Fernández Huidobro, el guerrillero que llegó a comandar las Fuerzas Armadas

"El Ñato" fue el primer lugarteniente de Sendic, historiógrafo de la guerrilla de los 60 y una figura política de peso en democracia. Tenía 74 años.

Sus restos han sido velados este viernes en el Ministerio de Defensa. El sepelio -con honores de ministro de Estado- se desarrolla desde las 15 horas en el Cementerio de Buceo, informa radio Sarandí.

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Eleuterio Fernández Huidobro es un personaje político de primer nivel en las últimas cuatro décadas.

Este viernes, el Frente amplio lo homenajeó de esta manera.

Su trayectoria política recorre más de 50 años de historia uruguaya.

En 1962 la contundente derrota de la coalición de izquierda Unión Popular -alianza del Partido Socialista y el exministro blanco Enrique Erro- fue fundamental para la creación de El Coordinador, el antecedente directo del Movimiento de Liberación Nacional.

A la sombra de la revolución cubana, en varios países de América Latina habían comenzado a gestarse grupos guerrilleros.

Sin embargo, Uruguay venía de un largo período de democracia

Huidobro tenía entonces 20 años y era afiliado al Partido Socialista. Él, Amodio Pérez, Julio Marenales, Jorge Manera Lluveras y Raul Sendic -que entonces tenía 37 años- fueron algunos militantes socialistas que llegaron a la conclusión de que la vía armada era la única solución para el Uruguay.

ADVERTENCIAS DESOÍDAS DEL CHE GUEVARA

Un año antes, en agosto de 1961, el guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara había dado un recordado discurso en el Paraninfo de la Universidad.

Allí recomendaba a los uruguayos no entrar en la lucha armada: "Ustedes -dijo- tienen algo que cuidar, que es precisamente, la posibilidad de expresar sus ideas, la posibilidad de avanzar por cauces democráticos hasta donde se pueda ir; la posibilidad, en fin, de ir creando esas condiciones que todos esperamos algún día se logren en América, para que podamos ser todos hermanos, para que no haya explotación del hombre por el hombre”.

Los miembros originarios de El Coordinador pensaban otra cosa. Unieron fuerzas con militantes anarquistas y blancos. De los partidos tradicionales llegaron militantes herreristas como José Mujica y Ariel Collazo, líder del Movimiento Revolucionario Oriental. El MRO posteriormente se incorporó al Partido Colorado asociándose con la Lista 99 de Zelmar Michelini.

Al principio "El Coordinador" suponía reuniones informales en la zona de la actual Ciudad de la Costa. En un rancho -montado con más entusiasmo que destreza-  residían Fernández Huidobro y Sendic. Por entonces Huidobro solía reirse de las habilidades de su líder como obrero de la construcción ya que el rancho -según contaron- estaba "escorado".

Sin embargo, el grupo pre-revolucionario no prosperó. Algunos de aquellos integrantes originales fueron abandonando el movimiento al no ponerse de acuerdo en los objetivos. la pregunta era: tomar el poder para qué.

En 1963 fueron los primeros hechos generados por El Coordinador: los asaltos al Tiro Suizo y al Banco de Cobranzas, una para obtener armas y el otro para conseguir dinero.

En este último episodio resultaron presos Marenales y Manera Lluveras.

UN CRONISTA DE LA ODISEA TUPAMARA

El peso de Huidobro en este período fermental de origen de la guerrilla fue el registro de casi todos los documentos políticos que dieron origen y publicidad al Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros en 1965. 

Ya con el MLN en actividad fue autor de uno de los documentos propagandísticos más poderosos, factor fundamental para que la guerrilla pasara de unos pocos cientos de adhesiones a más de 10.000 personas, entre orgánicos y periféricos. Se trata de "30 preguntas a un tupamaro"

También fue parte de algunas de las acciones más audaces del MLN. En 1969 cayó preso en la sangrienta y espectacular toma de Pando.

En 1971 participó del primer escape de la cárcel de Punta Carretas.

Volvió a ser apresado el 14 de abril de 1972, el día más sangriento de la guerra sucia. Ese día el MLN ejecutó a cuatro personas acusadas de integrar el Escuadrón de la Muerte y las fuerzas de seguridad respondieron ese mismo día matando a seis personas.

En la mañana, una redada tupamara ejecutó en Rivera y Soca al agente de Inteligencia Oscar Delega y a Juan Carlos Leites.

