El atentado a Uribe: ¿al final era una bomba de estruendo?

El juez Norberto Oyarbide dijo que se trataba de un dispositivo "de impredecibles consecuencias". Para la Policía fue un golpe de efecto. Rumores de atentados

 

Primero, el polémico juez Norberto Oyarbide anunció que era una bomba "de impredecibles consecuencias". Luego, la Policía aclaró que el explosivo detectado era una bomba de estruendo.

Lo cierto es que a las 16.20 horas, el ex presidente colombiano Álvaro Uribe estaría parado en el escenario del teatro Gran Rex.

El personal de seguridad encontró en el tercer piso una caja de cartón con un teléfono celular colocado en su interior, conectado mediante cables unipolares a una batería de nueve voltios.

Tras el hallazgo, el lugar fue desalojado y la Policía cortó el tránsito en la avenida Corrientes al 800.

En medio de anuncios de atentados terroristas (en principio atribuidos a yihadíes o miembros de Hezbollá), el ex presidente Uribe -socio de Israel y principalmente de Estados Unidos- era el objetivo del atentado.

Uribe va a dar la charla de todos modos. El eje de su intervención es la transformación de Colombia en el marco de un simposio organizado por WOM-Latam, una empresa especializada en la producción de foros y seminarios para ejecutivos

Con el correr de las horas, las versiones sobre el talante de la bomba distaron bastante entre sí.

El comisario de la Policía federal Néstor Rodríguez dijo que el dispositivo era una bomba de estruendo.

Su información puso paños fríos al primer diagnóstico del controvertido magistrado Norberto Oyarbide, famoso por ser cliente habitual del cabaret Spartakus y por sus ampulosos viajes por el mundo.

El vocero de la Federal dio una explicación técnica del contenido del aparato. "La carga primaria estaba compuesta por dos bombas de estruendo de dos pulgadas, (artificios pirotécnicos) cuya carga reactiva estaría dada por cincuenta gramos de pólvora negra cada una". Y precisó que, "efectuadas las primeras tareas periciales sobre el teléfono celular, se constató que la alarma estaba dispuesta a funcionar a las 16.20 de hoy".

 Para Oyarbide, el cantar era otro. "Es un aparato simple, pero suficiente para producir la muerte en las personas que estaban próximas”, explicó.

Según el juez, el artefacto tenía capacidad para provocar "consecuencias absolutamente impredecibles" en la tradicional sala de la avenida Corrientes.

Oyarbide comparó el posible saldo del estallido con la tragedia de la puerta 12 en la cancha de River, dónde en 1968 murieron 71 hinchas por una avalancha.

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