Perú al Mundial tras 36 años al vencer 2 a 0 en repechaje a Nueva Zelanda

La emoción en las calles de Lima y el homenaje al suspendido Paolo Guerrero. Farfán y Gareca, los héroes que superaron la adversidad

Perú despertó este miércoles de un largo sueño y volvió a un Mundial después de 36 años, en una noche épica, donde se impuso por 2-0 ante Nueva Zelanda en Lima y se hizo del último cupo a Rusia-2018.

Oficiando como '9' y en reemplazo de su querido amigo y suspendido capitán, Paolo Guerrero, un inspirado Jefferson Farfán conectó un certero disparo a los 27 minutos, que puso a volar al portero Stefan Marinovic y elevó al cielo a 30 millones de almas que comenzaban a ver a su país de vuelta en una Copa del Mundo.

"Paolo, esto es para ti, Paolo está por ahí", dijo "La Foquita", al final del juego, señalando a las tribunas.

En la segunda mitad, a los 65, un tiro de esquina se escurrió por entre las torres neozelandeses y llegó a los pies de la "sombra" Christian Ramos, quien, también en posición de '9', metió un zapatazo que dejó sin garganta al Estadio Nacional.

Después de su último Mundial en España-1982, el sueño de Rusia-2018 se hacía realidad.

En una noche de homenajes a Guerrero, Perú se reencontró con el juego al ras del piso, de pase rápido, desequilibrante, con juego de cintura, que abría la cancha con efectivos laterales y dejaba sin argumentos a una Nueva Zelanda por ratos replegada y que complicó con chispazos de su estrella Chris Wood en el segundo tiempo.

La visita llegó a Lima a proponer un juego similar al que ofreció en Wellington. Arrancó apurado, con presión y aplicando el pelotazo, con marcas de a tres y un juego brusco que les hizo llevarse faltas.

SALIR A MATAR


En la ida, en Wellington, el equipo peruano fue cauteloso y jugó aún dolido por la ausencia de Paolo Guerrero, suspendido por un resultado adverso en un examen antidopaje. Pero ahora estaban en su casa, con un estadio Nacional de Lima pintado de blanco y rojo. Había que salir a matar.

Así que el DT de Perú, Ricardo Gareca, optó por un esquema desequilibrante y colocó al marcador Luis Advíncula por la banda derecha, un hombre con una velocidad que le permitió cambiar de lado a discreción. Y dejó sus intenciones claras. A los dos minutos un disparo suyo sacó astillas al arco de Marinovic.

"Vaaamos, vamos peruanos, que esta noche, tenemos que ganar", coreaban las graderías del Nacional.

A los doce, "El rayo" volvería a avisar y, tras sacarse de encima a Wynne puso un centro rasante que el portero controla. Por la banda izquierda, Miguel Trauco detectaba las carencias de la zaga visitante. Y el gol tenía que llegar.

Christian Cueva picó por la izquierda, controló la pelota y puso un pase certero a la zona del '9'. Tal vez creyó ver a su compañero Guerrero, pero era "la foquita" Farfán quien llegaba para recibir el balón y acomodar un misil en las redes de Marinovic.

La celebración fue con la camiseta de Guerrero, que le lanzaron desde la banca. Perú soñaba. "Cómo no te voy a quereeeer, como no te voy a quereeer....". Farfán se reivindicaba así con una hinchada que le había sido adversa, tras un irregular historial.

"Tenía convencimiento en la calidad del jugador peruano. Me fijo en el jugador y no en el lugar donde está y eso abre oportunidades para todo el mundo", aseguró el "Tigre", quien armó su equipo escarbando en los clubes locales, con pobres resultados internacionales y con problemas económicos. Consiguió una escuadra sin estrellas pero con hambre de triunfo.

Nuevamente los incas probaron a los 41 vía Trauco, con un disparo que se fue de las manos del cancerbero de los "All Whites" y que controló antes de que Farfán reaccionara.

Nueva Zelanda apostaba por un frágil juego aéreo que Perú devolvía a ras del gramado y abría la cancha.

