Donald Trump perdió las elecciones de 2020 en Estados Unidos y su papel en el asalto al Congreso de enero de 2021 está bajo investigación. Pero eso no ha impedido que el expresidente siga dominando el Partido Republicano, donde apenas tiene rivales.
El Partido Republicano de EEUU y la larga sombra de Donald Trump
Donald Trump perdió las elecciones de 2020 en Estados Unidos y su papel en el asalto al Congreso de enero de 2021 está bajo investigación. Pero eso no ha impedido que el expresidente siga dominando el Partido Republicano, donde apenas tiene rivales.
El multimillonario de 75 años dará un discurso este sábado en la gran conferencia anual de los conservadores estadounidenses, el CPAC, en Orlando (Florida), una ocasión de comprobar una vez más la gran popularidad que cosecha entre sus seguidores.
A la espera de que llegue, su presencia ya se siente en todas partes del hotel que acoge la conferencia; en las numerosas gorras rojas con su lema 'Make America Great Again' (Devolvamos a Estados Unidos su grandeza) y en los discursos, como el del senador republicanos Ted Cruz, con burlas y ataques contra figuras odiadas por los conservadores.
"Trump es tan popular que, sea cual sea la postura que adopte, la mayoría de los republicanos sienten que tienen que estar de acuerdo con ella o, al menos, no criticarla en exceso", explica Aubrey Jewett, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Florida Central. "Porque si lo hacen, él se va a vengar políticamente".
Lo quieran o no, los republicanos deberán seguir lidiando con su líder en este año clave de las elecciones legislativas de medio mandato, con los riesgos políticos que implican algunas de sus declaraciones.
El mes pasado, Trump sugirió, por ejemplo, que podría indultar a quienes participaron en el asalto del 6 de enero. Unas palabras a las que apenas se opusieron un puñado de republicanos como el gobernador de New Hampshire, Chris Sununu.
El expresidente sigue empeñado, además, en asegurar que le robaron las elecciones, pese a que el 50% de los votantes republicanos quieren olvidar esas acusaciones y mirar al futuro, según un sondeo publicado este mes por el sitio Político.
"Numerosos líderes republicanos y responsables de campaña quisieran dejar eso atrás", dice Jewett. "Preferirían no hablar de cualquier tema que pueda ser controvertido para los votantes".
Trump "sigue siendo una persona cuyo respaldo se busca, especialmente en las zonas más conservadoras", asegura Susan MacManus, profesora emérita de la Universidad del Sur de Florida.
"Pero vemos cada vez más que algunos elementos de su lenguaje y su tono no funcionan tan bien con las mujeres votantes. Y a menudo ellas son el electorado indeciso", explica.
El dominio de Trump es tal que pocas voces han surgido como alternativas en su partido. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, parece ser el único capaz de acercarse al expresidente.
El jueves, en el CPAC, DeSantis pudo comprobar el fuerte apoyo del que goza entre los conservadores.
Aplausos, vítores y una ovación de pie al final de un discurso en el que hizo lo que mejor se le da: criticar al presidente demócrata, Joe Biden, y presentarse como un defensor de las libertades individuales frente a las imposiciones del gobierno federal.
Algunas de sus decisiones en Florida, como la prohibición de imponer el uso de mascarillas contra el covid-19 en las escuelas, lo han convertido en uno de los favoritos de medios conservadores como Fox News.
Y aunque DeSantis niega pensar en la Casa Blanca, su popularidad podría hacerle cambiar de opinión.
Según un sondeo publicado esta semana por la Universidad del Norte de Florida, entre los republicanos registrados en el estado, el gobernador está casi empatado con Trump como favorito para la presidencia.
"Como gobernador, DeSantis conoce muy bien los problemas económicos que afectan a los gobiernos y las empresas locales", opina MacManus. "Es capaz de hablar de la economía de una manera más significativa para sus bases. Y ahora mismo la economía es el gran problema".
Una señal de la creciente influencia de DeSantis es el hecho de que, según The New York Times, Trump esté enfadado con él. El descontento se debe a que el gobernador se ha negado a declarar que no se presentará a las elecciones de 2024 si Trump decide hacerlo.
El presidente, una figura clave en el ascenso de DeSantis desde político casi desconocido hasta gobernador, exige lealtad por parte de los republicanos.
"Ahora mismo, para DeSantis sería un suicidio político manifestarse en contra de Trump", dice Jewett. "No creo que se presente si Trump lo hace, pero no quiere decirlo, por si se da alguna situación imprevista".
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FUENTE: AFP
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