Hace 30 años, el antropólogo forense trataba de identificar un cadáver encontrado en la playa de la costa de Canelones y sin coincidencias con los rastreos indicados, se le ocurrió que podía tener conexión con un caso político de escándalo internacional. Seguro que no creyó en la carta supuestamente de Berríos en la que pedía que no lo buscaran, que estaba lo más bien en Europa. Ni creía en la foto en la que aparecía leyendo un diario italiano.
- Cultura >
El forense que descubrió a Berríos
Tenía razón en no creer esas cosas y mediante métodos como la superposición digital, el análisis de objetos personales, los registros dentales y las radiografías pudo confirmar la identidad del cuerpo hallado: era Eugenio Berríos.
Treinta años después, ese forense escribe un libro para contar todo lo vivido en aquel tiempo; lo que se contó y lo que había quedado por contar.
En la pileta de dulce de leche
La historia es fuerte.
Un químico chileno que estaba secuestrado en Uruguay, oculto en un chalet de Parque del Plata, logró escapar para pedir ayuda en una comisaría; no era su día de suerte, porque los militares que lo retenían se lo arrebataron a la Policía y nunca más se lo vio hasta que su cadáver apareció en las dunas de las playas canarias.
Los militares quisieron hacer creer que se había ido a Europa, pero en realidad había sido ejecutado y tirado en la arena de una playa de la Costa de Oro.
El antropólogo forense Horacio Solla definió la identidad: el cuerpo era de Eugenio Berríos, vinculado a operaciones macabras de la dictadura de Pinochet.
Solla estuvo con ese cadáver cuando lo descubrieron, cuando volvió a la morgue judicial para encontrar más rastros, y cuando trabajó en este libro, “Enigma Berríos” que revela un intrincado aparato de terror y de encubrimiento.
¿Por qué leerlo?
El caso se convirtió en un escándalo internacional, sucedido en Uruguay en tiempos de democracia, pero mediante una operación clandestina de “nostálgicos” de la dictadura. Berríos había llegado a Uruguay custodiado, para esconderse del brazo de la Justicia, y cuando quiso salir del “gran hermano militar”, comprobó que era un preso informal y su deseo de libertad lo llevó a la muerte. Lo ejecutaron en un lugar conocido como “el paraíso del mundo”. Eso es lo cuenta Solla en este libro sobre un caso estruendoso de 1993, en el que este forense fue testigo fundamental.
HORACIO SOLLA – “Enigma Berríos”
Dejá tu comentario