Mario Risso contó el accidente de Huracán: “Miraba las fotos de mis hijos”

El uruguayo iba en el ómnibus que a 130 km/h rompió los frenos en una bajada con precipicios a ambos lados.

 

El futbolista uruguayo Mario Risso contó en radio Sport 890 lo que vivió y sufrió en el ómnibus del equipo argentino Huracán cuando sufrieron un accidente en Venezuela que casi les cuesta la vida.

El ómnibus que llevaba al plantel rumbo al aeropuerto circulaba por una ruta empinada, con precipicio a ambos lados, contó Risso, cuando de pronto sienten un ruido “como cuando metés más el cambio en el auto”.

En seguida uno de los que estaba adelante en el ómnibus fue hacia el fondo y dio la peor noticia: “se rompieron los frenos”.

El ómnibus iba en bajada, sin posibilidad de frenar, y alcanzó una velocidad de 130 o 150 km/h, según estimó Risso.

“Estábamos en bajada, teníamos precipicio a derecha e izquierda. No sabíamos cómo íbamos a frenar”, contó.

Para ese entonces todos se había amontonado en el fondo del ómnibus. “Fue un momento horrible. Yo pensaba en mi familia, en mis hijos”, relató Risso.

“Miraba las fotos de mis hijos en el celular y decía: no me va a pasar nada”, contó. Dijo que no fueron más de dos minutos, pero que para ellos fue eterno.

Esa ruta es muy peligrosa, han ocurrido varios accidentes, y es por eso que existen cinco rampas que salen de la carretera justamente para estos casos, cuando un vehículo va en bajada sin frenos.

La idea es tomar esa rampa, que va en subida, y así intentar frenar. La rampa tiene material suelto que ayuda a detener los autos u ómnibus.

Y así fue, justo encontraron la última de las cinco rampas. “El conductor se mete en la rampa, golpeamos porque veníamos muy rápido, se para el ómnibus y ahí pensamos que ya estaba, pero empezamos a ir para atrás y el chofer estuvo bien porque gira el ómnibus y después vuelca”.

Los golpes recibidos por los futbolistas, cuerpo técnico y dirigentes ocurren cuando el ómnibus vuelca sobre uno de sus costados.

“Algunos gritaban: me duele, me duele. Yo caí arriba de un compañero. Sentí olor a nafta y varios gritaron: va a explotar, va a explotar”, recuerda.

En ese momento rompen las ventanas de ventilación del techo y salen todos por ahí.

“Yo tenía un corte en el brazo, y lloraba por los nervios. Fue como volver a nacer”.

La lesión más grave la sufrió Patricio Toranzo, a quien debieron amputarle la primera falange de tres dedos de un pie.

Por suerte -explicó Risso- el dedo gordo del pie no se lastimó, que es el que mantiene el equilibrio, y en pocas semanas Toranzo podrá volver a jugar al fútbol.

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