Con cada mundial se reedita una de las costumbres populares más antiguas que reúne a grandes y chicos: la colección de figuritas.
El furor de las figuritas, una costumbre que se remonta a 1930 que comenzó de una forma muy particular
La pasión por la colección de figuritas de los mundiales es tan antigua como la historia de las Copas del Mundo. Y en Uruguay, esta costumbre no fue la excepción.
El primer álbum de fútbol en Uruguay surgió en 1933 con los clubes de primera junto a imágenes de los campeonatos Colombes 1924 y Ámsterdam 1928.
Para la primera Copa del Mundo, que tuvo lugar en 1930 en Uruguay, circuló una colección de chapitas, pero no hubo figuritas de papel.
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En 1950, tras dos mundiales sin álbumes en Uruguay, los mismos se editaron de la mano del periodista y árbitro Nobel Valentini.
En aquel entonces las figuritas eran mucho más pequeñas que las actuales, y debían armarse como un rompecabezas para conformar la imagen del jugador o del plantel.
El periodista deportivo Luis Prats contó a Subrayado que las figuritas del Mundial del 50 eran apenas más grandes que un sello postal. “Para formar la imagen, por ejemplo, de los goles de Uruguay contra Brasil se precisaban 10 o 20 figuritas que iban armando, como su fuera un puzzle, toda la escena”, afirmó.
No hubo álbumes uruguayos hasta el Mundial de Inglaterra de 1966. Ese año se editaron dos.
Uno de ellos fue Donald en el Mundial, en el que personajes de Disney aparecían junto a los jugadores, banderas y selecciones.
El otro fue el de Londres de 1966 con escenas de los partidos de Uruguay e incluso con figuritas de los periodistas y relatores que cubrieron aquella Copa del Mundo.
De todas formas, tenían algunas particularidades.
Prats dijo que antes los álbumes salían durante y después del mundial con escenas de los partidos y los goles. “Hay que tener en cuenta que los partidos no llegaban por televisión o llegaban con una calidad mucho menor a la actual. Entonces, venían a ser una recopilación, una información histórica de lo que había sido el torneo”, recordó.
Los álbumes de la Copa de México, México’70 e Ídolos 70, ya contaban con una mejor calidad que los anteriores.
El primero presentaba fotos a color de los planteles e incluía una segunda parte con escenas de la selección uruguaya.
El álbum de México’70 también distinguía por contener algunas particularidades, entre ellas, ofrecía obsequios desde banderines, pelotas, y como premio máximo podía ser una muñeca para las niñas o un futbolito para los varones. “Eso, después se prohibió, porque se prestaba para maniobras oscuras”, dijo Prats.
Luego vinieron los álbumes del Campeonato Mundial de Fútbol de 1974 y el álbum de Argentina’78 que fue publicado por La Mañana y El Diario con figuritas que debían ser recortadas de los periódicos.
También llegaron las colecciones de 1982 con el álbum de Naranjito en referencia a la mascota de aquel mundial y España’82 que agregó a la celeste dado que aquella oportunidad Uruguay no había clasificado.
Fue a partir de la década del 70 que los álbumes se profesionalizaron con la incursión de la casa italiana Panini.
“Hoy, tenemos un jugador internacional que es la casa Panini de Italia que tiene los derechos exclusivos del mundial y de los equipos, en tiempos en que los derechos de imagen, todos los derechos, son un tema muy celosamente guardado”, indicó.
Prats recordó que “los álbumes de figuritas antiguos se editaban en épocas que no existían derechos a proteger. Es decir, no había una cobertura legal. Entonces, pasaba muchas veces que los álbumes uruguayos copiaban figuritas de álbumes extranjeros”.
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