PROTAGONISTAS

Sin recursos, se acercó a negociar una moto para trabajar, se la regalaron, la pagó y nació una amistad

La historia de Rolo y Jorge: "Me identifiqué mucho con su manera de ser, su idiosincrasia, su manera de pensar".

“Era un sueño medio chico, pero grande”, dice Rolando Correa, mejor conocido como Rolo. Así, y después de contar que siempre trabajó en el campo, pero que la cosa estaba complicada, comienza a narrar la historia.

La historia comenzó en la pandemia y tiene primero a otro protagonista: Jorge López. Antes de la emergencia sanitaria, trabajaba como empresario de turismo en Minas, que tuvo que vender su empresa por la crisis.

Con el dinero, Jorge se compró un triciclo y con este trabajó durante ese tiempo. Cuando pudo volver a su negocio, decidió vender el vehículo.

Entonces aparece Rolo en la historia. Por ese momento, solo tenía un trabajo durante los fines de semana en un vivero y necesitaba otro ingreso para mantener a su familia.

Rolo no podía comprar la moto, pero le sugirió a Jorge hacer una sociedad para trabajarlo a medias. Jorge, al escuchar sus razones, prefirió regalársela. Rolo no aceptó y la única forma de tomar el vehículo para trabajar era, cuando lograra juntar el dinero, pagarle todo a Jorge.

“Ese triciclo para mí fue lo que me salvó en la pandemia, lo que nos dio de comer, porque todos los que trabajamos en turismo quedamos con las ruedas para arriba, y el poder comprar ese triciclo con la ayuda de mi papá en ese momento, y poder ponerlo a hacer flete, fue para mí poder traer el pan de cada día en el momento más difícil de mi familia y en el momento más difícil de la humanidad”, cuenta ahora Jorge.

Dice, también, que sabía que ver salir el vehículo de su casa sería un momento sensible, porque todas las historias que le dejó fueron buenas.

“En un momento determinado, Rolando me dice ‘mirá yo no tengo ni para un litro de nafta para comprar para hacer andar el triciclo, ni siquiera para pagarlo, pero necesito trabajar y tengo un hijo y hace unos cinco años que estoy sin un trabajo fijo”, recuerda Jorge. Fue la palabra “hijo” la que algo le dijo a Jorge que decidió ofrecérselo sin más.

“La idea mía era más bien hablar para trabajarlo a medias o algo de eso. Pero ta, el hombre no aceptó. Llevatelo o lo prendo fuego, me dice”, agrega Rolo. Se llevó el triciclo con la promesa de pagarlo a los seis meses. “No muchas personas te dan una oportunidad”, remarca el hombre. Además, Jorge le pasó su cartera de clientes, para que tuviera por dónde empezar.

Así, mes a mes, Rolo trabajó, llevó el pan a la mesa de su familia y, además, apartó la plata: “La junté con mil sacrificios, pero sin presión ninguna porque yo no tenía que pagarla en realidad. Pero trabajé todos los días, todo el verano, sin salida, sin nada, solamente trabajar y ahorraba”.

Ahora, Jorge confiesa que cuando conoció a Rolo, sintió que “podía llegar a tener un amigo”. Dice que en el hombre que le golpeó la puerta encontró “una persona de valores”, que “no quería nada regalado”, que “quería valerse por sí mismo”.

“Me identifiqué mucho con su manera de ser, su idiosincrasia, su manera de pensar. Me superalegré de que hay una familia que está amparada laboralmente al día de hoy”, dice.

MOTO SOLIDARIA 2

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