Mandela sigue grave y recibe cuidados intensivos en el hospital
El comunicado del gobierno sudafricano reitera que está “grave pero estable”. El país entero reza por la recuperación del expresidente, de 94 años.
El expresidente sudafricano Nelson Mandela continúa este lunes en estado grave y recibe cuidados intensivos en un hospital de Pretoria, mientras Sudáfrica le sigue dando su apoyo con la esperanza de una recuperación de la que no llegan señales.
En un esperado comunicado tras más de 48 horas de silencio sobre la salud del exmandatario, la Presidencia sudafricana anunció este lunes que Mandela, de 94 años, sigue en la misma situación -"grave pero estable"- que cuando ingresó el sábado por problemas respiratorios.
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Horas después, el portavoz presidencial, Mac Maharaj, precisó que Mandela está bajo "cuidados intensivos", informó la agencia local de noticias Sapa. Según el vocero oficial, los doctores "están haciendo todo para que (Mandela) esté cómodo".
Madiba, como se conoce popularmente al expresidente en su país, fue hospitalizado el sábado por una recaída de una infección pulmonar que le ha llevado a ser hospitalizado hasta cuatro veces desde el pasado diciembre.
Mandela recibió hoy en el hospital la visita de sus hijas y de su exmujer, la antigua activista contra el régimen racista del "apartheid" Winnie Mandela. La actual esposa de Mandela, la mozambiqueña Graca Machel, permanece al lado de su marido desde su hospitalización.
Mientras el país espera novedades de la Presidencia sobre la evolución del exmandatario, en las tiendas de Johannesburgo se escuchan a cada hora los boletines de noticias de la radio.
Los sudafricanos no pierden la esperanza y siguen rezando por la recuperación de Madiba, pero muchos entienden que, a su avanzada edad y con su fragilidad, quizás le esté llegando su hora.
"Le deseo una rápida recuperación y siempre rezo por él, pero acepto que está muy enfermo y es muy mayor", dijo con resignación a Efe Florence Tshabalala, una mujer del barrio de Soweto (Johannesburgo), en el que Mandela vivió y comenzó su lucha contra el racismo institucionalizado.
Más al norte, en el barrio acomodado de Houghton, unos pocos periodistas montaron hoy guardia frente a la casa de Nelson Mandela en Johannesburgo. Dos policías vigilan la entrada al domicilio, frente al que vecinos y admiradores del héroe sudafricano han dejado piedras escritas con mensajes de apoyo.
"Mucho amor y recupérate pronto", "Gracias, Padre" o "Amo a Madiba" eran algunas de las cariñosas frases que podían leerse en esas piedras de colores.
La expectación está, sin embargo, en el hospital de Pretoria donde se le trata, a cuyas puertas numerosos reporteros esperan las visitas de los familiares, al tiempo que se especula sobre las ambulancias que entran y salen.
Pese a todo el interés periodístico, el "blindaje" del paciente ha sido hasta el momento muy férreo y ni una información sobre su salud ha salido de una fuente que no sea la Presidencia.
Desde Ciudad del Cabo, el amigo de Madiba y también premio Nobel de la Paz, el arzobispo Desmond Tutu, le dedicó los mejores deseos. Tutu reza "contra los estragos del tiempo" por su "dignidad" y agradece a Dios "el extraordinario regalo que ha sido "Papá Mandela", según informó su fundación en un comunicado.
Asimismo, la presidenta de la Comisión de la Unión Africana (UA), la sudafricana Nkosazana Dlamini Zuma, quiso trasmitirle a Mandela "coraje" y le animó a "continuar" para lograr una "rápida recuperación".
Entretanto, las embajadas extranjeras en Sudáfrica preparan las listas con las delegaciones que asistirían a un hipotético funeral inminente, según aseguraron a EFE fuentes diplomáticas latinoamericanas.
Nelson Mandela fue elegido en 1994 primer presidente negro de la historia de su país, dominado durante más de 40 años por el régimen segregacionista impuesto por la minoría blanca.
Madiba luchó contra el "apartheid" durante 67 años, 27 de ellos desde las cárceles del régimen, en las que contrajo la afección respiratoria que le postra ahora en el hospital.
Su obstinada batalla por la igualdad racial, así como su liderazgo de una transición modélica que permite vivir en paz a negros y blancos, le han valido una admiración casi unánime en Sudáfrica, que contiene la respiración y aguarda noticias.
EFE
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