"No consiento que le digan criminal; Graciela estaba enferma"

Así la define Mari Ángeles a Graciela Baravrán, la uruguaya enviada a prisión por el asesinato de tres menores discapacitados del hogar "Nuevo Amanecer" de Boecillo, Valladolid.

Ella conoció a Graciela hace ocho años, cuando la imputada del crimen cuidaba a unos familiares. Baravrán había llegado desde Argentina hacía poco y todavía no había registro de la depresión que comenzó a aflorar años después y que desencadenaría la tragedia.

Baravrán, de 55 años, nació en Montevideo, pero vivía en Buenos Aires cuando partió en 2001 hacia España en busca de mejores horizontes. Está casada con un argentino y tiene una hija, que casualmente ocupa un cargo ejecutivo en la ONG "Misioneros de la Paz" que administra el hogarde acogida.

"Graciela es una persona muy cariñosa, muy abierta, muy luchadora porque cuando llego de Argentina luchó mucho por su família cuando su marido sufrió un accidente", dijo Mari Ángeles entrevistada por la cadena Antena 3 de España.

 "Yo hablaba practicamente todas las semanas con ella hasta hace poco tiempo. Me decía la medicación que estaba tomando y que se la cambiaban", dijo la amiga.

Según ella, Graciela daba aviso de su situación, pero nadie "le hacía mucho caso". "Esto la hundió y no sabía por donde ir".

Mari Ángeles no consiente que "se la llame criminal o asesina" en estos momentos.

"Ella era una persona que estaba enferma", sostuvo.

Mari Ángeles cree que Graciela es una víctima y que las autoridades deben licuar responsabilidades "primero con relación a ella, a los psiquiatras que la llevaban y segundo por los niños, la gente que la ha contratado".