Otro grupo del MLN asesinó cuando salía de su casa del Cordón al profesor Armando Acosta y Lara, acusado de integrar los "escuadrones de la muerte"

En una casa de la calle Pérez Gomar, la Policía mató a los tupamaros Jorge Candán Grajales, Armando Blanco Katrás, Gabriel Schroeder y Horacio Rovira.

A pocas cuadras de allí, Huidobro fue herido de gravedad en esa jornada al enfrentarse a tiros con las fuerzas de seguridad.

Fuerzas Conjuntas en el operativo de Malvín que terminó con varias muertes y Huidobro herido de gravedad el 14 de abril de 1972

A las dos de la tarde, en ese trágico episodio fueron asesinados el escribano y periodista Luis Martirena y su esposa Ivette Giménez, los dueños de la casa de la calle Amazonas, del barrio Malvín.

Ambos eran integrantes del MLN.  Fernández Huidobro y  David Cámpora estaban escondidos en la cocina, en una especie de semipiso llamado "berretín" en la nomenclatura de la guerrilla.

Huidobro recibió tres balazos: uno en la garganta, uno en un dedo del pie y otro en la pierna.

De los dos, Huidobro era el que primero cantó rendición. Pidió que fuera estuviera un juez y el comisario Hugo Campos Hermida. 

El operativo estaba a cargo de Campos Hermida y del “Batallón Florida, al mando del capitán, Carlos Calcagno. Ambos fueron cabezas visibles de la represión durante la dictadura, entre 1973 y 1984.

"El Ñato" conocía a "Campitos" y al ser detenido se acercó y le dijo: "esta vez zafamos"" . Luego se desmayó por la abundante perdida de sangre. Antes de eso, le entregó 29.000 dólares que llevaba consigo, producto -según dijo- de una entrevista que le pagó un medio francés.

En un informe de la revista Qué Pasa, de El País, David Cámpora contó que Huidobro sabía lo que hacía: Campos era un "oficial comprable" y estaba en la mira de los "tupas" por integrar los escuadrones de la muerte. Por lo tanto, protegiéndolos, se protegía a sí mismo, dijo Cámpora.

LA  TREGUA ARMADA

Huidobro sobrevivió a las graves heridas. Cobró protagonismo en las negociaciones entre tupamaros y militares en el Batallón Florida durante el episodio denominado "la tregua armada".

Para él y otros líderes del MLN, Mauricio Rosencof, entre otros, el grupo militar que estaba tomando el poder tenía puntos de contacto con la plataforma reivindicativa de la guerrilla.

Estaban inspirados -según esa versión- en los militares que encabezaron una rebelión armada en Perú, encabezada por Velazco Alvarado. Entre los oficiales que estaban identificados con esas consignas estaba el general Gregorio "Goyo" Álvarez, de origen blanco.

Fernández Huidobro fue uno de los promotores de un acuerdo que nunca llegó a refrendarse: los tupamaros estarían presos en granjas en campos expropiados a terranientes del norte del país, mientras los militares se ocuparían de limpiar la "corrupción política".

Parte de ese plan unió a militares y tupamaros en operativos conjuntos contra empresarios acusados de evadir al fisco.

"El Ñato" y otros líderes tupamaros presos salieron de la cárcel para encontrarse con sus compañeros. En acuerdo con los militares convencieron a Sendic de participar de las negociaciones, pese a su renuencia.

De esas experiencias Huidobro recogió buenos contactos con algunos sectores militares, particularmente con la Logia "tenientes de Artigas", relación que fue crucial para convertirse en medium entre la izquierda y las Fuerzas Armadas en los años del Frente Amplio en el poder.

Estos movimientos se reflejaron parcialmente en los batallones Florida y La Paloma, pero no en el resto del país. Había una gran parte de la oficialidad que no compartía estas ideas.

Finalmente la "tregua armada" fue suspendida poco después, y los tupamaros volvieron a ser encarcelados y torturados.

De hecho las Fuerzas Conjuntas -la alineación de policías y militares- habían destruido el aparato armado de los tupamaros en el primer semestre de 1972.

Huidobro se transformó así en unos de los 8 rehenes junto a Mauricio Rosencof, Julio Marenales, Henry Engler, Jorge Manera, Jorge Zabalza y Raúl Sendic.

Tambien fue considerado "trofeo de guerra" Adolfo Wassem Alaniz, quien murió de cáncer en 1984.

