Del agua a la tierra, Catar es la perla de Medio Oriente. En el fondo de los abundantes manantiales de agua dulce de su territorio, estaba el negocio del pueblo Qatarí. Gracias a la naturaleza desarrollaron una industria muy artesanal y el buceo de perlas fue el gran negocio durante el siglo XIX. Este representó el 75% de las exportaciones del Golfo Pérsico.
El buceo de perlas en Catar y la historia de un buscador que mantiene la tradición
En la primera mitad del siglo XX, el oficio oficio constituía la mayor parte de la economía del país de Medio Oriente.
Hasta 1930 la población supera apenas los 10 mil habitantes. Entonces, y hasta la década de 1940, este oficio constituía la mayor parte de la economía de Catar y empleaba a casi la mitad de la población.
La región del golfo ocupó casi el 80% del mercado mundial de perlas vendiéndolas a los ricos europeos y familias reales de todo el mundo.
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En los barcos de extracción de perlas, conocidos como Dhow, más de 30 hombres se embarcaban en largos viajes, cada uno con un trabajo específico.
Los buzos conocidos como jazwares se clasificaban según la cantidad de acciones que recibían de las ganancias.
Un buzo kais recibía 3 acciones y un seib 2 acciones. El tabakh, generalmente un niño, se encargaba de cocinar y limpiar el barco. Los nakhuda, capitanes de los barcos, recibían la quinta parte de las ganancias. El tajir o capitán general no se hacía a la mar, pero era quien financiaba toda la expedición y el que más ganancias obtenía.
Los buzos utilizaban un traje de algodón y usaban un clip hecho de caparazón de tortuga o hueso de oveja para tapar la nariz mientras estaban dentro del agua. También una funda de cuero en las manos y los pies para protegerlos de las superficies rocosas.
Saad Ismail Al-jas-sim es conocido como el viejo buscador de perlas. Este hombre de piel curtida entre sol y agua, se dedicó al buceo libre y aún mantiene la tradición de buscar perlas en la profundidad.
Tiene una tienda ubicada en la calle más concurrida de Souq Waqif, que le fue regalada por el padre Emir hh Hamad bin khalifa al Thani. Hoy en día se sumerge, pero utilizando las herramientas que la tecnología desarrolló.
Hasta entrado el siglo XX los buceadores se sumergieron hasta 14 metros. Tiraban una cuerda con una piedra atada en un extremo para verificar que hubiese ostras. Luego permanecían sumergidos durante uno o dos minutos con una canasta y subían con la ayuda de la tripulación para abrir las ostras y contar las perlas. Asi continuaban hasta el anochecer. Pasaban miles de ostras para encontrar una perla.
La industria cayó cuando otros países como Japón introdujeron el cultivo de perlas. Cayeron la demanda y el valor. El número de barcos se redujo de 3000 a 530 en pocas décadas. Esta ya no es una industria próspera y rentable. Igualmente se mantiene la tradición con una competencia anual en el mes de mayo.
Además, Pearl Qatar, una isla artificial y uno de los lugares turísticos más atractivos del país se construyó en un antiguo sitio de buceo de perlas. La forma de la isla se asemeja a un collar de perlas. El petróleo permite que Catar igualmente sea una perla del Golfo.
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