Nunca se ha puesto una escafandra ni ha estado en el espacio, pero en su laboratorio del suroeste de Francia, abarrotado de frascos, el "escultor de aromas" Michaël Moisseeff ha reconstituido el olor... de la Luna.
¿Fabricar el olor de la Luna?, la alocada apuesta de un "escultor de aromas" francés
Se basó en las impresiones de Neil Armstrong a quien el polvo lunar le recordó el olor a pólvora negra quemada de los viejos rifles de seis balas.
El hombre de 66 años, que estudió génetica, ha dedicado su vida a desentrañar los misterios del olfato y a producir a partir de moléculas todo tipo de fragancias y efusiones.
“Vamos a ponernos en los zapatos de los dos héroes Niel (Armstrong) y Buzz (Aldrin)… Ellos dejaron al tercer hombre en la cabina… eso es no tener suerte a nivel histórico. Cuando salieron, todos ligeros incluso sin gravedad, puedes ver que cuando ellos caminan el polvo se mueve a su alrededor. Salieron de la cápsula, caminaron, pusieron su bandera y regresaron. Como estuvieron afuera en sus trajes espaciales, no pudieron oler nada, claro, pero una vez que volvieron y removieron parte de su pesado equipo, ellos pudieron oler ese polvo negro quemado”, dice Michaël Moisseff.
Para fabricar sus perfumes, Michaël normalmente acude al sitio donde está el olor, aunque para la Luna, la Ciudad del Espacio de Touluse, encargada del proyecto, no pudo pagarle el viaje.
“Es cierto que la Ciudad del Espacio tomó esta anécdota sobre la marcha porque para nosotros es interesante intentar brindar a nuestros visitantes una experiencia tan original como la que los astronautas podrían haber tenido en la luna. Entonces, por supuesto, nosotros no fuimos a la luna, nosotros mismos no tenemos polvo de Luna real aquí, pero le pedimos a una nariz, a un perfumista, que recree artificialmente este olor según los testimonios. Astronautas estadounidenses”, añade Xavier Penot, científico de la Ciudad del Espacio.
Así Moisseeff recurrió a descripciones de astronautas como Neil Armstrong a quien el polvo que quedó en su escafandra le recordó el olor a pólvora negra quemada de los viejos rifles" de seis balas.
Reunió varios elementos para obtener un resultado de notas metálicas, carbonosas y sulfurosas que provocan un cosquilleo tanto en la nariz.
Moisseff, lleva años diseñando instalaciones y experiencias olfativas en cabinas telefónicas, pueblos enteros o salas de espectáculos, atendiendo encargos de museos, asociaciones o empresas, y lleva a cabo formaciones y talleres de "degustaciones de olores".
¿Su próximo desafío? Es reconstruir el olor de la Gioconda, es decir, un perfume de la época del Renacimiento. "Un trabajo minucioso de investigación histórica".
FUENTE: AFP
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