Cristina versus Macri: traspaso de mando "a los gritos" en Argentina

Kirchner no irá a la ceremonia de Casa Rosada porque debe estar en la asunción de su cuñada en Santa Cruz. Pelea por celular y tensión en las calles.


El jueves 10 asume el nuevo presidente de Argentina, Mauricio Macri, pero aún no se sabe ni donde ni en qué condiciones se realizará el traspaso de poder, la ceremonia en la que el mandatario saliente entrega el bastón de mando al entrante.

¿Será en el Congreso como quiere Cristina Kirchner? Los macristas se niegan a ser emboscados: no quieren que la ceremonia se desarrolle en un recinto cerrado, con mayoria de kirchneristas, y tribunas pobladas de la agrupación juvenil "La Cámpora".

La actual mandataria citó dos artículos de la Constitución Nacional para fundamentar sin razón por qué el traspaso de mando debe hacerse en el Congreso.

El artículo 91 dice que “el Presidente de la Nación cesa en el poder el mismo día en que expira su período de cuatro años; sin que evento alguno que lo haya interrumpido, pueda ser motivo de que se le complete más tarde”.

El 93 establece que “al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento, en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas, de ‘desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de Presidente (o vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina’”.

¿Será en Casa Rosada? El comando del presidente electo prefiere que se haga el juramento democrático en el Congreso para luego marchar hacia la residencia que simboliza el poder ejecutivo. Será, como indica la tradición, atravesando avenida de Mayo para luego reeencontrarse el presidente saliente y su sucesor ante el público.

En el macrismo no temen por incidentes dentro del Congreso, donde aseguran haber distribuido 420 invitaciones.

También repartieron 200 para el traspaso de mando en la Casa Rosada.

Los principales diarios señalan que la presidenta podría no concurrir a ninguna de las actividades oficiales.

La tensión aumentó este fin de semana luego que Kirchner acusara a su sucesor de maltratarla verbalmente, al anunciarle que iba a primar su criterio: la ceremonia se desarrollaría en Casa Rosada.

Los roces entre la presidenta y el electo hace pensar que las fricciones podrían trasladarse a las calles de Buenos Aires durante la ceremonia.

El secretario de Seguridad sergio Berni intentó hoy bajar la tensión, en medio de la discusión que mantienen Cristina y Mauricio Macri y además, por las movilizaciones que planea el kirchnerismo para el 9 y 10 de diciembre.

Berni aseguró este martes que "no habrá desbordes" el día del traspaso presidencial.

Kirchner dijo que el líder del PRO se comunicó con ella y le habló con elevado tono de voz. Luego, trascendió que la gobernante acudió a la Clínica Favaloro.

Allegados a Macri explicaron que el presidente electo se limitó a informarle cómo sería la jornada de traspaso de mando en función de la agenda de quien detentará el poder desde esa jornada.

Cristina deslizó que no asistirá a la Casa de Gobierno y dio a conocer un motivo para pegar el faltazo: la ceremonia prevista por el macrismo en Casa de Gobierno terminará a las 14 y a las 15 parte el vuelo de Aerolíneas Argentinas que la llevará a Río Gallegos para asistir a la asunción de su cuñada, Alicia Kirchner, como gobernadora de Santa Cruz.

En caso que se concrete la ausencia de Cristina, el presidente de la Suprema Corte entregará los atributos a Macri.

Cristina dedicó 17 tuits a la pelea, algunos de ellos cargados de ironías. Una de ellas muy concreta: mandó a colocar flores amarillas en un cantero de la casa de gobierno, "el color que más le gusta al nuevo presidente".

En su Facebook, la presidenta ahondó sobre el enfrentamiento con Macri.

“Al finalizar el acto (del sábado, en Quilmes) un colaborador me informa que el Presidente electo había enviado un SMS diciendo que quería hablar conmigo. Al llegar a Olivos –era imposible contestarle en medio de tanta gente– lo llamé. Me pasan el celu y el Presidente Electo comenzó con un elevado tono de voz a exigirme que debía entregarle Bastón y Banda presidenciales en la Casa Rosada, porque era ‘su ceremonia’, y que si no lo hacía como él decía, ¡la Corte Suprema de Justicia de La Nación! le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado.”

“Debo confesar que me sorprendió la exaltada –eufemismo de gritos– verborragia del Presidente Electo. Cuando logré que me dejara hablar –debe parecerles raro, pero quien hablaba del otro lado del tel. parecía otra persona totalmente distinta a la que aparece en los medios e inclusive con la que he tenido algunas charlas–, a tal punto que en un momento tuve que recordarle que más allá de nuestras investiduras, él era un hombre y yo una mujer, y que no me merecía que me tratara de esa forma”.

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