Racismo: un problema histórico del que recién se toma conciencia

Expertos coinciden en que recién se toma conciencia de esta problemática en el país y aseguran que es en el ámbito educativo donde se observa con mayor fuerza.

 

Casi el 8% de la población uruguaya es afrodescendiente según el último Censo realizado en 2011.

En Uruguay, diversos estudios coinciden en que la discriminación racial comienza en la etapa escolar y que es en el ámbito educativo donde se observa con mayor fuerza la segregación.

“Aquellos que han accedido a la Universidad, que son muy pocos, te cuentan que han tenido una sobreexigencia y esto también se ve en los que han tenido estudios liceales y en primaria”, explicó la socióloga Mónica Olaza.

Además, dijo que suele haber una exigencia que viene de la sociedad y que las familias les trasladan a los niños afrodescendientes. “Que tienen que ir con la túnica más limpia, que hay que hacer un doble esfuerzo y demostrar que el color de la piel no es impedimento para rendir en la escuela”, señaló.

Uno de los pocos ejemplos de un profesional afrodescendiente es el psicólogo Óscar Rorra, que trabaja para el Mides y la Universidad de la República, además de tener su consultorio particular. Rorra cuenta que en Uruguay hay apenas unos 200 profesionales universitarios que son afrodescendientes. Y dice que la mayor deserción se produce apenas terminar la etapa escolar porque es ahí cuando se produce la discriminación en forma más cruda.

En sus investigaciones sobre el racismo en Uruguay, la socióloga Mónica Olaza recopiló algunas anécdotas que muestran cuan arraigada está la discriminación en la sociedad uruguaya.

Una de ellas ocurrió en la Facultad de Derecho: “Hace unos años una estudiante de abogacía entró a la clase, que ya había comenzado. Ella era negra y el profesor le dijo que estaban en clase y si podía dejar la limpieza para después”.

Quienes han investigado el fenómeno del racismo en Uruguay coinciden en que la forma de revertir la situación está en las políticas públicas orientadas a la inclusión y en la reeducación social.

“La escuela tendría que apuntar más a la promoción de los derechos, a hablar en serio de que todos somos iguales, apuntar a dar soluciones a hechos de discriminación”, dijo Rorra.

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