Subrayado Investiga: Explotación sexual infantil en Uruguay

    “Todo el mundo lo sabe, pero nadie dice nada”, aseguran autoridades y trabajadores sociales y apuntan especialmente a que “si hay oferta es porque hay demanda”.

     

    En las últimas semanas se registraron varios casos de explotación sexual de menores que tomaron estado público. Y los casos y las denuncias se dan en todo el país. Paysandú es el departamento en el que hay mayor cantidad de chicas menores de edad ejerciendo la prostitución.

    Quizá lo más inquietante de esta realidad, que se vive en Paysandú y en cada lugar donde hay una menor explotada sexualmente, es que todo el entorno lo sabe.

    Carlos Damico, director departamental del Ministerio de Desarrollo Social en Paysandú, informó que se han detectado unas 20 jóvenes que estarían vinculadas en forma directa a esos casos en que se hicieron intervenciones, pero se sabe que hay más.

    El comisario Ricardo Coelho, de Paysandú, afirma que estos casos son muy complicados de tratar justamente por la dificultad para obtener pruebas y testimonios. “Todo el mundo sabe al momento de preguntar. Pero al momento de afirmar nadie dice nada”, señaló.

    Parte del problema es que la sociedad hace oídos sordos, afirmó el sociólogo Luis Purschter, presidente del Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial.

    “Pasa el silencio, la complicidad, el no te metas y cuando estalla el problema los mismos vecinos que antes miraban para otro lado son los que encabezan la marcha”, agregó. 

    SECUELAS. “La vida de una niña que pasó por eso queda hecha pedazos. Las secuelas físicas y psíquicas que conlleva este tipo de violencia son para toda la vida y no siempre la persona recupera su calidad de sujeto”, afirmó Purchster.

    También la reinserción social de una chica que ejerció la prostitución es uno de los puntos que preocupan a quienes trabajan en el tema. Isabel Morales, asistente social que trabaja hace 20 años en Paysandú, afirma que allí “no hay lugar” para que eso suceda.

    Por su parte, Karina, de 39 años, quien fue explotada sexualmente hasta los 18 y actualmente se gana la vida ejerciendo el trabajo sexual, dio su visión sobre esta problemática y afirmó: “el cliente de una menor es una porquería. Ojalá que nunca sus hijas pasen por lo que ellos hacen pasar a las hijas de otros”.

    NO VICTIMIZAR MÁS A LAS VÍCTIMAS. Eduardo Flores, coordinador del programa Con los pies en la tierra, que funciona en Paysandú, dijo a Subrayado que uno de los temas centrales a atender es que si hay oferta es porque hay demanda.

    “Hay un mercado de gente bien. No hay que ser muy observador para ver que son muchos autos de alta gama los que paran en las esquinas”, agregó. 

    Para Flores la solución a este problema tan complejo pasa por “asumir lo social como un trabajo colectivo, que no va en denunciar a la niña que está en la esquina sino en tomar la matrícula del auto que la levantó. No hay que victimizar más a las víctimas, porque en realidad hay un montón de victimarios que son los que hacen posible que existan esas víctimas”.

    El de la explotación sexual de mujeres es un tema complejo y las políticas sociales no son suficientes. “El fenómeno es más grande que la capacidad de acción que tenemos las instituciones”, aseguró Purchster. 

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