Estuvo en condiciones infrahumanas en el penal de Libertad y luego recorrió varios cuarteles del interior del país.

En 1985, la liberación masiva de los tupamaros lo encontró en primera fila. Fue uno de los voceros de los "peladitos", como se les decía a quienes habían estado en cárceles de la dictadura.

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A LA SOMBRA DEL CARISMÁTICO MUJICA

Se dedicó al periodismo en "Mate Amargo" y escribió varios libros, desde reconstrucciones históricas, experiencias carcelarias hasta textos de ciencia ficción que publicó en la revista ""Punto y Aparte". 

Obtuvo el Premio "Bartolomé Hidalgo" en el género Testimonios por "Memorias del Calabozo" y el "Ciudad de Montevideo" por "La Fuga de Punta Carretas".

En 1995 ingresó por primera vez al Parlamento como suplente de Helios Sarthou. En 1999 fue electo senador para el período 2000-2005 y reelecto en 2004 para el período 2005-2010.

Fundó junto a Mujica el Movimiento de Participación Popular, un intento de armar "el frente grande" que proponía Raúl Sendic al salir de la prisión. Ambos compartieron una tendencia anarquista al "sincericidio", pero la empatía de su "amigo del alma" Pepe sintonizó mejor con los gustos de los votantes. 

Nunca perdió el sentido del humor. Incluso para burlarse de sí mismo.

En el programa cómico Decalegrón, Canal 10, junto a los actores Julio Frade y Eduardo Freda.

En 2007, con discrepancias pero sin distanciarse del todo de sus antiguos compañeros formó su propia agrupación, Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad (CAP-L).

EL RESPETO DEL COMBATIENTE

Con los años, se acentuó aún más el "respeto del combatiente" que mantuvo en épocas de la guerrilla.

Con el comisario Otero en los años 90, el policía que combatió a los tupamaros y les "jugó limpio"

Su cercanía con los militares recogió fuertes críticas de aquellos sectores que lo acompañaron en los años 60 y 70.

En los últimos años tuvo fuertes polémicas con organizaciones de Derechos Humanos.

Organizaciones de derechos humanos criticaron duramente de Huidobro

Usó su humor filoso y zumbón para defenderse.

Una de sus frases más relevantes la dijo al ser consultado sobre la imposibilidad de obtener testimonios de militares sobre desaparecidos: "Si Serpaj (el Servicio Paz y Justicia) me autoriza a torturar capaz que consigo información", ironizó.

Se opuso a la iniciativa del Frente Amplio de votar una ley interpretativa de la Ley de Caducidad de 1986.

La izquierda ya había tratado de derogarla sin éxito en dos plebiscitos. En abril de 2011, votó el proyecto por "disciplina partidaria" y de inmediato renunció a su banca en la Cámara Alta.

Al renunciar su correligionario Luis "El Ratón" Rosadilla al Ministerio de Defensa, su amigo y compañero, el presidente José Mujica decidió darle en 2011 ese destino.

Uno de los episodios más emotivos -e históricos- entre Mujica y Huidobro es el juramento que éste último -como primer senador- le toma ante el Parlamento al nuevo presidente que asumió el 1° de marzo de 2010. Allí le llama "compañero del alma".

Según recuerda El Observador, CAP-L obtuvo 8.900 votos en las últimas elecciones. Había perdido 65.000 sufragios respecto a 2009.

Sin embargo, Tabaré Vázquez lo respaldó confirmándolo como titular del Ministerio de Defensa pese a las presiones de varios sectores de izquierda que no aprobaban sus gestos de autocrítica y su defensa de militares acusados de violaciones a los derechos humanos.

Desde hace años padecía una enfermedad obstructiva pulmonar que lo tenía a maltraer. Cada tanto era hospitalizado. En los útimos tiempos, sus problemas de movilidad lo había llevado a adaptar una parte de su despacho en el ministerio como su hogar.

Vivía allí desde que se separó de su última esposa y su pequeña hija.

Su lugar en el Ministerio de Defensa fue su "último berretín", en aquel sentido que le daban los tupamaros, un escondite en el que pasar sus últimos instantes de lucha.

Precisamente su velatorio ha sido allí en la mañana de este viernes, una paradoja tratándose de un revolucionario convencido.

También, es cierto, ha sido todo un símbolo de la soledad política en la que murió.

 

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