A NUEVE AÑOS DEL TRÁGICO DÍA

Del derrumbe en un liceo a los días de humedad que despiertan "ese miedo": testimonios del tornado de Dolores

"Me acuerdo la ropa que tenía ese día y nunca más me pude poner esos zapatos", narró una profesora que estaba en el liceo Taruselli cuando ocurrió el tornado.

Pasaron nueve años del tornado de Dolores. Un “desastre súbito”, como lo calificó el Sistema Nacional de Emergencia, que marcó un antes y un después en la vida de la ciudad y su comunidad, en el departamento de Soriano.

El 15 de abril de 2016, en Dolores, los vientos alcanzaron hasta 330 km/h. Fue una catástrofe que dejó cinco personas muertas y más de 200 heridos.

Ese día, Verónica Bianchi estaba en el liceo Taruselli cuando el techo del tercer piso se derrumbó.

Nueve años más tarde, cuenta a Subrayado sobre ese momento: todos se encontraron en el segundo piso, y "cuando la profesora de Biología bajó, dice arriba no quedó nadie y ahí literal se desplomó toda la tercer planta, y me acuerdo clarito que estábamos en la puerta de la biblioteca, en el segundo piso, y a los chiquilines los mandamos todos para contra las vitrinas, que se fueran al piso, que se acostaran, y ahí transcurrieron los peores momentos, que parecía que todo se iba a venir abajo. De hecho se vino todo abajo".

Cuando salieron del liceo, se encontraron también con la ciudad repleta de árboles, cables caídos. "Chispeos, olor a gas, mucho olor a gas había. Intransitable la plaza, pero como pudimos corrimos hasta el colegio", recordó.

"Me acuerdo la ropa que tenía ese día y nunca más me pude poner esos zapatos, porque yo me acuerdo corriendo en cámara lenta con esos zapatos atravesando la plaza porque no llegábamos más. Nunca más me los pude poner, porque ibas mirando para abajo, y era todo lento. Raro de explicar, como una pesadilla", relató.

Lo que le queda hoy es el mensaje de que Dolores pudo salir de esa situación, y que hubo "unión en la ciudad y en el pueblo uruguayo".

Adrián Amuz, alcalde de Dolores, recordó a los cinco fallecidos y aseguró que "aún quedan los nombres en la memoria del colectivo, era todo gente que estaba trabajando".

"Queda como una espinita. Cuando vemos esos nubarrones pesados o los días muy húmedos, queda ese miedo en la comunidad. Y en ese momento lo sufrimos todos. Porque no hubo escala social que no haya sufrido su pérdida. Porque si bien al más humilde le volaron los techos de su casa, también al más rico que fue afectado, le arrancó cosas que el dinero no te lo da", sostuvo el alcalde.

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