comunicado

Asociación de Abogados Penalistas rechazó presiones contra Daiana Abracinskas tras renuncia a defensa de Mauvezín

La Asociación de Abogados Penalistas se solidarizó con la abogada, que abandonó la defensa de Sebastián Mauvezín por amenazas.

La Asociación de Abogados Penalistas se solidarizó con Daiana Abracinskas, luego de que la abogada abandonara la defensa del profesor Sebastián Mauvezín, por amenazas.

"La Comisión Directiva de esta Asociación expresa su solidaridad con la colega y el apoyo a su persona y su labor. Rechaza enfáticamente la utilización de métodos de presión empleados, como amenazas e insultos con derivaciones en el ámbito laboral y familiar, a la que fue sometida durante el decurso del sagrado ejercicio del derecho constitucional de la defensa penal", expresó en un comunicado este jueves.

La asociación, indica, "aspira a que no se reiteren estas inconductas que denostan el ejercicio del derecho de defensa, y que son facilitadas por la via de las redes sociales y al amparo del anonimato de la muchedumbre".

Abracinskas había publicado una carta en sus redes sociales, donde se expresaba sobre su alejamiento del caso, que tiene como principales protagonistas a Mauvezín y al exsenador Gustavo Penadés. Ambos están en prisión preventiva (luego de que la Justicia revocara esta semana la prisión domiciliaria) bajo investigación penal por delitos de índole sexual.

La carta de Abracinskas.

"Culpables sin juicidio, denunciados sin derecho a defensa. Lo del título es lo que quiere y lo que grita, dejando la garganta, un sector de la sociedad", comenzó diciendo la abogada en su carta.

Y agregó:

En el país que vivimos se pretende, mediante amenazas, agresiones, hostigamientos e insultos que los denunciados por determinados delitos - que según la moralidad actual son más graves que un homicidio agravado-, no tengan derecho a defensa, no tengan un profesional que vele por sus derechos mientras son inocentes. Estado de inocencia que preserva y garantiza nuestra Constitución, esa misma que pretenden bastardear e ignorar. Prohibirían, desde su atalaya moral de dudosa legitimidad, que se ejerza con diligencia la función de representación legal hasta, y durante, un juicio en el que se arribe a la verdad o, por lo menos, se esté más cerca de ella luego de valorar TODAS las pruebas.

El sistema actual, que impone la oralidad argumentativa, permite que se vendan relatos para el afuera, narrativa muchas veces alejada de las propias evidencias.

Esos mismos que hoy acusan, amenazan y escrachan, seguro van a querer la mejor defensa si ellos/ellas, sus hijos, padres o hermanos son denunciados y entienden ser víctimas de una denuncia falsa, armada en busca de revancha, dinero, despecho o incluso "fama".

El proceso penal ha sido desvirtuado durante toda la etapa previa al juicio oral, solo en busca de una horda de gente malintencionada, que pretende que cualquier denunciado sea condenado sin que medie el debido proceso y se cumpla con todas las garantías.

¿Qué hubiese pasado si Paula Diaz no decía que había mentido?

¿Qué hubiese pasado si iba más allá y decía que quien era candidato a presidente la había violado?

Seguramente, todos lo que hoy piden la cancelación de un profesional solo por ejercer la carrera para la que estudió (y que es la garantía de un estado de derecho), pedirían prudencia, harían silencio o simplemente callarían. Y eso sería lo correcto.

Me alejo de un caso en el que fui víctima de todo tipo de ataques: mi paz y mi familia están primero.

Lamentablemente, no voy a poder ser parte de un juicio en donde se pueda demostrar que no todo es lo que parece.

Creo en lo que dice Sebastián: por eso asumí su defensa. Creo en elegir a quien defiendo y sé por qué lo hago, pero todo tiene un límite.

Nadie merece ser llamado culpable antes de una sentencia que los condene pasada en autoridad de cosa juzgada.

Veremos cómo se sostienen las imputaciones de quien fue mi defendido y los 22 delitos al ex senador... El tiempo y el proceso lo dirán.

Mientras, otros, apresurados, se regodean y disfrutan sacando la bandera de la moralidad barata, vapuleando al estado de derecho y negando el derecho de toda persona a tener una defensa y un juicio justo.

Vivimos en una sociedad donde la cancelación, los agravios, las amenazas, y los insultos se apañan, se enaltecen. Y quienes los practican se enorgullecen y aplauden entre ellos como una claque de sitcom noventosa.

Si quienes siguen a cargo de la defensa logran demostrar que esto no es lo que parece, los mismos que hoy suenan como una horda de moralistas ideologizados dirán que fue el poder que "compró" a la Justicia, porque para el ladrón todos son de su condición.

Éxitos en lo que se viene queridos colegas, cuentan con todo mi apoyo y respeto. Confío en su profesionalismo, su calidad humana y el amor por esta profesión que cuesta sacrificio, lágrimas y vida.

No soy ni la primera ni la última que, tristemente, ha sufrido estos ataques, pero por mi exposición pública, soy yo quien decide exponer esta situación y decido dar un paso al costado, a pesar de confiar en la inocencia de quien hasta hoy fue mi defendido.

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