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A sus 95 años murió el reconocido historiador Eric Hobsbawm
El historiador nacido en Egipto y radicado en Gran Bretaña fue uno de los principales pensadores del planeta.
El historiador egipcio-británico Eric Hobsbawm, uno de los principales pensadores del planeta, murió hoy a los 95 años en Londres.
Su muerte ocurrió en el hospital Royal Free de Londres, tras una larga enfermedad, según informó el diario The Guardian.
Nacido en Alejandría en 1917, formado en Austria y Alemania, profesor emérito de la Universidad de Londres, es autor de Historia del siglo XX. 1914-1991, Guerra y paz en el siglo XXI y su autobiografía Años interesantes, entre otros muchos títulos.
Otros de sus best-sellers fueron La Era del Capitalismo y la Era del Imperio.
Hobsbawm fue un acérrimo defensor del marxismo. Fue miembro del Partido Comunista británico.
Estudió en la Escuela de Gramática de Marylebone y en el Kings College, Cambridge, antes de ser nombrado profesor de la Universidad de Birkbeck en 1947.
Fue el inicio de una larga relación con esta universidad, de la que acabó siendo rector. En 1978 ingresó en la British Academy.
Le sobreviven su esposa, Marlene, su hija Julia, sus hijos Andy y Joseph, sus siete nietos y su bisnieto.
Mirá una de sus últimas entrevistas con El País de Madrid.
JAZZ Y POLÉMICAS. En su autobiografía, "Años interesantes", publicada cuando tenía 85 años, escribió: "Pertenezco a una generación para la que la revolución de Octubre representó esperanza para el mundo".
Durante años fue el crítico de jazz de la revista progresista "New Statesman", bajo el pseudónimo de Francis Newton -en honor al trompetista comunista de Billie Holiday-, y escribió un libro sobre esa música.
Tras publicar su primera obra en 1959, en los años 60 se estableció como historiador de referencia internacional, con un análisis de la historia no basado en la vida de los reyes y estadistas, sino en el contexto económico y social.
Aunque fue consciente de los excesos del comunismo totalitario, Hobsbawm fue fiel hasta el final a sus ideas socialistas y sostenía que "la injusticia social todavía debe ser denunciada y combatida", ya que "el mundo no va a mejorar por sí solo".
Su apoyo a algunos proyectos estalinistas como la invasión a Hungría en los 40 le costaron no poco dolores de cabeza y postergaciones en su carrera académica.
En el Reino Unido, el Gobierno laborista de Tony Blair medió en 1998 para que se le concediera la condecoración real de "Compañero de honor" por su labor en las humanidades.
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