Son al menos tres los edificios grafiteados en Montevideo bajo la misma modalidad del de Mercedes y Vázquez. Los otros están en Rodó y Roxlo, Mercedes y Tristán Narvaja.
Experto y artista callejero dan sus miradas sobre los graffitis, tras pintadas en edificios en Montevideo
El director de Convivencia Ciudadana, Matías Terra, explicó la diferencia entre vandalismo y delito contra la propiedad, y cómo se procede en cada caso.
“El graffiti, el vandalismo en sí es una falta, y el Ministerio del Interior lo que hace en estos casos es auxiliar a la Fiscalía” y también se comunica al juez de Falta, indicó el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Matías Terra. También dijo a la ciudadanía que si se encuentran con un graffitero en su balcón deben llamar al 911.
“En cuanto es un delito contra la propiedad como en los edificios, la parte damnificada es la que tiene que hacer la denuncia para iniciar el proceso investigativo”, agregó. Terra también explicó que hay ocasiones en las que quienes realizan graffitis concuerdan con los dueños de una pared para poder pintarla, como ocurre durante las campañas políticas. En estos cuatro casos las denuncias están hechas y hay cuatro personas identificadas.
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EL DEBATE SOBRE SI el GRAFFITI ES ARTE O NO
Los graffitis que aparecieron en edificios también han reflotado la discusión sobre si se trata o no de arte.
El decano de la Facultad de Cultura del Claeh, Javier Dotta, ha investigado el rol del graffiti en la cultura urbana, y en diálogo con Subrayado dijo que no considera que sea arte, sino una forma de protesta juvenil.
“Lo que pasó en estos edificios es un graffiti muy conocido, muy particular, de hip hop. Es una manifestación visual que en nuestro país ya tiene varias décadas y que de alguna forma su característica principal está en la representación del nombre del autor o del colectivo que representa”, sostuvo.
Afirmó que graffiti y arte callejero son prácticas distintas. “El muralista, el artista visual que ocupa una pared, usualmente va, pide permiso al dueño, a la empresa. Incluso muchas empresas contratan artistas plásticos, muralistas, que quizá son grafiteros también, pero hay un consenso, articulación y búsqueda visual”.
“En este caso hay una decisión de una sola persona o un colectivo de ocupar una pared que no le pertenece, en este caso privada, pero lo reconocemos de todos los días, y es cómo se va ocupando el espacio público, lo vemos en la parada de los ómnibus, monumentos, todo espacio que pueda ser dibujado o escribible”, agregó.
Lo que buscan los grafiteros, señaló el experto, es reconocimiento entre colectivos. La consigna es escribir más la firma o seudónimo, y llegar a lugares más inaccesibles.
“Por eso hay cierta proeza en treparse a tres o cuatro, cinco pisos”, dijo y señaló que no es un fenómeno nuevo, pero que en la escala de Montevideo “llaman muchísimo la atención”.
Dotta describió a los grafiteros “chicos muy jóvenes (la mayoría), en una etapa de la vida con mucha reflexión sobre su identidad, pero también en una búsqueda frente a aquellas cosas que los motiva y son muy sensibles”, que además ensayan en sus cuadernos antes de plasmar sus firmas en paredes.
“Esto no es algo totalmente caprichoso. Muchas veces hay un pienso por ocupar un espacio visual público (en este caso privado), que es colectivo, para generar una suerte de conquista: ‘aquí estuve yo, este es mi lugar, este soy yo y aquí pongo mi firma”, señaló.
Guillermo Fernández, del colectivo de intervenciones urbanas Contra la pared, habló de diferentes tipos de arte en la ciudad y el significado que tienen.
“Entiendo que el grafiti es una forma, expresión, que manifiesta mucho la identidad, sobre todo de los grupos de artistas o de los artistas mismos. Se relata desde situaciones de injusticia o de plantear reclamos, hacerse ver, mostrar”, dijo.
“Los diferentes estilos tienen su manera de abordar los lienzos o los soportes”, señaló.
Desde el colectivo de Fernández entienden a “la pared” como “el objeto que nos obstaculiza, que no nos deja ver el otro lado, lo que nos separa con otros, y ver ese problema como una oportunidad de transformarlo en comunicar”.
Su opinión sobre las distintas miradas sobre el graffiti es que “pasa más por educar a la gente, y educar también a los que producen arte callejero, para fomentar algo que nos beneficie a todos”.
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