Caos del volcán también genera otras víctimas: los animales domésticos

Además de las 200 personas desaparecidas, los rescatistas se encuentran con el desafío de colocar perros abandonados en sitios seguros

El mayor peligro para los rescatistas es el mismo volcán porque en cualquier momento puede generar flujos piroclásticos, compuestos por gases tóxicos, piedras y materia volcánica, que baja a gran velocidad y arrasa con todo lo que encuentra a su paso, según el Instituto de Vulcanología.

Una de esas avalanchas fue la que arrasó comunidades de la ciudad de Escuintla, que quedaron sepultadas bajo toneladas de escombros.

Los equipos de rescate tienen protocolos para estar en alerta ante cualquier eventualidad, y ante un cambio drástico o peligro hacen sonar sirenas, activan silbatos y gritos de alerta como "whisky, whisky", para abandonar lo más rápido posible la zona.

La ayuda internacional comienza a llegar a cuentagotas.

También los perros reciben ayuda.

Viniendo hacia abajo con algo que nos había sobrado nos hemos encontrado con diferentes perritos que igual, están padeciendo de hambre, y acabamos de tener a uno de ellos ahorita el pan que nos sobró de regreso Viniendo hacia abajo con algo que nos había sobrado nos hemos encontrado con diferentes perritos que igual, están padeciendo de hambre, y acabamos de tener a uno de ellos ahorita el pan que nos sobró de regreso, dice Víctor Cruz, miembro de una ONG religiosa.

Mientras las miradas están puestas en recuperar a los casi 200 desaparecidos, estos voluntarios y rescatistas decidieron asistir además a los perros que fueron abandonados por la población, que dejó atrás sus casas y pertenencias bajo una nube de cenizas y polvo.

Lucrecia Estrada, rescatista de perros, contó que la llamaron y le informaron “que habían acá muchos perritos abandonados, que la gente los había dejado en sus casa".

"Nosotros venimos a dejar alimento y todo lo que nos donaron para los perritos, y venimos a rescatar perritos que estuvieran con muchas lesiones, o en condiciones muy afectadas, debido a esta situación", dijo otra rescatista.

La lava se detuvo a un kilómetro de este pueblo, El Rodeo, donde viven 8.500 habitantes.

En los últimos días, la vida regresó a parte del poblado.

Los trabajos de rescate en la zona se realizan bajo la amenaza latente de que en cualquier momento se pueda desprender sedimento de las laderas y ocurra otra tragedia.

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