Entre San Juan y Mendoza
Pasajero en tránsito. Diario de viaje de la Copa América. Por Roberto Moar.
Seis “pampitas” me recibieron en San Juan. En aceitado plan de marketing, quedé rodeado en menos de cinco segundos por promotoras que lucían los colores argentinos y que -tras cumplir con el requisito de proclamar que no se puede abandonar la provincia sin probar un buen vino en una velada romántica- marcharon para posar con otro forastero.
Simpatía y belleza no disimularon el caos organizativo de esta sede de Copa América.
El estadio “Bicentenario” se levanta en el medio de la nada. Hasta los amables policías desconocen los ingresos para la prensa.
Hay estacionamiento a 25 pesos argentinos regenteado por dos “chetos” y una mendocina, según señalaron quienes los conocen. Además, comida para estómagos a prueba de balas y muchos, pero muchos, chilenos que se pelean a muerte con los mexicanos: “eh, Chucha, no grites por acá que no te defiende ni el Chapulín Colorado” es la primaria y casi infantil provocación que encabezó una larga lista de frases curiosas que terminan -obviamente- en el árbol genealógico de cada familia azteca.
“Subrayado” y “Radio Carve” dejaron el NH Cordillera para recorrer -por la ruta 40- los 169 kilómetros que separan a Mendoza de San Juan. La carretera nos mostró tierras áridas, ingratas y secas.
En el momento de una foto o un reporte se sintió el silencio del desierto.
San Juan, enclavado en la Región del Cuyo, rodeado por La Rioja, Mendoza y la cordillera que marca el límite con Chile, se sintió arrasado por el despliegue mediático de la Copa América.
En el Centro de Convenciones, donde se entregaron las entradas para el partido, hubo empujones, histeria y protestas.
En el Centro de Prensa del “Bicentenario”, ojos grandes que no entendían la desesperación de periodistas y camarógrafos que se quejaban por la lentitud de la conexión a Internet.
El turismo aventura forma parte de las ofertas de la Provincia – montañismo en el Cerro Mercedario, rafting y carrovelismo- pero estos enviados y sus los alocados tiempos no pudieron practicarlo.
En el estadio, la temperatura congeló a los enviados de Canal 10 y Radio Carve.- A tal punto, que el “Toto” Da Silveira recurrió a todo tipo de recurso para combatirlo. Gorro con piel, bufanda, sobretodo inglés, guantes y varios buzos de lana. Adrián “Chiki” Muñoz, completó el atuendo con las orejeras que siempre le coloco a mi hija Dominique.
Varios “valientes” confesaron en la intimidad que recurrieron al “calzoncillo largo” aunque difícilmente lo aceptarán ante el requerimiento público. Marcelo Lewkowicz quedó atrapado en un enorme bufandón, la inquieta Patricia Cambón lució su gorrita con pompón y el conductor de la previa de Carve, Gustavo Ricci, con su pelo achatado por su toneladas de gel, fue el más arriesgado y se las arregló con su habitual campera de pana beige y un buzo rojo que le generaba fastidio porque lo confundían con un periodista chileno.
Relatar a la intemperie, en un pupitre digno de una clase de recuperación liceal, fue toda una odisea porque los voluntarios se paraban delante para tomar una foto de colección. Pero -como alguna vez me dijo el “Maestro” Víctor Hugo Morales- “benditos los piques de la pelota que nos permiten llegar a estos lugares”.
A propósito, el clima presenta una gran amplitud térmica, dado que en invierno la temperatura puede alcanzar cinco grados bajo cero y, en verano, las máximas superan los cuarenta.
El caos organizativo incluyó una zona de conferencias a la intemperie que no fue utilizada por el frío.
Así, entre San Juan y Mendoza, el frío me ganó por la goleada y la organización cayó con tanteador de dos cifras.
Tendrán revancha.- No sé si pueden... pero deben mejorar.-
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