El hombre que revolucionó el tango nació en Mar del Plata, pero se crió en Nueva York. Tomaba clases de música clásica, y admiraba el blues y el jazz.
Astor Piazzolla: el amor de "la Escalada", Gardel y el eterno retorno a Buenos Aires
La música del maestro Astor Piazzolla volverá al Teatro Solís el próximo 10 de abril, de la mano del Quinteto Astor Piazzolla.
Para su cumpleaños de 9 años esperaba una armónica, pero su padre, añorando el tango argentino, lo sorprendió con algo que Astor Piazzolla no había visto antes: un bandoneón. El instrumento que cambiaría su historia y la del tango.
Detrás de esta historia de virtuosismo, hubo también mucho trabajo y dedicación. "A las 8 de la mañana ya estaba en el piano, y hacía un paréntesis para comer algo, y a las 5 de la tarde terminaba", cuenta su viuda, Laura Escalada, que conversó con Subrayado en el Teatro Solís.
Mel Gibson prepara la secuela de "La Pasión de Cristo"
Y si hablamos de tango en Uruguay, evocamos a Gardel.
El padre de Piazzolla, "Nonino", que le daría el nombre al tango más famoso del compositor el día de su muerte, "Adiós Nonino", supo que Gardel estaba en Manhattan y envió a su hijo Astor a llevarle una artesanía hecha por sus propias manos.
El encuentro y la atracción resultó profética. Gardel lo invitó a participar de su película, "El día que me quieras" (1934), encarnando al canillita.
Laura Escalada dirige la fundación Astor Piazzolla, y dedicó su vida a difundir la música de "Astor", como ella lo llama, cuando asegura que el Quinteto Astor Piazzolla, que se presenta en el Teatro Solís el próximo 10 de abril, cuenta con los mejores músicos argentinos.
"Fue muy exigente con los músicos, tuvo los mejores músicos argentinos, y yo tengo los mejores músicos argentinos ahora, gracias a su rigurosidad y gracias a que él me lo enseñó", cuenta Escalada.
El joven Lautaro Greco es el responsable de revivir la magia de Piazzolla en el bandoneón, y Escalada asegura que "a Lautaro, con sus pocos años que tiene, a lo mejor Astor le debe haber soplado un poquito... no se sabe. Porque toca maravillosamente bien".
Piazzolla conoció a Laura Escalada en un estudio de televisión. Ella trabajaba en el programa al que él había sido invitado el día de su cumpleaños. Esa misma noche la invitó a salir, y ella le cayó con toda la troupe del estudio.
"Yo no era ninguna nena, pero nunca había salido con nadie del ambiente. No sabía que él no tenía un peso, y le dije que teníamos que ir todos", cuenta divertida con la mirada encendida. "Cargó con todos nosotros, todo el equipo", agrega.
Fueron a una función de Piazzolla y se sentaron todos en primera fila. Luego él hizo un segundo intento y la invitó a cenar, y ella también insistió en ir con todo el equipo.
Así cargó otra vez con todos, y fueron a comer osobuco a un restaurante bonaerense.
Poco después al fin logró cenar con ella, y así fue que Piazzolla y Escalada comenzaron su camino juntos, entre Buenos Aires y Europa.
Escalada cuenta que Piazzolla se nutría de Buenos Aires, y que llenaba el teatro un día, pero no dos.
Cuando volvía a Europa se ponía a trabajar en una nueva pieza con la que deslumbrar al público argentino en la siguiente visita.
En agosto de 1990, en París, una trombosis cerebral le generó un daño irreversible, y lo dejó paralítico.
Escalada lo llevó a Buenos Aires, pues allí era donde él había dicho que quería morir. "Lo traje muy sola, porque no vino nadie de Buenos Aires. Nadie, nadie, nadie. Me dejaron muy sola", relata Escalada, emocionada.
Esta mujer que no conoce de límites en el amor a Piazzolla, logró llevarlo desde París a Buenos Aires en un avión con una enfermera, un médico y un pulmotor, y lo acompañó en sus últimos dos años de enfermedad.
El Quinteto Astor Piazzolla se presenta el martes 10 de abril, a las 21 horas, en el Teatro Solís.
Dejá tu comentario