017.

El joven fallecido tenía un discurso muy en el eje del debate sobre las políticas de rehabilitación.

Esta es una frase que se le atribuye: “a veces siento miedo de las decisiones que tengo que tomar en la calle. Un funcionario me dijo que una vez que salga a la calle va a ser lo mismo que un adicto en rehabilitación . Tendré que decir ‘no’ todos los días. Y no sé si estoy preparado para eso”.

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Astesiano con uno de sus hijos durante una de las salidas transitorias para ir a trabajar al Puerto. esto ocurrió durante unos meses en el año 2016. El joven transgredió las reglas, se fugó y fue detenido
Astesiano con uno de sus hijos durante una de las salidas transitorias para ir a trabajar al Puerto. esto ocurrió durante unos meses en el año 2016. El joven transgredió las reglas, se fugó y fue detenido

Más allá de ello, “El Ricky” solía ser un individuo muy violento. Durante 2011, su madre lo denunció ante la Policía y huyó de Montevideo ante la certeza de que su hijo iba a cumplir la promesa de “volarle la cabeza”.

La mujer, Cristina G., contó a la prensa en esos días que ella había participado ofreciendo datos a la Policía para lograr sus últimas detenciones.

“El Ricky” la llamó desde su lugar de reclusión y volvió a amenazarla con enviarle un sicario “por buchona”.

Hasta los 13 años, el delincuente había vivido en familia en Malvín Norte, junto a su progenitora y sus tres hermanos, una chica y dos mellizos varones. El hermano mayor se crió con otros familiares en la zona de La Tablada.

El padre emigró pero se mantuvo en contacto con la familia, según las crónicas.

“Todos los padres deberían denunciar a sus hijos que cometen delitos”, dijo Cristina G. al explicar por qué colaboró con la Policía. “Si voy a pagar por todos los atracos de mi hijo me muero dentro de la Cárcel de Mujeres. Yo amo a mi hijo, pero no pude con las juntas”

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