EL CORREO DE LOS VIERNES

Sanguinetti cuestiona procesamiento de militares "que ayudaron a la reconstrucción democrática"

El ex presidente Sanguinetti advierte que en el Poder Judicial se instala "un clima de persecución (...) revancha, venganza o, peor aún, de explotación demagógica".

El ex presidente Julio María Sanguinetti cuestionó el procesamiento con prisión del ex comandante del Ejército Juan Rebollo como “responsable de un trágico episodio ocurrido en 1974 en un enfrentamiento entre tupamaros y un grupo militar”.

En su columna habitual publicada en El Correo de los Viernes, Sanguinetti recuerda que en ese episodio “murieron tres jovencitas y nada menos que el jefe del grupo militar actuante, capitán Juan Gutiérrez, resultando también herido el entonces teniente Rebollo”. “O sea que se trata de un episodio típicamente militar”, agrega.

“Podría considerarse un homicidio en legítima defensa, pero —en todo caso— juzgado con el derecho vigente en esa época, por lo que se estaba ante un delito común”, señala Sanguinetti, y agrega que el fiscal que pidió procesar a Rebollo “reconoce ese hecho fundamental pero luego se contradice en sustancia porque aparte de ignorar hasta la prescripción del delito, reconoce que hubo un fuerte tiroteo de varios minutos, pero luego afirma que las tres jóvenes muertas fueron fusiladas”.

“Todas presunciones, cuando un fiscal solo puede acusar si posee la certeza absoluta de los hechos. En el caso, hasta duda de si ‘hubo resistencia o no’ al allanamiento, pero igualmente acusa. Es muy grave, porque desde que hay leyes, in dubio pro reo, en la duda a favor del acusado”, escribe el ex presidente de la República: 1985-1990 y 1995-2000.

“El episodio nos importa particularmente, porque no estamos hablando de las figuras condenables de la dictadura, sino de un oficial de la democracia, como otros que sufren hoy parecidas amenazas. En efecto, al general Rebollo lo ascendimos nosotros, en 1985, y fue el primer general del gobierno democrático”, destaca Sanguinetti.

“Estamos, como se advierte, en un terreno muy peligroso para la vida democrática de un país que construyó un clima de paz luego de la dictadura, sobre la base de un gran magnanimidad. Se amnistió a los tupamaros o se decretó su libertad mediante un cómputo favorable de los años de prisión. Quedaron 30 crímenes sin resolver, por los que nadie fue preso. Como es notorio se votó la ley de caducidad, a propuesta de Wilson Ferreira, que sometida a plebiscito en dos oportunidades, en 1987 y 2009, resultó ratificada. Luego hubo una disparatada ley ‘interpretativa’ que hasta provocó la airada oposición de Fernández Huidobro y, finalmente, se ‘derogó’ la ley de caducidad, ignorando que ya había producido efectos irreversibles. Tan grave o más que lo jurídico es la doble moral: para unos la amnistía, para los otros la prisión”, señala Sanguinetti este viernes 29 de julio.

“Más allá de esa clara dualidad ética, es verdad que algunos de los procesados en estos años eran realmente responsables de actos deleznables y existía prueba de ello. Luego se empezaron a decretar procesamientos sin mayores pruebas y ahora se está llegando a jóvenes oficiales de la época, que hicieron luego una destacada carrera bajo los gobiernos democráticos y llegaron a generales o almirantes. Para ello se retuercen los textos jurídicos y hasta se hacen apreciaciones políticas totalmente fuera de lugar, como decir que haber encargado a las Fuerzas Armadas el combate a la guerrilla, en setiembre de 1971, generó un ‘camino inexorable’ hacia el golpe de Estado”, agrega Sanguinetti.

“Desgraciadamente, estos hechos se plantean en términos en que cualquier enfoque que no parta de la condena a priori del militar, provoca la descalificación grosera. Aun a riesgo de ella, y por un deber moral, nos sentimos en la obligación de plantear esta situación. Se ignora la ley de caducidad, ratificada por la ciudadanía y hasta se ha llegado a invocar el Tratado de Roma que, por su propio texto, no es aplicable. Lo peor es que se está condenando a militares profesionales serios por hechos de hace 50 años en que su deber les impuso actuar en dificilísimas circunstancias de tensión y enfrentamiento. Son militares que, lo afirmo en nombre de la experiencia personal, ayudaron a la reconstrucción democrática”, remarca el ex mandatario.

“El Poder Judicial, al que todos particularmente respetamos, viene incurriendo en excesos de algunos jueces en diversos ámbitos. En estos temas, ha cambiado una y otra vez de opinión y adolece de episodios como los narrados. Específicamente, están actuando un solo fiscal y dos jueces. Nos duele, nos preocupa, nos genera pesar. Una sociedad uruguaya, que fue con justicia ampliamente generosa con los responsables de la violencia política de los años 60 y 70, no debe aceptar que, forzando leyes y tratados, se instale un clima de persecución que bien puede calificarse de revancha, venganza o, aun peor, de explotación demagógica. La democracia no puede hacerse cómplice de la degradación del derecho y la justicia”, finaliza Sanguinetti en su artículo de El Correo de los Viernes.

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