Los antiguos criminales de guerra se reivindican con orgullo en Serbia

En el corazón de Belgrado, un criminal de guerra conocido como "Capitán Dragan" sonríe a las cámaras mientras pide firmas a favor de indultar al asesino de un antiguo primer ministro. Y a su alrededor, nadie parece sorprendido.

En el corazón de Belgrado, un criminal de guerra conocido como "Capitán Dragan" sonríe a las cámaras mientras pide firmas a favor de indultar al asesino de un antiguo primer ministro. Y a su alrededor, nadie parece sorprendido.

Tres décadas después del estallido de las guerras de los Balcanes que costaron la vida a 130.000 personas, el poder en Serbia evita hacer un examen de conciencia y propugna dejar atrás la "vergüenza", para reivindicar su "orgullo".

Esto queda patente ahora que empiezan a liberarse a algunos de las decenas de serbios condenados por atrocidades en esos conflictos que, al volver a sus lugares de origen, son acogidos o incluso admirados por los dirigentes y los medios progubernamentales.

Algunos retomaron sus carreras políticas, otros organizan desfiles militares o publican libros revisionistas de esos conflictos.

Los defensores de derechos acusan a Serbia de no haber practicado un examen de conciencia como hizo Alemania tras la Segunda Guerra Mundial.

- Indulto para un magnicida -

El "Capitán Dragan", de nombre Dragan Vasiljkovic, es un exparamilitar liberado en 2020 tras más de 13 años en prisión por asesinatos y torturas de civiles y prisioneros durante la guerra de Croacia.

Ahora se pasea por programas de entrevistas de medios oficiales pidiendo el indulto de Zvezdan Jovanovic, apodado "la Serpiente", que en 2003 disparó mortalmente al primer ministro reformista Zoran Djindjic en un complot urdido por exparamilitares vinculados con el crimen organizado.

La embajada de Estados Unidos condenó esta campaña.

"Es difícil entender por qué un criminal de guerra condenado dispone de un espacio público para promover la liberación de un detenido culpable del asesinato del primer jefe de gobierno serbio elegido democráticamente", dijo un portavoz a la emisora Voice of America.

"Es la etapa final de la batalla contra las ideas representadas por Djindjic", apuntó a AFP la historiadora Dubravka Stojanovic.

La víctima, que dirigió el levantamiento popular contra el régimen autoritario de Slobodan Milosevic en 2000, militó para que los criminales de guerra respondieran ante la justicia.

Pero en 2012, Serbia experimentó un giro político de 180 grados y una coalición dirigida por antiguos aliados de Milosevic dirige desde entonces este país de siete millones de habitantes.

El hombre más poderoso de Serbia, el presidente Aleksandar Vucic, fue ministro de Información con Milosevic, aunque ahora se haya reinventado como responsable de una centroderecha deseosa de acceder a la Unión Europea.

Organizaciones de defensa de derechos humanos acusan al presidente y sus aliados de estar reescribiendo la historia.

"Para el gobierno, evitar rendir cuentas por lo que pasó constituye actualmente un interés nacional", estimó Jovana Kolaric, de la ONG Humanitarian Law Center.

- "El fin de la vergüenza" -

Vladimir Lazarevic, excomandante de las fuerzas serbias en Kosovo, fue el primero en volver por la puerta grande tras una década en prisión y fue recibido en el aeropuerto en 2015 por una delegación gubernamental.

Fue invitado a pronunciar conferencias en la academia militar de Belgrado y su libro, así como otro firmado por otro condenado de guerra, Nebojsa Pavkovic, fueron publicados por el ministerio de Defensa.

En 2017, el actual ministro de Interior y aliado cercano del presidente, Aleksandar Vulin, verbalizó este viraje proclamando "el fin de la vergüenza" y "el amanecer del orgullo silencioso".

Aún hay otros ejemplos. El exbrazo derecho de Milosevic, Nikola Sainovic, condenado por crímenes de guerra en Kosovo, ascendió hasta las instancias de dirección del SPS socialista, miembro de la coalición de gobierno con el SNS del presidente Vucic.

El excomandante yugoslavo Veselin Sljivancanin, sentenciado por la masacre de 260 personas en Croacia, interviene habitualmente en eventos dirigidos por el SNS, del que es uno de los dirigentes.

"Es un hombre libre que ha purgado su pena. ¿Qué queréis hacer? ¿Detenerlo? ¿Matarlo?", preguntó Vucic cuando fue liberado.

"Nosotros, los combatientes, siempre tuvimos su respaldo (del presidente). Desde que tomó el poder, no hemos tenido que agachar la cabeza", dijo el interesado a la prensa local.

Según el abogado de derechos humanos Milan Antonijevic, el Estado está "logísticamente, financieramente y moralmente detrás de la actuación de estos criminales de guerra condenados".

Este activista acusa a quienes los respaldan de querer ganarse el favor del electorado de derecha.

Pero la historiadora Stojanovic evoca otra "siniestra realidad": una parte no menospreciable de la sociedad serbia apoyó la política que llevó a las masacres y la limpieza étnica de los años 1990.

"Todo el mundo quiere esconder su propia vergüenza. La revisión de la historia sirve al mismo tiempo a quienes están en el poder y a la sociedad", indicó.

"Al gobierno porque está hundido hasta el cuello por las guerras que respaldó. Y a la sociedad porque no quiere asumir haber sustentado masivamente el programa de guerra de Milosevic", agregó.

mbs/ev/dbh/bl

FUENTE: AFP

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