RENACIMIENTO

Si bien fue dueño del primer tiempo, el inicio del segundo fue más impreciso para Perú. El DT neozelandes, el estadounidense Anthony Hudson, colocó a su mejor arma: Chris Wood, que envalentonó a su equipo. Empezaron a ganar los espacios en el medio y a rearmar un juego aéreo que casi le da resultado a los 49 minutos con centro que el propio atacante del Burnley de Inglaterra conectó sin éxito.

Perú no tardó mucho para volver a la carga. Recuperaba el toque, amagaba. Un tiro de esquina de Cueva sellaría el destino. Farfán saltó para conectar pero fue finalmente la "Sombra" Ramos quien conectó y subió al Perú en el avión a Moscú.

Faltando diez minutos Perú olió la sangre e intentó ir por más. Buscaba la contra con Cueva y Edison Flores, pero la emoción por el triunfo parecía jugar en contra.

En tanto, Wood se ofuscaba al no encontrar complicidad en sus compañeros. Una desinteligencia de los incas a los 90 minutos obligó al portero peruano Pedro Gallese a achicar. Pero ya todo estaba dicho.

Atrás quedó el dolor de haber perdido a Paolo Guerrero. Atrás quedaron tres décadas de fracasos, frustraciones, del jugamos como nunca y perdimos como siempre, del "qué bonito juega Perú que pierde por goleada". Hoy, Perú jugó bonito. Y ganó.

CONVENCIDO DEL MATERIAL

El seleccionador de Perú, el argentino Ricardo Gareca, aseguró que, pese al difícil comienzo en la eliminatoria, siempre estuvo convencido de la calidad del futbolista inca, que hoy vuelve a una Copa del Mundo después de 36 años de ausencias.

"Es una meta cumplida. Tenemos un grupo de jugadores que podemos contar con ellos. Lo importante es que se cumplió el objetivo", aseguró el "Tigre" en una conferencia de prensa al final del partido que Perú ganó 2-0 a Nueva Zelanda en Lima por la repesca Conmebol/Oceanía.

Desde que inició sus labores en 2015, Gareca aseguró que confiaba en la calidad del jugador peruano, algo que en ese momento era difícil de entender, debido a los permanentes fracasos de la escuadra inca.

"Tenía convencimiento en la calidad del jugador peruano. Me fijo en el jugador y no en el lugar donde está y eso abre oportunidades para todo el mundo. El jugador peruano tiene que estar preparado por sobre todas las cosas. Hay varios jóvenes que están asomando y que deben ser tenidos en cuenta", aseguró el "Tigre".

Tras un inicio nefasto en las eliminatorias, Gareca prescindió de las "vacas sagradas", decisión que nadie se había animado a tomar. Apostó por buscar en los clubes locales -muchos de ellos con problemas económicos y de pobre desempeño internacional- a jóvenes destacados y con ganas.

El argentino, reconocido por su sobriedad para celebrar triunfos y asumir fracasos, reconoció que tuvo un difícil comienzo en las eliminatorias, y que sufrió mucho cuando Perú cayó 4-3 ante Chile en casa. En tanto, recobró la esperanza cuando vencieron 2-1 a Ecuador de visita.

"Lo que hice fue confiar en el equipo que tengo (...) Lo más importante de todo es que podamos capitalizar pero aprendiendo. Tenemos mucho por aprender como grupo y selección. Logramos el objetivo y es importante lograr objetivos. Somos una selección que está para crecer y tener los pies sobre la tierra".

Gareca reafirmó que conducirá a Perú durante su participación en Rusia-2018. "Esto tiene que ver con una unión nacional. Estamos metidos todos en esto (...) Era una meta trazada, un camino difícil y lo logramos (...) Es bueno ganar y tener los pies sobre la tierra", precisó.

Con la cabellera al viento pero sin caballo ni armadura, Ricardo Gareca fue el príncipe que entró al castillo y rescató a un Perú de las fauces del dragón de los fracasos, y le dio el beso de la clasificación a un Mundial, luego de 36 años de letargo.

Con una melena rock and roll y el espíritu zen, el argentino asumió las riendas incas en 2015 y, pese a los tropiezos y resistencias iniciales, potenció las ansias de ganar de una joven generación que solo vio derrotas en sus antecesores.

