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Mujica y Astori atraviesan una de sus etapas de mayor turbulencia
Criticado por la primera dama, el vicepresidente pierde pie de cara a segunda parte del mandato. OPP controlará inversiones públicas. Relación inmejorable e internas
De cara a la segunda mitad del mandato, el vicepresidente Danilo Astori vive en estos días una de las etapas más críticas en su relación con el presidente José Mujica
Ayer, la esposa de Mujica y primera senadora del Frente Amplio, Lucía Topolansky, quien a veces opera como vocera extraoficial, fue contundente: "Astori se equivocó".
Se refería, claro, a las afirmaciones del líder de Asamblea Uruguay acerca de lo "negativo" que significaba el apoyo de Uruguay al ingreso de Venezuela al Mercosur.
La prensa hoy deja en claro ese yin y yang dentro de la gestión, que opera al mismo tiempo como gobierno y oposición. La República toma declaraciones a Mujica, quien se hace "responsable" de la decisión" y sale a defender a su canciller.
Allí, el presidente expuso los "argumentos inmorales" del Parlamento paraguayo para negar el ingreso al bloque regional del país que preside Hugo Chávez.
Sin embargo, al mismo tiempo, Últimas Noticias informa que la Cancillería busca una salida jurídica para dar marcha atrás en el proyecto antes del 31 de julio.
En esa fecha, la cumbre presidencial de Río de Janeiro tomará la decisión oficial. El propio Almagro, aventando cualquier intencionalidad, había manifestado que no estaba dicha "la última palabra" en el acuerdo entre Brasil, Argentina y Uruguay, asumiendo que el plan de confirmará o se descartará en esa reunión.
No es la primera vez que se encuentran en posiciones distantes dentro del gobierno frente a la opinión pública.
La reacción de Astori de rechazo a una decisión del gobierno que integra es un síntoma más de algo que evidencia el desencuentro de dos mundos que conviven en la izquierda uruguaya.
El propio presidente explicó esas pulsiones recientemente a la periodista Raquel Daruech en el programa "La sed y el agua". Con ánimo de simplificar, Mujica habló de las dos grandes corrientes filosóficas que habitan al Frente Amplio. "Unos quieren mejorar el capitalismo y otros soñamos con más", dijo, aludiendo a su vicepresidente y al equipo económico, que representan la visión más liberal de la economía.
Durante el gobierno de Tabaré Vázquez, Mujica y Astori fueron algo más que líderes sectoriales. resultaron ser el field de la balanza en una izquierda que iniciaba su aterrizaje en el mundo de la gestión de gobierno. El éxito de ese equilibrio se expresó en la fórmula electoral, que ratificó la ascendente carrera de política del líder del Movimiento de Participación Popular.
En aquel entonces, Mujica dio pistas de cuál iba a ser el rol de Astori, un vicepresidente con atribuciones especiales: "le doy a Astori el manejo de la economía y los viajes; yo me quedo por acá, por la región", dijo en una de sus primeras entrevistas como presidente electo.
Pero en los hechos el tiempo dejó claro que la división de poderes no iba a ser así.
Para contrarrestar la influencia de Astori y los suyos, Mujica instaló en la propia Presidencia un gabinete de técnicos más involucrados con posturas más dirigistas, y más inclinados hacia un "gobierno más de izquierda" orientado más al gasto social y menos a la disciplina fiscal defendida por el astorismo.
La convivencia de "dos equipos económicos" fue negada una y otra vez por el presidente José Mujica. Pero el hecho quedó patente cuando quedaron en evidente contradicción las discrepancias por el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR).
En febrero de 2011, Mujica dijo a la prensa que el impuesto a los agronegocios era "un bolazo. Los rumores habían sido lanzados por el Partido Comunista, el sector que hoy representa la opción más radical dentro de la coalición, y cuyo próxima bandera es legislar sobre la tenencia de la tierra en manos extranjeras.
El "bolazo" no era tal. En mayo el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, el economista Gabriel Frugoni, hizo público en el semanario Búsqueda el plan de gravar las grandes concentraciones de tierra.
La destacada aparición de Frugoni -por entonces un técnico desconocido para el público- sorprendió a buena parte de los dirigentes del Frente Amplio, que desconocían el proyecto. También puso de manifiesto otro centro de poder en materia de economía dentro el Poder Ejecutivo.
En las últimas horas, otra luz roja se encendió entre los allegados al vicepresidente. Hoy también la prensa deja a la luz otro reclamo del astorismo en este tema. La letra chica de la nueva Rendición de Cuentas establece el control sobre todas las inversiones del Estado para la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.
OPP dirigirá una nueva unidad: el "Sistema Nacional de Inversión Pública" que optimizará la asignación de recursos de todos los ministerios y servicios estatales, además de todos negocios que se lleven a cabo a través de la nueva Ley de Participación Público Privada.
El Frente Líder Seregni -que lidera Astori e integra el ministro de Economía Fernando Lorenzo- ha pedido más información sobre este nuevo planteo..
Por más que cada tanto se repiten las tensiones entre vicepresidente y presidente, que luego terminan en largas reuniones en la Torre Ejecutiva, Astori se ha mostrado extremadament cauteloso al describir la relación entre ambos.
Luego de una de las tantas crisis, el 8 de marzo, volvió a insistir en que esa interacción entre ambos era "inmejorable".
"Es cada vez mejor, cada vez nos conocemos más. Cada vez trabajamos más a gusto uno con el otro (...) "Estoy muy cerca de él, he entendido y Mujica está de acuerdo, que es muy importante que además de mi trabajo en el Poder Legislativo, también dedique muchas horas también al enlace con el Poder Ejecutivo", dijo el vicepresidente en una entrevista.
Pero a principios de junio, mientras Astori estaba en un viaje por Estados Unidos, el presidente removió al ministro de Turismo Héctor Lescano, en términos poco claros, y también a Gerardo Rey, director de UTE. Ambos eran jerarcas del sector del vicepresidente.
Los argumentos de uno y otro lado, dejaron en claro no sólo diferencias filosóficas, sino también en la forma de hacer las cosas, y de los delicados equilibrios que el Frente Amplio debe hacer para gobernar.
Para los astoristas, la arrebatada decisión de Mujica tuvo el trasfondo del cambio de escenario surgido de las elecciones de la coalición. Por primera vez en los últimos años, el presidente perdió su predominio interno y Astori -tras varias batallas perdidas- apostó a ganador con la presidencia de la socialista Mónica Xavier.
Estos reclamos demuestran que la victoria electoral del 27 de mayo no será sinónimo de mayor influencia para los moderados.
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