El Papa dio señal de "mano dura" con expulsión de pederasta, según víctima en Chile

El pontífice expulsó del sacerdocio al chileno Fernando Karadima, hallado responsable de abuso sexual a menores, en las décadas del 80' y 90'.

El papa Francisco dio una señal de "mano dura" contra el abuso sexual decretando la expulsión del sacerdocio del pederasta chileno Fernando Karadima, dijo el viernes José Andrés Murillo, una de las víctimas del cura.

El "caso Karadima" es uno de los más emblemáticos en Chile. El sacerdote formador de obispos y con nexos en la élite había sido suspendido de por vida de sus funciones por el Vaticano en 2011, por perpetrar abuso sexual a menores en las décadas de 1980 y 1990.

"El papa ha dado una muestra de mano dura, fuerte, pero justa", lanzó Murillo en rueda de prensa frente a la Fundación para la Confianza, institución que dirige junto a otras víctimas del sacerdote buscando desterrar el abuso sexual.

"Aquí no se trata ni de venganza ni de rabia. La verdad no tengo ninguna rabia ni odio en esto solamente creo que la justicia ayuda a prevenir", agregó el chileno.

Murillo confesó que la decisión del papa argentino, visitado por él mismo y otras víctimas de Karadima a principios de este año, lo sorprendió porque llega a 20 años de su acercamiento a autoridades de la iglesia para denunciar los abusos del cura.

Karadima, de 88 años, "era poderoso porque había toda una red, toda una plataforma que le permitía serlo, que lo protegía, que lo encubría, y que esas personas que lo encubrieron y lo protegieron a Karadima siguen en el poder", puntualizó el activista.

Ricardo "Ezzati sigue siendo el jefe de la iglesia católica chilena y pasa de manera impune y eso a nosotros nos parece inaceptable", agregó Murillo, que junto a un grupo de víctimas acusa al jerarca de encubrir abusos.

El arzobispo de Santiago junto a gran parte del clero chileno está en el ojo de la tormenta por una catarata de denuncias sobre abusos sexuales cometidos por religiosos que habrían sido encubiertos durante décadas.

Desde el Vaticano, Francisco busca limpiar a la iglesia católica del país sudamericano de religiosos señalados como encubridores y en los últimos meses ha cesado a siete obispos.

En simultáneo, la justicia chilena mantiene 119 causas abiertas por casos de abusos en el seno de la iglesia y varios obispos, incluido Ezzati declararán ante tribunales locales.

Murillo recordó que Karadima no pudo ser condenado por la justicia porque los casos habían prescripto y que el Congreso chileno tramita un proyecto para declarar imprescriptibles los abusos sexuales a menores.

FUENTE: AFP

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