En Argentina algunos vinculan al Papa con la dictadura
Las denuncias del periodista Verbitsky, un preferido de los Kirchner. El matrimonio gay es "la envidia del demonio", según Francisco. Pérez Esquivel defiende al Papa.
Francisco, es decir Jorge Bergoglio, se ha transformado en Papa y con el puesto le llegó la hora de ser el centro de la escena mundial.
Ahora sabe que mas allá de su intimidad con Dios deberá transformarse en gerente de una multinacional con más de 2.000 años.
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Esta presencia lo coloca en un lugar incómodo, especialmente para un hombre que decidió seguir los juramentos sacerdotales.
A las primeras reacciones positivas, que hablan de un Bergoglio de a pie, que toma mate, le gusta el fútbol y anda en subte, comenzaron a aflorar las duras críticas sobre los años en que el entonces arzobispo de Buenos Aires -un puesto "político de indudable peso en Argentina- mantuvo una relación cordial con la dictadura militar que gobernó su país entre 1976 y 1983.
Las supuestas fotos con Jorge Rafael Videla, un hombre procesado por desapariciones y asesinatos, hablan de lo difícil que es atravesar la vida pública siendo una figura eclesiástica.
Un artículo publicado en la revista El Puercoespín arranca su perfil sobre el papa argentino asumiendo dichos de Bergoglio: "el matrimonio gay es la envidia del demonio, el arte de León Ferrari es una blasfemia y la iglesia no fue cómplice de la dictadura".
Se refiere, claro, a la posición del excardenal sobre el matrimonio igualitario, un tema de reciente resolución en Argentina.
Bergoglio dio a conocer una carta de repudio dirigida a los cuatro monasterios de Buenos Aires: "No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios".
Y agregó: "No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una "movida" del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios".
El cardenal hizo una afirmación fuerte: "Aquí también está la envidia del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra".
La nota también alude la cruzada del papa contra una muestra retrospectiva de Ferrari, uno de los artistas plásticos consagrados de Argentina. La exposición del artista muestra a santos en imágenes eróticas.
"Hoy me dirijo a ustedes muy dolido por la blasfemia que es perpetrada en el Centro Cultural Recoleta con motivo de una exposición plástica. También me apena que este evento sea realizado en un centro cultural que se sostiene con el dinero que el pueblo cristiano y personas de buena voluntad aportan con sus impuestos", declaró entonces el flamante Papa, en una carta pastoral.
"Desde hace algún tiempo se vienen dando en la ciudad algunas expresiones públicas de burla y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María; así como también a diversas manifestaciones contra los valores religiosos y morales que profesamos", aseguró
Más allá de que el Twitter de la presidenta Cristina Kirchner ayer felicitara la llegada de Bergoglio al máximo cargo del Vaticano, los progresistas argentinos no tienen una gran relación con él y le reprochan un supuesto colaboracionismo.
El periodista Horacio Verbitsky, uno de los más escuchados por el kirchnerismo, escribió sobre Bergoglio: cinco testimonios de curas y teólogos confirmarían el rol del cardenal durante la dictadura militar argentina en la desaparición de sacerdotes y su apoyo a la represión dictatorial. Los testigos son un sacerdote y un ex sacerdote, una teóloga, un seglar de una fraternidad laica que denunció en el Vaticano lo que ocurría en la Argentina en 1976 y un laico que fue secuestrado y torturado junto con dos sacerdotes que no reaparecieron. El 8 de noviembre debió responder ante la Justicia por su presunta complicidad con la dictadura.
El activista argentino de los derechos humanos Adolfo Pérez Esquivel, ganador del premio Nobel de la Paz en 1980, negó que su compatriota, el cardenal Jorge Bergoglio, recién elegido como Papa, tuviese vínculos con el régimen militar que gobernó a Argentina entre 1976 y 1983, como han señalado algunos críticos del nuevo pontífice.
En declaraciones a BBC Mundo, Pérez Esquivel dijo que "hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no".
EL JESUITA. En 2010, el periodista Sergio Rubín escribió un libro "El jesuita" en el que Bergoglio contesta algunas de esas acusaciones. El sacerdote niega haber mutilado documentos para encubrir su actitud en la época militar.
Verbitsky acusó a quien hoy es el nuevo papa de alterar documentos en los que la Conferencia Episcopal argentina relataba sus reuniones con la junta de generales.
En un informe del 15 de noviembre de 1976 transcripciones de Bergoglio en las que se establece que “de ninguna manera pretendemos plantear una posición de crítica a la acción de gobierno.
“Un fracaso llevaría, con mucha probabilidad, al marxismo”, por lo cual “acompañamos al actual proceso de re-organización del país”, asegura el documento dado a conocer por el periodista de Página 12.
Por su parte, Bergoglio sostiene en su libro que en la Iglesia “se fue conociendo de a poco todo lo que estaba pasando. Al principio se sabía poco y nada”.
No todos los obispos pensaban como él entonces, según Verbistky. Antonio Aguirre (San Isidro), Antonio Quarracino (Avellaneda), Jorge Manuel López (Corrientes) y Miguel Raspanti (Morón) encabezaron un grupo de sacerdotes que querían dar a conocer la situación represiva que se vivía en el país. Perdieron el debate en el órgano directriz de la Iglesia: 19 obispos querían difundir lo que pasaba en el país, pero 38 se opusieron.
El periodista sostiene que el libro autobiográfico "El jesuita" intenta "lavar la imagen" del cura después de haber estado muy cerca del papado en la elección que ganó Joseph Ratzinger. En la última ronda de votación, con lágrimas el argentino pidió a sus seguidores entre los 116 cardenales que votaran por el alemán.
En las últimas semanas apareció nuevamente como papable junto al paulista Scherer. Su edad -76 años- le estaba jugando en contra, pero su perfil jesuita y comunitario logró ponerlo de nuevo en la consideración de todos.
El documento intenta defender su trabajo provincial al frente de la Compañía de Jesús entre 1973 y 1979.
Bergoglio fue denunciado por los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics de haber sido entregados por él a los militares. Ambos estuvieron secuestrados cinco meses a partir de mayo de 1976.
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