EN SANTA LUCÍA, EN 2016

Condenan a 23 y 25 años de cárcel a los hinchas de Nacional que mataron a Hernán Fiorito

Se les imputó dos delitos de homicidio, uno en grado de tentativa, y lesiones personales en reiteración real. Por ahora no vuelven a la cárcel.

En las últimas horas se conoció la sentencia del caso que desde 2016 investiga el homicidio de Hernán Fiorito, el hincha de Peñarol asesinado de un disparo el 28 de setiembre de 2016 en Santa Lucia, a manos de un grupo de hinchas de Nacional que fueron hasta la plaza de esa ciudad cuando se celebraba un nuevo aniversario de Peñarol.

La sentencia – de primera instancia – condena a los hinchas de Nacional a penas que van de 23 años a 25 años y seis meses de prisión, por dos delitos de homicidio, uno de ellos en grado de tentativa, ya que hubo otro hincha de Peñarol baleado que sobrevivió. También se les imputó en la sentencia varios delitos de lesiones personales en reiteración real.

Otros hinchas recibieron una condena menor por tráfico de armas y suministro de las mismas. En total son 16 los hinchas de Nacional procesados y ahora condenados en primera instancia.

Desde la Fiscalía General de la Nación se explicó a Subrayado que como los ahora condenados están en libertad, no volverán a la cárcel a cumplir su condena hasta que la sentencia quede firme, esto es, hasta que se pronuncie un Tribunal de Apelaciones (si la defensa de los imputados apela) y eventualmente hasta que la Suprema Corte de Justicia resuelva (si es que se termina presentando un recurso de casación en tercera instancia).

Fuentes judiciales explicaron a Subrayado por qué no se puede cumplir aún la sentencia y enviar a los condenados a la cárcel: “Una sentencia no puede ejecutarse (cumplirse) hasta que no esté firme (sentencia ejecutoriada), es decir, cuando ya no es posible interponer contra ella ningún recurso”.

LOS CONDENADOS

C.G.F.: tráfico interno de armas de fuego en la modalidad de adquisición, dos delitos de homicidio muy especialmente agravados, uno de ellos en grado de tentativa y un delito de lesiones personales especialmente agravado, todo ello en régimen de reiteración real, a la pena de 25 años y 6 meses de penitenciaría.

W.O.S.R.: autor penalmente responsable de dos delitos de homicidio muy especialmente agravados, uno de ellos en grado de tentativa, y un delito de lesiones personales especialmente agravado en régimen de reiteración real a la pena de 23 años y 1 mes de penitenciaría.

G.N.A.C.: autor penalmente responsable de dos delitos de homicidio muy especialmente agravados, uno de ellos en grado de tentativa y un delito de lesiones personales especialmente agravado en régimen de reiteración real a la pena de 23 años de penitenciaría.

P.S.P.L.: partícipe extraño de dos delitos de homicidio muy especialmente agravados, uno de ellos en grado de tentativa y un delito de lesiones personales especialmente agravado en régimen de reiteración real a la pena de 23 años y 6 meses de penitenciaría.

A.M.B.R., A.I.C.C. y P.N.G.E.: partícipes extraños de dos delitos de homicidio muy especialmente agravados, uno de ellos en grado de tentativa y un delito de lesiones personales especialmente agravado en régimen de reiteración real a las respectivas penas de 23 años y 3 meses de penitenciaría.

M.M.H.R., A.A.T., J.P.P.L., M.G.R.F., M.S.M.R., G.F.M., J.P.F.C. y G.F.F.D.: como partícipes extraños de dos delitos de homicidio muy especialmente agravados, uno de ellos en grado de tentativa y un delito de lesiones personales especialmente agravado en régimen de reiteración real a las respectivas penas de 23 años de penitenciaría.

L.N.D.T.: como coautor penalmente responsable de un delito de hurto especialmente agravado a la pena de 2 años de penitenciaría.

LOS HECHOS

El 28 de setiembre de 2016 los hinchas de Nacional ahora condenados se encontraron en la sede del club, en la avenida 8 de Octubre, y de allí partieron en tres autos hacia Santa Lucía.

Fue un Volkswagwen Golm cuyo conductor había sido contratado para el traslado por $ 600 para la nafta más otros $ 1.000. Se lo contactó a través del grupo de Whatsapp "Somos los barrios". En Canelones se subió otro hincha en este auto.

En un Chery QQ iba otro grupo de hinchas. El conductor había fumado marihuana y bebido cerveza, por lo que pidió que otro manejara.

Finalmente estaba un Chevrolet Spark con más hinchas.

LAS ARMAS

Según describe la sentencia de condena, las armas iban distribuidas en los distintos autos. “En el Volkswagwen Gol ninguno de los ocupantes transportaban armas, pero algunos fueron proveídos de ellas en el transcurso de los acontecimientos”, dice el fallo.

