Cuando Gaz de France regresa al país para construir la regasificadora -una de las obras estratégicas de la Administración Mujica- a un costo que supera los 1.000 millones de dólares, pocos recuerdan un episodio central en la historia del Frente Amplio: la confrontación pública del extupamaro Jorge Zabalza al presidente electo de Francia, Jacques Chirac en una visita protocolar a Montevideo.
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Jorge Zabalza, el hombre que no amaba a Gaz de France
Siendo presidente de la Junta Departamental en 1997, el extupamaro incomodó a la empresa francesa a la que ahora la Administración Mujica adjudica la regasificadora
En marzo de 1997, Zabalza se convirtió en el terror de los visitantes extranjeros. En su carácter de presidente de la Junta Departamental, era el encargado de dar los discursos de bienvenida.
Por ese entonces llegó Chirac invitado por su amigo el presidente de la época, Julio Sanguinetti.
Chirac llegaba al país en un momento álgido para los intereses franceses en Uruguay: una huelga por el despido de 30 trabajadores de Gaz de France amenazaba con poner patas arriba la inversión.
El mandatario recibió las llaves de la ciudad por parte del intendente Mariano Arana, aunque no se salvó de los palos del mismo sector político.
Zabalza aprovechó la ceremonia para espetarle a Chirac: ¿Por qué el gobierno francés apunta a la bomba, a la guerra nuclear, desoyendo el clamor que provocaron sus pruebas en (el atolón de) Mururoa?''.
El díscolo dirigente se refirió a Gaz de France. ''No queremos capitales franceses que se burlen del parlamento nacional, del Ministerio de Trabajo, de la central sindical, de la soberanía del pueblo uruguayo'', dijo Zabalza.
Años después confesó que fue una de las pocas satisfacciones politicas que tuvo en su cargo. Por entonces había aceptado encabezar a lista de ediles para promover un “proceso insurreccional” que nunca llegó.
Gaz de France manejaba Gaseba desde 1994, la vieja Compañía del gas fundada en 1852. Eran los años de la presidencia de Luis Alberto Lacalle y de las privatizaciones en toda la región.
La distribución de este insumo energético pasó con mucha soltura de ámbito privado al público y viceversa. Los hermanos Ísola se hicieron cargo de la primera compañía para luego pasar a manos del Barón de Mauá y Cía. En 1903, los ingleses tomaron el desafío a través de Montevideo Gas Work.
El negocio había vuelto al Estado en 1970 cuando los inversores ingleses decidieron abandonar la empresa luego de siete décadas de actuación.
En pleno auge del neoliberalismo, la empresa francesa obtuvo entonces el 51% de las acciones. Pan American Energy (34%) y Acodike (15%) completaron el directorio.
Así como sus intenciones revolucionarias nunca tuvieron eco, el tiempo le dio la razón a Zabalza sobre los devaneos de un capitalismo que se rige por balances y conveniencias. En 2006, los franceses abandonaron Uruguay y cedieron a Petrobrás su parte de las acciones. Acodike hace lo mismo. En 2007, la compañía pasa a denominarse MontevideoGas
Por su parte, Zabalza había abandonado el Movimiento de Participación Popular en 1994 y se fue del Frente Amplio en el año 2000. Desde entonces, fue un crítico duro de la izquierda. Al quedar “desocupado”, intentó vender libros puerta a puerta sin suerte. Luego estableció una carnicería en el oeste montevideano gracias a un amigo que le ofreció el local.
En la década que siguió años fue centro de libros sobre su trayectoria como “Cero a la izquierda” (Letra Eñe, 2007) de Federico Leicht.
Sobre esta biografía, su excompañero en la guerrilla, Eleuterio Fernández Huidobro, comparó el contenido con la obra cumbre de la dictadura “De las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental”.
Zabalza, hijo de un terrateniente y senador blanco con propiedades en Lavalleja y Soriano, tuvo una vida y una educación de rpivilegio. Su hermano, Ricardo, también integrante del MLN-T, murió en el operativo guerrillero conocido como “La toma de Pando” en 1969.
En su juventud, Zabalza Waksman fue militante ruralista igual que el presidente José Mujica. Fue un deportista con cierto suceso: con su 1,90 metros jugó al basquetbol en Minas hasta que dejó los empujones bajo las tablas para estudiar Derecho y militar en el movimiento estudiantil.
Como periodista fue editor del semanario Mate Amargo. También escribió sus propios ensayos como “Raúl Sendic, el tupamaro. Su pensamiento revolucionario” lanzado en 2010.
En 2013, Zabalza escribió un artículo en el que señaló: “No los voto más, no contribuyo más a la demagogia con la que se junta votos a lo bobo”.
Para el exdirigente son evidentes los “acuerdos estratégicos” que Mujica y Huidobro plantean con el Pentágono, intentando “disfrazar su postura intentando desvirtuar resistencias en el movimiento social y el Frente Amplio”.
En los últimos años se lo vio paseando por Punta del Este, aprovechando secuelas del esplendor financiero de su familia. Ante las cámaras de TV no renegó de sus principios.
En una entrevista posterior confesó: “Estatura es la que se necesita para dejar atrás todo, lo cómodo, lo dulce, pero no negar la sangre familiar, y sintonizar la vida con lo que realmente te pide el corazón y el pensamiento. Estatura es la que se necesita para no ser hipócrita, políticamente correcto, o acomodado a las circunstancias del momento”.
Lejos de las posturas radicales, Zabalza disfruta su vida y milita en movimientos vecinales o contra medidas puntuales como la Ley de Caducidad.
Actualmente dedica gran parte de su tiempo a escribir poemas de amor, que sube a un blog.
“Si, escribo poemas; reflexiono sobre las formas de ejercer el poder; descubrí que poseía sensibilidades cuya existencia ignoraba; mi cabeza está centrada en la maravilla del amor”, dijo el exguerrillero.
A Jacques Chirac las cosas no le fueron mejor pese a su destino de grandeza. Desde 2007, cuando dejó el Palacio del Eliseo tras 12 años como presidente de la República (1995-2007), Chirac parecía disfrutar de una jubilación tranquila, muy alejado de la política.
El 15 de diciembre de 2011, fue condenado por un caso de empleos ficticios al principio de los años 1990, cuando era alcalde de París. Acá, en Montevideo, Gaz de France renovó su apuesta por el Uruguay. Volvió al país por un proyecto rentable para producir gas natural en estado líquido. Dejó en el camino a otros gigantes energéticos como Enargás de España, Samsung de Corea o Hïegh de Noruega. Casualidad o circularidad de la historia, quien sabe, uno de los jerarcas encargados de la contratación se llama Raúl Sendic, presidente de la petrolera Ancap e hijo del hombre que más admiró Zabalza, el excombatiente que ahora escribe poemas pero no regala
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