Angela Merkel anunció este domingo a su partido que será candidata a un cuarto mandato de canciller durante las elecciones legislativas de 2017, indicó la agencia de prensa alemana DPA, citando a fuentes cercanas a la Unión Demócrata Cristiana (CDU).
Merkel es candidata a un cuarto mandato en la cancillería alemana
11 años al frente de Alemania. Sus partidarios la ven como último baluarte frente al avance del populismo ilustrado por el Brexit y Donald Trump.
Sus partidarios la ven como último baluarte frente al avance del populismo ilustrado por el Brexit y la victoria de Donald Trump.
Tras 11 años como canciller, Merkel, que ya ostenta el récord de longevidad en el poder entre los dirigentes occidentales, se dirigirá a la prensa sobre las 19:00, después de una reunión con su partido, la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU), en Berlín.
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"Nos esperamos a que Merkel diga este domingo lo que todo el mundo sabe, esto es, que liderará la CDU en la próxima campaña electoral" para las legislativas previstas en septiembre u octubre de 2017, declaró el sábado el dirigente de los socialdemócratas Sigmar Gabriel, su probable rival en los comicios.
Una persona afín a la canciller, Julia Klöckner (CDU), defendió este domingo su candidatura, alegando que Merkel es "una garantía de estabilidad y fiabilidad en un periodo turbulento".
RÉCORD DE KOHL. A juzgar por los sondeos, Merkel, de 62 años, tiene muchas posibilidades de conseguir su cuarto mandato en la cancillería.
Entraría así en la historia de su país al superar el récord en el poder del icónico canciller de la posguerra Konrad Adenauer (14 años) y también el de su propio padre político, Helmut Kohl (16 años).
Según una encuesta publicada por la edición dominical de Bild, una mayoría de alemanes, el 55%, desea que Merkel siga en el cargo, frente a un 39% de opiniones contrarias. En agosto, la proporción de gente favorable a que siguiera en la cancillería era del 50%.
La mandataria se halla, sin embargo, en una situación paradójica: alabada en el extranjero, donde las expectativas que despierta aumentaron tras el éxito de Donald Trump en las elecciones estadounidenses, en Alemania afronta el año electoral un tanto debilitada tras la controvertida llegada de un millón de refugiados en el país.
Esta semana, el presidente estadounidense Barack Obama le brindó su respaldo en Berlín durante su gira de adiós. "Si fuera alemán, le podría dar mi apoyo", dijo.
Y, frente al auge de las tendencias autoritarias en el mundo, el diario The New York Times la calificó de "último baluarte de los valores humanistas de Occidente".
Mientras, "su poder decae" en Alemania, según el semanario liberal Die Zeit. Es cierto que su popularidad remonta el vuelo tras haber caído con la crisis migratoria, pero su familia política tan sólo obtiene 32 o 33% de las intenciones de voto, cerca de 10 puntos menos que en las anteriores elecciones de 2013.
PROBLEMAS EN ALEMANIA. "El rebufo creado por la victoria de Trump alcanza a Merkel cuando sus posibilidades de liderazgo son limitadas: no puede contar con Europa para avanzar, no tiene un partido unido detrás de ella y no goza del apoyo popular que tenía hace aún año y medio", afirma Die Zeit.
El retraso a la hora de anunciar su candidatura está relacionado con este debilitamiento. Tras la polémica sobre la acogida de refugiados, tuvo que lidiar con la rebelión de su aliado bávaro (CSU), que la amenazó con no apoyarla en 2017, antes de cambiar de opinión ante la falta de alternativa.
La canciller sufrió otro revés este mes al no lograr promover a un miembro de su partido como candidato para ser presidente en 2017, un puesto para el que fue designado el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier.
Por último, su tercer mandato coincidió con el ascenso de un partido populista en Alemania, que compite con su partido en la derecha. El AfD tiene muchas opciones de entrar al Bundestag, un éxito que ninguna formación de ese tipo había alcanzado desde 1945.
Merkel mantiene, sin embargo, la ventaja sobre los demás, ya que no tiene rivales peligrosos en su partido y sigue siendo mucho más popular que sus adversarios socialdemócratas.
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