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"Ser hijo de puta es una ventaja, desgraciadamente"
El fisiólogo celular Marcelino Cereijido escribió un libro sobre cómo opera la humanidad de las personas perversas, si es que estas dos cosas pueden ir juntas
El fisiólogo celular y molecular, Marcelino Cereijido, escribió un libro cuyo título no da lugar a dudas acerca del tema que trata: "Hacia una teoría general de los hijos de puta".
Cereijido, de 79 años, empezó a investigar qué impulsos llevan a las personas a convertirse en perversos, en malas personas.
No es un libro sobre ética, advierte. Por el contrario trabaja sobre las bases fisiológicas.
Sin embargo, la idea surgió luego de viajar mucho por el mundo y preguntar, en todos lados, cuál era el insulto más neurálgico del lugar.
"Los que trabajamos en biología pensamos que cuando algo es universal tiene una naturaleza biológica, como el sueño por ejemplo. Así fue que pensé, en base biológica, que hace que se designe a la persona mala como un hijo de puta", comentó en entrevista con la revista Galería.
Según el experto, "no existe persona que puesta en circunstancias adecuadas no sea un hijo de puta" . "O sea, una cosa es que usted tenga la capacidad en potencia y otra es que la ejerza. Lo que hay es mucha gente que no comete hijoputeces hasta que llega el caso".
El objetivo, siempre, es sobrevivir, salir adelante, prevalecer en una encrucijada.
"No existe el gen de la maldad", según el fisiólogo, aunque precisó que "existe una partitura genética que se activa cuando están dadas las condiciones".
El conflicto de la ex Yugoslavia es un buen ejemplo de ello. Hoy se sabe que durante la guerra étnica se castraron y asesinaron niños. ¿Quiénes eran esas personas que cometieron aberraciones de tamaña magnitud? Eran sastres, pintores, maestros, personas comunes, que en determinado contexto histórico hicieron lo que hicieron.
Otro ejemplo es el caso de los seres humanos que se comen a otros seres humanos. En principio es una realidad condenable, pero el caso de los uruguayos sobrevivientes en los Andes ponen en su lugar un hecho incontrastable: el momento y el lugar también habla por las personas.
Para Cereijido, tener la capacidad de ser hijo de puta es un beneficio a la hora de mejorar su situación frente a las personas que poseen más inhibiciones.
"Miro el tema desde el punto de vista de la evolución: cómo se pudo seleccionar una especie tan hijo de puta. ¿Qué decir que da alguna ventaja ser hijo de puta? Y la respuesta desgraciadísima es "sí", dijo el científico.
Cereijido sostiene que el genocidio "es la más humana de las hijoputeces".
"No conozco ningún organismo no humano que practique el exterminio sistemático de sus congéneres, ya no digamos para alimentarse sino solo para exterminar", agregó.
En otros aspectos, los humanos son más animales de lo que se cree. Integran a sus armas lo que Cereijido llama "pechinas".
En términos biológicos, pechina es aquella parte del organismo generada por la evolución con un determinado propósito, que luego adquirió una forma distinta; por ejemplo, el hocico de la víbora, el pico del loro o las fauces carnívoras adquirieron una función adicional a la de comer, pues estos animales aprendieron a usarlos también para atacar.
El científico argentino radicado en México explicó en ese sentido cómo es que se produce a prevalencia de unos sobre otros, y cómo se trata de un sentimiento primitivo que está incorporado en la naturaleza desde hace miles de años.
"Hijoputez consiste en tomar un atributo biológico que nos permite sobrevivir 'lícitamente' y transformarlo en pechina perjudicial. En ese sentido, el hecho de estar insertados en cadenas tróficas y tener que devorar a otros organismos para sobrevivir nos llevó a desarrollar atributos para poder cazarlos y comerlos, los mismos que después se transformaron en pechinas para abusar del otro", afirma.
FOTO: Afiche en la ciudad de Buenos Aires, con el ex dictador Jorge Rafael Videla, preso por delitos de lesa humanidad
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