Miles de firmas en la campaña por expropiación del Cine Plaza

El sociólogo Gustavo Leal inició esta campaña tras conocerse que la iglesia Dios es Amor compró el emblemático edificio.

 

Gustavo Leal es sociólogo y trabaja como asesor del Ministerio del Interior. Este viernes publicó una carta pública y una petición en la que exhorta al gobierno nacional y a la Intendencia de Montevideo a que expropien en el Cine Teatro Plaza para que la capital no pierda ese escenario cultural, como ya perdió otros. 

El ex Plaza fue adquirido por la Iglesia Dios es Amor. En ese complejo cultural funcionaban salas de cine, teatro y eventos en general. 

"Lo que propongo es que la ciudadanía sume su firma a una petición al gobierno nacional y a la Intendencia de Montevideo en primer lugar para expropiar el Cine Teatro Plaza para devolverlo al uso público, ya que ha sido comprado por una iglesia pentecostal", explicó.

Además, dijo que se incluye un pedido para que se construya un catálogo de edificios públicos para definir el uso que se hace de ellos. "Hay edificios significativos de la ciudad sobre cuyo uso los ciudadanos tenemos que poder opinar", afirma Leal y agrega: "la ciudad tiene que poder mantener la memoria".

La intendenta de Montevideo, Ana Olivera, dijo a TNU Noticias este viernes que no descartan iniciar alguna acción en coordinación con el gobierno para recuperar el Cine Plaza. "Tenemos que sentarnos a conversar con el Ministerio de Educación y Cultura sobre este tema", afirmó.

Este es el texto de la petición que escribió Leal:

“Al Gobierno Nacional y a la Intendencia de Montevideo: Expropiar el Cine Teatro Plaza para garantizar el uso público.

Hoy la ciudad de Montevideo necesita audacia cultural y política para hacer que ciertas cosas sucedan. Necesitamos defender el “derecho a la ciudad”.

Nos negamos a ser espectadores inmóviles y dejar pasar, que la ciudad pierda el Cine Teatro Plaza para que se convierta en un templo donde dudosos pastores hacen “sesiones de milagros” a cambio de “estampitas y diezmos”

Ese espacio, ubicado en el kilómetro cero de Montevideo, es necesario preservarlo en su uso para el presente y para el futuro. Es un ámbito insustituible de la ciudad y su venta una amputación al desarrollo cultural hacia el futuro.

Es cierto que este no es el primer caso, pero creemos que ha llegado el momento de parar la dinámica por la cual el dinero ordena y diseña la ciudad, derriba sus espacios de convivencia y pauta un desarrollo urbano bajo la lógica del que paga.

La ciudad es de todos y por eso creemos que hay intereses públicos que están por encima del capital. Esto no implica negar las inversiones y las transformaciones, pero desde hace tiempo estamos llegando tarde a poner freno a transformaciones que privatizan espacios públicos. Y esto hay que cambiarlo.

Es necesario cambiar y pensar con perspectiva de futuro.

La ciudad necesita en forma urgente un “Catálogo de uso de los edificios emblemáticos de la ciudad”, que implica un acuerdo colectivo sobre los destinos que pueden tener algunos lugares de la ciudad que marcan y perfilan nuestra identidad. De lo contrario, tendremos una ciudad sin memoria.

El catálogo de uso no implica que todos los edificios identificados sean estatales, pero si que el uso que tengan deba ser regulado para que evitemos que cines y teatros se conviertan en templos, supermercados o depósitos. Para evitar también que edificios emblemáticos desaparezcan ante la presión inmobiliaria y Montevideo pierda su fisonomía. La ciudad necesita de referencias permanentes y de transformaciones. Permanencia y cambio en un equilibrio que salvaguarde el espacio público como un bien público.

Este Catálogo tiene que estar acompañado de un fortalecimiento de las políticas de construcción de ciudad, de regulación del espacio público y de entender que el valor fundamental a preservar es Montevideo como el mejor lugar para vivir.

Para el caso del Cine Teatro Plaza, solicitamos formalmente que el Estado inicie ya el proceso de expropiación del edificio, para que no sigamos quejándonos en público de cosas que sabíamos que iban a suceder y sin embargo no actuamos. La queja y el lamento de lo que pudimos haber hecho tenemos que cambiarlo por una estrategia de “actitud con Montevideo”, para quererla y defenderla.

Hay que arriesgarse y animarse a dar el debate público sobre las razones de preservar lugares insustituibles y emblemáticos de la ciudad. La ciudad es de todos y tenemos que defenderla".  

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