¿Quiere saber por qué las tortugas de patas rojas no bostezan?

Fue el tema de uno de los premios Anti-Nobel. También fueron investigadas las ganas de orinar y la toma de decisiones, y la copulación de los escarabajos con botellas


Los Anti-Nobel generan casi la misma expectativa que los entregados por la academia sueca.

Frente a los autores de los más grandes avances del conocimiento, los homenajeados por el Journal of Improbable Research (Investigaciones Improbables) se presentan como una parodia a la peripecia humana.

El galardón de la Paz lo obtuvo el alcalde lituano Arturas Zuokas que aplasta autos mal estacionados con un tanque.

También hubo premiación para los investigadores que descubrieron que al macho escarabajo bupréstido le gusta copular con las botellas pequeñas de cerveza australiana llamadas "stubbies".

Otro galardón se enfocó en una investigación exhaustiva por la que se demostró por qué los lanzadores del disco se marean y los del martillo, no.

Los premios fueron entregados por verdaderos ganadores del Nobel en la Universidad de Harvard.

Peter Snyder, profesor de Neurología en la Universidad Brown en Providence, Rhode Island, fue parte de uno de los dos equipos que se llevaron el premio de Medicina por estudiar cómo las ganas de orinar afecta la toma de decisiones, informó hoy el diario digital Infobae.com

Los voluntarios bebían periódicamente 250 ml de agua, mientras los científicos medían los efectos de las extremadamente dilatadas vejigas y sus posibilidades de retener datos y estar atentos al trabajo.
 
Otro de los premiados fue John Perry de la Universidad Stanford, quien lanzó a la palestra la "Teoría de Dilación Estructurada".

Según Perry, quienes postergan las cosas para más adelante pueden ser motivados a hacer algo importante siempre y cuando lo hagan como una forma de evitar hacer algo de mayor relevancia.

ALARMA DE WASABI Natalie Sebanz de la Radboud University Nijmegen en Holanda y otros colegas fueron distinguidos por su estudio que no halló evidencias de que los bostezos sean contagiosos entre las tortugas de pies rojos.

Makoto Imai, Naoki Urushihata, Hideki Tanemura, Yukinobu Tajima, Hideaki Goto, Koichiro Mizoguchi y Junichi Murakami de Japón por
el diseño de una alarma de incendio a base de wasabi.

El equipo midió la densidad ideal del wasabi -un rábano picante- en aerosol para despertar a las personas que están durmiendo.

 También fue admirado el infatigable talento de Karl Halvor Teigen de la Universidad de Oslo, Noruega, quien tiene una teoría firme sobre  entender por qué, en su vida cotidiana, la gente suspira.

AGOREROS DEL FIN DEL MUNDO. Hubo premios especiales para reverenciados científicos que anunciaron el fin del mundo, incluso en más de una ocasión.

Infobae dio la lista exclusiva de los homenajeados:  Dorothy Martin, que predijo que el mundo se acabaría en 1954; Pat Robertson, que le puso fecha de finalización en 1982; Elizabeth Clare Prophet, que haciendo honor a su apellido anunció el fin del mundo para 1990; Harold Camping, que le dio dos oportunidades al Apocalipsis: 6 de septiembre de 1994 y 21 de octubre del 2011; el coreano Lee Jang Rim, para quien el mundo se acabaría en 1992; Shoko Asahara de Japón, que creyó lo mismo pero para el año 1997; y Credonia Mwerinde de Uganda, que lo predijo para 1999.

Cada uno de estos insignes hombres de ciencia tuvo su merecido momento de aplausos. La sola presencia de cada uno de ellos es una advertencia de lo lejos que puede llegar al cálculo matemático como ciencia exacta.

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