La electricidad no baja por el déficit fiscal

En los últimos días se abrió una discusión sobre la tarifa de energía eléctrica y cómo se ajustará a partir de enero.

El asunto es importante: la energía eléctrica es casi 5% de la canasta de consumo promedio del hogar.

En los últimos años, la tarifa eléctrica ha evolucionado en forma similar al Índice de Precios del Consumo (salvo en 2014, año electoral). Mientras, se ha dado una expansión de la capacidad de generación (en particular con energía eólica) que permitiría una reducción de la tarifa.

Sin embargo, hay un problema: la tarifa eléctrica (vía UTE) está siendo usada para recaudar ingresos extraordinarios para la Tesorería, de modo de cubrir parte del abultado déficit fiscal. Y esta necesidad persistirá el año próximo, de tal manera que las discusiones entre UTE y el ministerio de Economía han generado algunas tensiones. El semanario Búsqueda informó que el ministerio estaría pretendiendo un aumento del 7%, pero desde UTE han planteado que la tarifa no solo no aumente, sino que baje 5%. Vaya diferencia…

Estrictamente, si un precio acompaña la inflación (que estaría en torno a 7% el año próximo) quiere decir que no varía en términos reales. Eso estaría pretendiendo Economía. Mantener la tarifa en pesos sería, por tanto, una baja real: la electricidad se abarataría respecto a otros bienes y servicios. UTE no solo pretendería eso sino bajar 5% sobre el precio actual.

Para Economía esto sería riesgoso: UTE tiene buena parte de su abastecimiento de energía basado en contratos con parques eólicos, biomasa y –ahora- energía solar. Son contratos de costo fijo en dólares, por lo que –si el dólar sube- aumenta el costo en pesos, por lo que debería “cubrirse”. Además, hay otros costos como los salariales, que aumentan año a año (UTE tiene costos laborales por unos U$S 270 millones anuales). Además debe mantener cierta capacidad de inversión.

Aún con todas estas consideraciones, la tarifa eléctrica podría bajar en términos reales (es decir, ajustar por debajo de la inflación). UTE tiene un margen anual de casi U$S 280 millones netos. El problema es que buena parte de eso lo tiene que derivar a la Tesorería, para cubrir el déficit fiscal.

Desde Economía se argumenta que el clima ha sido especialmente benévolo en los últimos años, lo que ha permitido una buena generación hidráulica. Pero esto puede variar y –ante un ciclo de clima más seco- Uruguay debería generar más con sus centrales termoeléctricas, basadas en combustible fósil, lo cual es sustancialmente más caro (hoy la generación hidroeléctrica tiene costos mínimos).

Esto es estrictamente cierto, y por eso se instituyó el Fondo de Estabilización Energética, para sortear esas situaciones, un Fondo que se creó a partir de la propia tarifa de UTE. El problema es que dicho Fondo (que acumula U$S 300 millones) va a ser usado para financiar parte de la infraestructura para UPM…

Así, por un lado o por otro, se termina cubriendo parte del déficit fiscal con la tarifa eléctrica. Esto no es bueno: lo adecuado sería que la tarifa reflejara el costo de generación, que se reducido y –más importante- se ha estabilizado con la incorporación de energías renovables.

Es lo que quiere UTE: hacer lucir una gestión que ha tenido elementos positivos. Esto pone al ministerio de Economía como el “malo de la película”, pero el déficit fiscal no es solo responsabilidad del MEF, sino de todo el gobierno.

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