Adolescente sufrió serias lesiones en extraño ataque de "bichos marinos"

Ocurrió en Australia. Los médicos no encontraron explicación a las heridas, y tuvieron dificultades para detener la hemorragia, pues no coagulaba.

Sam Kanizay es un adolescente australiano de 16 años, que está recuperándose tras haber sido atacado por múltiples “bichos marinos”.
La BBC recoge su historia.

El padre de Sam, Jarrod Kanizay, relató que Sam llegó a su casa con los tobillos y parte de las piernas y los pies con heridas que no paraban de sangrar, y que parecían una “herida de guerra”.

"Parecía una herida de guerra... como un ataque con granada. Había mucha sangre" dijo Jarrod a la BBC.

Sam había jugado un partido de fútbol en la tarde del sábado, y decidió refrescarse en la playa de Brighton Beach, en Melbourne.

Había poca luz y Sam pasó unos 20 minutos con el agua hasta la cintura, y según dijo, sintió un cosquilleo en las piernas al salir del agua helada.

Luego notó que sus piernas estaban ensangrentadas.

Fue a su casa, donde lo atendió su padre, pero no lograban parar la hemorragia. “No coagulaba”, relata su padre.

Rápidamente lo llevaron al hospital pero los médicos no fueron capaces de identificar las causas de las heridas, así que Jarrod decidió investigarlo por su cuenta.

"Recogí unas extrañas criaturas del mismo lugar, metiéndome en el agua y atrapándolas con una red", dijo el padre, que agregó que eran de color arena.

Se las envió a expertos, y el biólogo marino Genefor Walker-Smith, que vio una muestra, dijo que los bichos probablemente sean “pulgas marinas”, un crustáceo carroñero.

Dijo que el caso es muy raro, puesto que no atacan a la gente "como pirañas", y que tal vez las haya perturbado mientras comían. Walker-Smith dijo que la razón por la que las heridas de Sam continuaban sangrando es porque tal vez las criaturas tuvieran anticoagulante, como las sanguijuelas.

Las pulgas marinas o “lisianásidos” se alimentan de la carne de animales muertos o moribundos, y si bien pueden morder a humanos, el profesor de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash dijo al Herald Sun que "nunca antes había visto algo como esto en un humano".

 

 

Fuente: BBC

Foto: Jarrod Kanizay

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