"Ricardo nos devolvió la identidad. Es un DT muy táctico, ve mucho fútbol", dijo a la prensa Nolberto Solano, asistente del estratega.

A sus 59 años, este muchacho de Tapiales fue mediocampista, arquero y luego un efectivo "9". Y fue precisamente la figura del "9" la que privilegió en este equipo.

CREER PARA GANAR

"No hemos ido a un Mundial hace muchos años y en eso también tiene que ver la falta de confianza y eso incorporó en esta selección", dijo el mediocampista Edison "Orejas" Flores, uno de los descubrimientos de Gareca.

Tras un inicio nefasto en eliminatorias, Gareca prescindió de las "vacas sagradas", decisión que nadie se había animado a tomar. Apostó por buscar en los clubes locales -muchos de ellos con problemas económicos y de pobre desempeño internacional- a jóvenes destacados y con ganas.

"Yo nunca me voy a dar por vencido mientras matemáticamente tengamos chance. Tengo esa fe de que este podría ser un año importante para nosotros", dijo a la prensa Gareca en enero, cuando ya le llovían las críticas.

Pero el universo conspiró. Las apuestas de Gareca empezaban a funcionar. Venció 4-1 a Paraguay de visita, empató con Venezuela, batió 2-1 a Uruguay y 2-1 a Bolivia, y consiguió un histórico triunfo, también 2-1, ante Ecuador en Quito.

"Lo único que tengo en la cabeza es la meta (clasificar al Mundial), que es viable y tengo mucho optimismo", indicó el DT.

El entrenador que debuto en 1978 en Boca Juniors, resucitó el juego colectivo y el toque a ras del campo, tradicional de Perú. Como diría Alfredo Di Stéfano, "ningún jugador es tan bueno como todos juntos".

Resistió luego a Argentina en su fortín de La Bombonera y con la ayuda del goleador Paolo Guerrero puso el 1-1 ante Colombia que los llevó al repechaje. Dolidos luego por la suspensión de su máximo artillero, se reacomodaron para batir a Nueva Zelanda y quedar listos para ir a Rusia.

Los festejos en las calles de Lima fueron proporcionales a la larga espera.

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LLORANDO COMO UN CONDENADO

El melenudo de 1,86 m puso a su país dentro de México-1986. Era junio de 1985. Perú ganaba de visita a Argentina 2-1 y tenía un pie en el Mundial de año siguiente. Pero el "Tigre" empujó un balón cuando faltaban 10 minutos y mandó a Argentina para México y a Perú a un repechaje que luego perdería.

Sin embargo, Carlos Bilardo no convocó al "Flaco" al equipo que luego sería campeón del mundo. A solas, Gareca "lloró como un condenado". Este será el primer Mundial de su vida.

Juan Carlos Oblitas, director deportivo del fútbol peruano, eligió a Gareca por encima de los colombianos Jorge Luis Pinto y Reinaldo Rueda. Es el primer argentino en entrenar al Perú para un Mundial.

"Ricardo tiene un espíritu positivo que tienen pocas personas (...) Al 'Tigre' lo desintoxican para que su mente solo piense en las cosas buenas de la blanquirroja", dijo.

Y hasta en los momentos de euforia, el "Tigre" mantiene la calma. "Él disfruta las cosas, los procesos, los logros, después, más en frío, con la familia", ha dicho su hijo Milton.

Gareca entrenó en 2007-2008 al club Universitario de Deportes, con el que salió campeón. Pero lo que más le recuerdan es el tiro de gracia que le dio a Perú en 1985.

Dirigió los clubes argentinos Talleres de Córdoba, Independiente, Colón, Quilmes y Argentinos Juniors y Vélez Sarsfield. También a los colombianos América de Cali en el 2005 y Santa Fe en el 2006.

Tras dejar Perú, el "Tigre" sacó campeón a Vélez en el Torneo Clausura 2009 y 2011, Torneo Inicial 2012 y el Campeonato de Primera División 2012-2013. En mayo de 2014 entrenó al brasileño Palmeiras.

La continuidad de Gareca en Perú está garantizada. Como en los cuentos de hadas, Perú y "El Tigre" vivirán felices para siempre. ¿Cuánto es para siempre? Por ahora, un Mundial.

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