Carmen Albana Sanz, maestra uruguaya de 48 años, residente en Barcelona, es una de las 113 docentes de España nominadas para los premios “Educa Abanca”, también llamados los “Goya de la educación”.
Carmen Albana: la niña de los Palomares que se convirtió en una destacada maestra en España
En Uruguay fue una niña pobre y sola, porque vivió mucho tiempo sin más personas mayores que un hermano apenas más grande que ella.
Albana es nacida y criada en Los Palomares de Casavalle. Más tarde fue maestra en el contexto de su barrio Borro.
En Uruguay fue una niña pobre y sola, porque vivió mucho tiempo sin más personas mayores que un hermano apenas más grande que ella.
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Hoy mismo se lo contaba a una compañera de trabajo que le preguntaba por estas cosas. Albana nunca habla en tono de queja, pero lo analiza todo. Apenas menciona como al pasar que “fueron épocas muy difíciles”. ¿Su deseo como maestra? “Que todos los niños tengan acceso a la educación emocional para que puedan gestionar sus emociones”.
Mucho que ver en su carrera tuvo la Iglesia Católica. Fue catequista y condujo grupo de jóvenes en la Gruta de Lourdes.
Desde chica disfrutaba de explicar, pero quería aprender más. Le pedía a Dios que le diera el don de la palabra, y lo procuraba cuando le llegó un televisor a su casa.
Los sacerdotes de la Gruta le pagaron los boletos para ir al liceo, en épocas en que el transporte no era gratis para los estudiantes.
Terminó sexto en el Miranda y, para hacer la carrera de maestra, de nuevo la ayudaron curas y monjas hasta con la ropa; y cuando se recibió le dieron empleo en uno de sus colegios.
Más tarde concursó para la escuela pública y obtuvo un cargo efectivo con alta calificación, que le permitió elegir entre muchas opciones: ella eligió el barrio Borro.
Se fue a España porque el padre de su marido vivía en Barcelona, y para poder cobrar la jubilación tenía que seguir viviendo allí. Decidieron acompañarlo.
Empezó limpiando casas. Aprendió catalán en apenas dos años para que le homologaran el título, y retomar su carrera de maestra. También lo logró.
Seguramente Uruguay tiene con ella una deuda mucho mayor que por las extremas dificultades que albana superó aquí en Montevideo, siendo niña y adolescente. Hoy habló por teléfono con Subrayado.
Como maestra en el Borro, Albana aprendió lo difícil pero no imposible que es educar a niños de familias desarticuladas y ambientes de violencia, modelos que reproducen en la escuela
Ella dice: “siempre han visto lo mismo, entonces son el maestro y las escuela los que tienen que darle la oportunidad de cambio”. Y agrega “nadie huye del cariño”, enseña Albana.
Albana advirtió del riesgo de la droga como destructora, no solo de familias, sino de oportunidades.
Desde hace once años trabaja en el mismo colegio, donde actualmente es maestra de segundo año.
Semanas atrás, tomando mate con su marido se enteró por mail que estaba nominada el prestigiosísimo premio de educación en España.
Es un premio de característica diferente a otros porque busca docentes que destaquen por calidad humana, praxis, trato con el alumnado y preocupación por el futuro de los niños.
Y lo más especial de estos premios es que quienes eligen a la maestra o el maestro a premiar son los alumnos y sus familias.
Ella misma quedó repetidora en segundo, en la escuela de Casavalle, porque no había aprendido a leer.
Ahora educa en un colegio de más de setecientos alumnos, en una zona de Barcelona donde no existe nivel de riesgo social.
Esa sociedad diferente a la suya es la que le está brindando a albana un reconocimiento monumental.
Quien ganará el premio se sabrá en enero, pero con la nominación Albana ya hizo historia, y no es la primera vez que la eligen.
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