El joven que se sumó en Canelones llevaba un bate de béisbol. Luego, ya en Santa Lucía, cuando descendieron de los autos e iban caminando hacia la plaza donde estaban los hinchas de Peñarol festejando, uno de los imputados (A.I.C.C.) recibió un revólver. No quedó claro quién de sus compañeros se lo dio, dice la sentencia. Fue A.I.C.C. quien luego disparó sobre el grupo de personas que estaba en la plaza.

“Cuando regresa al auto, el arma termina envuelta en la bandera sustraída, la que es entregada a al joven que se queda en Canelones”, dice el fallo judicial.

En el Chery QQ, dos de los imputados tenían armas, una de ellas con cinco balas, que le fuera entregada “en las inmediaciones de la sede de Nacional”, dice la sentencia con base en el testimonio de uno de los ahora condenados.

Uno de los hinchas que bajó del Cery QQ recibió en la plaza una bala calibre 38 que uno de los imputados (adolescente) había encontrado tirada en el piso del Chevrolet Spark.

En el Chevrolet Spark portaban armas tres de los imputados. El adolescente confesó que tenía un arma calibre 635. Primero dijo que se la habían entregado en la esquina de la sede de Nacional, pero después reconoció que la había comprado por $ 5.000. Cuando este adolescente volvió al auto, tras los disparos, tenía su arma y otra más.

LA PLAZA

De acuerdo al testimonio de los imputados, cuando los tres vehículos llegaron a la plaza de Santa Lucía comenzaron a circular alrededor de manera discreta, para ver cuántas personas había.

Uno de los imputados dijo ante la Justicia que había mujeres y niños, en total entre 50 y 70 personas. Aún así decidieron bajar con las armas en la mano. Unos dispararon hacia arriba, otros hacia adelante, hacia donde estaban los hinchas festejando.

Según detalla la sentencia del caso, los conductores de los tres autos se quedaron en ellos, a la espera de que regresaran sus compañeros. Dejaron los autos a unas dos cuadras de la plaza, los tres en dirección contraria, para salir rápido del lugar.

“Salimos caminando hacia el ruido”, dijo uno de los imputados ante la Justicia. “Aprovecharon el impedimento a la visión que sufrían los simpatizantes de Peñarol, en efecto, la principal bandera, la más grande, de color predominantemente negro, estaba colgada entre árboles o columnas en la esquina de la plaza, cual una faja a la altura de los ojos. Ello les dio la chance que no fueran percibidos hasta estar a una distancia apremiante para aquellos”, describe el fallo judicial.

“Llegamos a la plaza y tratamos de cinchar una bandera... durante el festejo es cinchar e irse... no sabía que iba a pasar lo que pasó... las banderas me tapaban un poco. No se veía para el otro lado”, dijo otro de los imputados.

“Mi intención era la bandera. La vi de lejos. Agarro una bandera de color negro, cincho y sale rápido. En el momento se veía fácil, esa noche fui tan culpable como ellos, dijo otro de los imputados, que luego, en la reconstrucción de lo sucedido, agregó: “yo iba a buscar la bandera, era lo planeado y sabía que había banderas por (los mensajes de Whatsapp). Habían varias banderas, yo fui a la que estaba más alto, estaba en un árbol y una columna. Yo llegué a la bandera, la gente estaba detrás, yo tomé la bandera del medio, tiro, se desata y salgo corriendo. Cuando ya tenía la bandera escuché los disparos”.

TESTIMONIOS

Una de las víctimas, hinchas de Peñarol que estaba en la plaza, relató lo sucedido.

“Vienen los de Nacional, vamos a levantar las banderas, seguro las iban a robar. Vienen bien de atrás de las banderas, la abrieron y la rompieron, la bandera grande que estaba atada de árbol a árbol. El que apareció detrás del árbol al no poder desatarla, la raja y con la derecha saca de entre el camperón a la altura de la cintura, un arma y efectúa los 5 disparos”, dice la víctima, que en ese entonces, 2016, tenía 19 años.

Otro testigo, víctima de la agresión, contó ante la Justicia lo siguiente: “cuando él estaba cinchando la bandera se escucharon los tiros. Venían tirando tiros de frente hacia nosotros. Se ve que tiraban tiros hacia nosotros para poder sacar la bandera, la agarraron y se la llevaron. Hubo golpes de puño entre los de ambos cuadros, debajo de las banderas, y después empezó el tiroteo”.

El adolescente hinchas de Nacional que llegó armado, confesó: “Cuando llegamos a la plaza se desató el infierno, dispararon y disparé mi arma, con dirección a las patas de las personas que estaban en la plaza, eran hinchas de Peñarol, 4 disparos, ellos quedaron ocultos tras las banderas, se les veían las patas y empecé a tirarles a la altura de la cintura para abajo a esas personas. Alguien les advirtió ‘ojo que tiene un arma, fue alguien que venía detrás de nosotros’. Cuando fuimos a sacar la bandera dijeron ‘ojo arma’, empezamos a tirar y comenzó la balacera".