Doble atentado del EI causa un baño de sangre en el aeropuerto de Kabul

Un doble atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) causó decenas de muertos, entre ellos 13 militares estadounidenses, en el aeropuerto de Kabul, exacerbando el pánico entre los miles de afganos que intentan huir del país controlado por los talibanes antes del fin de las evacuaciones el 31 de agosto.

Un doble atentado suicida reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) causó decenas de muertos, entre ellos 13 militares estadounidenses, en el aeropuerto de Kabul, exacerbando el pánico entre los miles de afganos que intentan huir del país controlado por los talibanes antes del fin de las evacuaciones el 31 de agosto.

El balance de la doble explosión todavía no está claro. El Pentágono informó de 13 soldados estadounidenses muertos y 18 heridos, la mayor pérdida del ejército estadounidense en Afganistán desde 2011.

Las talibanes, por su parte, apuntaron a entre 13 y 20 fallecidos y 52 heridos, aunque un funcionario de sanidad del anterior gobierno elevó la cifra a 60 fallecidos.

El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el ataque, que agrava la dramática situación en el aeropuerto de Kabul, inmerso en una operación de evacuación a contra reloj para sacar del país a miles de extranjeros y afganos bajo protección occidental.

Videos difundidos en redes sociales reflejaban el pánico y la desolación en el lugar: decenas de víctimas, muertas o heridas, tendidos en las aguas sucias de un canal de desagüe, rodeados de socorristas desbordados. Hombres, mujeres y niños corrían en todas direcciones huyendo de las explosiones.

- EEUU 'no se dejará intimidar' -

En el peor momento desde el inicio de su mandato, un conmovido presidente Joe Biden prometió "perseguir" a los autores del ataque y hacerles "pagar" sus consecuencias y llamó "héroes" a los soldados caídos.

"Estados Unidos no se dejará intimidar", añadió en un tono marcial el presidente estadounidense, quien aseguró que la misión de evacuación seguirá en marcha en el aeropuerto.

El 31 de agosto, plazo máximo de retirada de las tropas estadounidenses, debe terminar esta operación que, según Washington, permitió evacuar a más de 100.000 personas. Pero con la fecha límite acercándose, varios países ya anunciaron el fin de sus vuelos de repatriación.

Entre ellos Australia, cuyo primer ministro Scot Morrison, se congratuló de haber sido "capaces de asegurar la salida del personal australiano restante durante la última noche, no mucho antes de los terribles acontecimientos que ocurrieron la pasada noche".

Alemania, Holanda y Canadá anunciaron que ya habían terminado sus vuelos de evacuación.

Las dos explosiones de la noche confirmaron los temores de un posible ataque terrorista emitidos durante la jornada por las potencias occidentales, que habían recomendado a sus ciudadanos alejarse del aeropuerto.

Según el ejército estadounidense, que teme que estos ataques "continúen", el atentado lo iniciaron dos suicidas del grupo yihadista, acompañados por otros miembros que abrieron fuego contra civiles y militares.

Los talibanes, a través de su portavoz Zabihullah Mujahid, condenaron "firmemente" el ataque, pero señalaron que "tuvo lugar en una zona donde las fuerzas estadounidenses son responsables de la seguridad".

El aeropuerto era el último lugar del país controlado por las fuerzas occidentales desde la caída de Kabul y el ascenso al poder de los talibanes el 15 de agosto.

- Pánico total -

Cuando empezaba a ponerse el sol, una primera explosión se produjo en Abbey Gate, una de las puertas de acceso al aeropuerto. Poco después, otra carga explosiva estallaba "en o cerca del hotel Baron" a poca distancia, explicó el Pentágono.

"Cuando la gente escuchó la explosión el pánico fue total. Los talibanes empezaron a disparar al aire para dispersar a la gente", dijo a la AFP un testigo del suceso, Milad.

"Había muchos muertos y heridos", añadió este hombre que, en medio de la confusión, perdió los documentos con los que esperaba embarcar en un avión con su mujer y sus tres hijos.

"No quiero ir nunca más (al aeropuerto). Muerte a América, a su evacuación y a sus visados", aseguró.

Los heridos "no pueden hablar, muchos están aterrorizados, sus ojos perdidos, su mirada vacía", explicó en Twitter el coordinador médico del hospital gestionado por la oenegé italiana Emergency, Alberto Zanin.

Aunque talibanes y EI son sunitas radicales, están enemistados entre sí. Cuando Estados Unidos y los talibanes cerraron en 2020 el acuerdo que trazaba las líneas de la retirada de las tropas extranjeras, el EI los acusó de abandonar la causa yihadista.

Los ataques desencadenaron mensajes de condena internacionales y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamó el jueves a una reunión de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad para discutir sobre la caótica situación en Afganistán tras el atentado en Kabul.

En la capital afgana, el ritmo de las evacuaciones empezó a ralentizarse, lo que aumenta el temor de que muchos afganos que colaboraron con los occidentales o el gobierno anterior no puedan abandonar el país.

Muchos afganos, especialmente en las zonas urbanas, no creen las promesas talibanes y temen un régimen igual de brutal y fundamentalista como el instaurado entre 1996 y 2001.

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FUENTE: AFP

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