PLÁCIDO ELLAURI

La Policía incautó armas acumuladas para una venganza y refuerza acciones en un barrio disputado por tres bandas

El homicidio de un hijo del líder narco de la zona desató una escalada de violencia y tres bandas se pelean por territorio y por venganzas.

La Policía logró incautar un arsenal de armas en una casa del barrio Plácido Ellauri, que se habían acumulado para vengar el homicidio de un adolescente, en medio de una escalada de violencia entre bandas rivales que tienen bajo asedio a los vecinos del lugar, dijeron a Subrayado informantes vinculados al caso.

Ahora, los agentes de seguridad trabajan a contrarreloj con investigaciones y patrullaje para desbaratar a las bandas que, por su enfrentamiento, han generado dos homicidios con 11 días de diferencia, un herido de bala en la cabeza y una lluvia de balas en varios tiroteos.

El principal líder narco de la zona se esconde de sus rivales y de la Policía, con dificultades para movilizarse porque anda en silla de ruedas, luego de haber sido objeto de tiroteo cruzado en líos de bandas.

La alerta para los investigadores se dio con un crimen que desató la furia de estos grupos que se disputan el territorio de este barrio, que está enmarcado por las calles Aparicio Saravia, Don Pedro de Mendoza, Teniente Galeano y General San Martín.

La zona sufre la creciente disputa entre las familias de “los Calveira”, de “los Faguaga” y la banda liderada por Matías Nicolás López, conocido como "Tato Bartolo" y al que la Policía identifica como el mayor operador del barrio.

El “Plácido Ellauri” es un espacio acotado y que está rodeado de barrios más grandes, como Piedras Blancas, Unidad Casavalle y Marconi.

“Tato Bartolo” tiene poco más de 30 años, se mueve en silla de ruedas y, según los investigadores policiales, tiene un armamento que le da poder en el barrio y usa un negocio informal de chatarra.

LOS HECHOS

La violencia, que había estado contenida durante algún tiempo, se desató con fuerza el 3 de febrero y transformó al barrio en un escenario de balaceras y homicidios en dos semanas.

En tan solo 15 días, se registraron tres tiroteos, dos homicidios con 11 días de diferencia y un herido de bala en la cabeza.

El hecho que encendió la chispa de la violencia fue en la noche del 3 de febrero con el asesinato de un hijo de “Bartolo” que tenía 13 años. Estaba en la puerta de su casa con un grupo de niños y adolescentes, también de la misma familia, cuando a las diez de la noche pasaron dos motociclistas y le dispararon a quemarropa. Los niños se refugiaron en un patio mientras los motociclistas se fugaron por Leandro Gómez.

El ataque a los menores, junto con el homicidio del adolescente, desencadenó una ola de violencia en el barrio, con más tiroteos y asesinatos en un radio de apenas unas cuadras.

El 4 de febrero, al día siguiente del asesinato, una vivienda de los Faguaga ubicada en Teniente Galeano y Machíes fue atacada a tiros, aunque sus ocupantes no resultaron heridos.

Ese mismo día, mientras la Policía Científica terminaba su trabajo en el lugar del ataque, se registró una ráfaga de disparos en Leandro Gómez y Pedro Bazán, a dos cuadras, donde quedaron al menos 40 casquillos de bala en el suelo.

Cuatro días después, el 8 de febrero, la violencia continuó cuando la casa de una integrante de la familia Calveira fue atacada a disparos y luego incendiada. A ello, se sumaron un homicidio de un hombre de 54 años y el ataque a balazos a un joven de 24, al que le entraron al dormitorio para dispararle mientras dormía.

Mientras tanto, la Policía tenía pistas que indicaban que gente de la banda de “Tato Bartolo” estaba preparando un ataque masivo contra las familias rivales, lo que pudo ser desactivado a tiempo, según los investigadores. “Hubiera sido una masacre”, dijo uno de los consultados para esta nota.

El ataque se frenó por un allanamiento que se realizó en el marco de la investigación del homicidio del policía Pablo Dávila en el Marconi.

El Departamento de Homicidios realizó ese operativo en una casa del barrio Nuevo Ellauri, lo que sirvió para golpear a “los Bartolo”. Allí, encontraron un arsenal de diez pistolas Glock y un subfusil, armas que, según la Policía, la banda estaba acumulando para contraatacar.

Durante ese operativo, se detuvo a varios integrantes de la familia Bartolo, incluidos el tío del adolescente asesinado, hermano de Tato y otras personas vinculadas con esa banda criminal. En total, fueron nueve imputados por tráfico interno de armas, municiones y asociación para delinquir.

A su vez, dos integrantes de los Calveira, uno de 15 y otro de 19 años, y uno de los Faguaga, de 30 años, fueron imputados y quedaron detenidos por medidas preventivas, como presuntos autores del homicidio del adolescente, hijo de Tato Bartolo. El menor fue derivado el Inisa y los mayores a prisión.

De la familia Calveira quedan los hijos de Nano Calveira, un hombre asesinado hace dos años, cuando tenía 50, que tenía un prontuario delictivo extenso y pesado. Usan otro apellido, el de la madre, y aseguran que ninguno de los dos imputados tuvo vínculo con la muerte del adolescente.

La disputa entre las familias Calveira, Faguaga y los Bartolo ha generado un clima de inseguridad y temor que afecta a los vecinos de este pequeño barrio. Mientras las autoridades intensifican las investigaciones y patrullajes en las calles para desarticular estas organizaciones, la comunidad sigue siendo testigo de una guerra y una escalada de violencia en una zona de unas pocas manzanas y un puñado de pasajes.

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