Los guardias fronterizos ucranianos, en "primera línea" en caso de invasión rusa

Dentro de un grueso uniforme militar y con un fusil al hombro, un guardia fronterizo ucraniano observa un valle nevado atravesado por una cerca de alambre de púas: para los ucranianos, la frontera con Rusia es sinónimo de amenaza.

Dentro de un grueso uniforme militar y con un fusil al hombro, un guardia fronterizo ucraniano observa un valle nevado atravesado por una cerca de alambre de púas: para los ucranianos, la frontera con Rusia es sinónimo de amenaza.

"Estamos siempre alertas", dijo a la AFP Mykola Féryne, oficial del servicio de guardias fronterizos en la región. "En caso de agresión de Rusia, seremos los primeros involucrados".

Hace ocho años, antes de la anexión de Crimea y el inicio del conflicto con los separatistas prorrusos en la cuenca hullera de Donbás, la línea fronteriza estaba apenas marcada y era a veces virtual en esta región del noreste donde los lazos transfronterizos, tanto familiares como económicos, eran muy fuertes.

Pero a medida que las tensiones ruso-ucranianas y ruso-occidentales se agravaban, la fortificación de la frontera se volvió una prioridad para Ucrania.

La crisis culmina este invierno, pues los occidentales acusan a Rusia de haber congregado más de 100.000 soldados cerca del territorio ucraniano con miras a una posible invasión.

A simple vista, no se detecta sin embargo ninguna presencia de lado ruso en los campos cubiertos por una espesa capa de nieve.

- Trinchera -

El oficial Mykola Férine muestra una torre construida en lo alto de una colina, equipada de un sistema de videovigilancia, con un alcance de diez kilómetros.

En el marco de un programa de fortificación de las fronteras lanzado en 2015, además de la construcción de la cerca, fue cavada una trinchera. Y un pequeño búnker, dotado con un aparato de calefacción, se destaca a lo lejos.

El puesto fronterizo vecino de Goptivka, antes principal punto de cruce carretero hacia Rusia, se ve tranquilo por ahora con solo algunos vehículos saliendo del territorio ruso.

A solo 40 kilómetros de ahí, Járkov, segunda ciudad de Ucrania con un millón y medio de habitantes, aprendió en ocho años a vivir con el riesgo de que se desencadene una guerra.

En abril de 2014, manifestantes prorrusos ocuparon brevemente la administración regional. Algunos temen ver la ciudad en gran parte rusófona, a más de 400 kilómetros de Kiev, pasar de lado de los separatistas apoyados por Rusia y quienes controlan una parte del este de Ucrania.

Cerca del frente, Kharkiv vio llegar a desplazados traumatizados por haber perdido todo bajo los bombardeos, haciendo palpable este conflicto que ha causado más de 13.000 muertos.

Frente a la reciente agravación de las tensiones, algunos se preparan para combatir. Durante el fin de semana, unos veinte civiles participaron en una formación paramilitar organizada por un ex combatiente para aprender a manejar una kalashnikov o un fusil.

- "Prepararse para lo peor" -

"Puede ser útil en cualquier momento saber utilizar un arma, especialmente en Kharkiv", observa Dmytro Bolchutkin, un informático de 38 años, tras disparar con balas reales contra un objetivo corriendo de una posición a otra.

"Hay que esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor", añadió.

El presidente Volodymyr Zelensky lanzó recientemente la hipótesis de que Járkov sería "ocupada" por Rusia.

En ocho años de guerra, "la vida cambió pero el miedo y el pánico iniciales desaparecieron", dice Galyna Kuts, politóloga y edil local presente en una manifestación de miles de personas a nombre de la defensa de su patria, el sábado, en Járkov.

"Comprendemos que estamos en primera línea y la gente como yo no se va a ir sino que se quedará para organizar la defensa", agregó.

Según ella, muchos habitantes se prepararon a reaccionar en caso de corte de agua, electricidad o red telefónica. Ella también recibió cursos de primeros auxilios.

"Kharkiv está en la frontera", señala. "Kharkiv es en la actualidad el escudo de Ucrania y de toda la Europa civilizada".

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FUENTE: AFP

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