Dos travestis asesinadas en menos de un mes en el Roosevelt

El crimen de la trabajadora sexual de 37 años hallada este sábado con un disparo en su cráneo, se suma a otro hecho de sangre ocurrido hace 20 días atrás.

 

Una travesti, de 37 años de edad, fue asesinada en la madrugada del sábado en el Parque Roosevelt. La policía de Canelones investiga el homicidio aún sin pistas firmes.

El cuerpo apareció en medio de un charco de sangre. Fue encontrado por personas que caminaban por el lugar y que dieron aviso a la policía. Estaba tendido en el suelo, por un camino que sale de la Avenida Gianattassio y baja hacia la rambla. Tenía profundas lesiones en el cráneo. La autopsia determinó además que tiene al menos un disparo de arma de fuego en el cráneo.

La policía sabe que esta persona ejercía la prostitución en la zona, y por eso desde este sábado a la noche comenzó a indagar a otras travestis que paran también en el Parque Roosevelt. También fueron indagadas otras dos travestis con quienes vivía la víctima pero los interrogatorios no arrojaron demasiados elementos firmes. En la zona donde fue encontrado el cuerpo, había gran cantidad de envases de preservativos tirados en el suelo.

SECRETO. Este caso se suma a otro ocurrido hace unas tres semanas. El pasado 17 de febrero fue hallada con un balazo en su abdomen una travesti que ofrece sus servicios sexuales en las inmediaciones del Parque Roosevelt.

Luego de varios días de internación y de permanecer en estado crítico en el Hospital de Clínicas, dejó de existir debido a la gravedad de sus lesiones.

El hecho ocurrió en aquella oportunidad en Avenida de Las Américas y Racine, en la zona de Parque Roosevelt, donde M. D.F.  de 30 años de edad, recibió un disparo en la zona abdominal izquierda.

Lo curioso de este caso es que esta travesti, antes de morir, fue interrogada por la policía. Les dijo que sabía exactamente quién había sido su agresor, pero que no revelaría el nombre porque pensaba hacer justicia por mano propia. Cuando fuera dada de alta iría a buscarlo para cobrar cuentas. Jamás pensó que su estado de salud empeoraría. Se llevó el secreto del nombre a la tumba. 

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