“ESCAPE ROOM: SIN SALIDA”.
El cine busca nuevas fórmulas para atraer a los espectadores. Sobre esa base el fenómeno llega al cine, con entretenimiento incluido fuera de la pantalla, en una película de terror psicológico.
El cine busca nuevas fórmulas para atraer a los espectadores. Sobre esa base el fenómeno llega al cine, con entretenimiento incluido fuera de la pantalla, en una película de terror psicológico.
El juego consiste en intentar escapar de una habitación resolviendo pruebas y acertijos en determinado tiempo. Cada habitación se convierte en una pequeña película, pero el juego les traerá varias sorpresas, donde prima el terror y el suspenso.
El entretenimiento también tiene su espacio para que participe el espectador que asiste a cada función. Pasarán por una experiencia similar, solucionando enigmas y rompecabezas.
Subrayado pudo dialogar con sus intérpretes y el director en Los Ángeles.
Esta película parte de un intento de expandir el mercado de piezas para armar.
La contraposición del mundo de los juguetes con el mundo real ya fue una apuesta fuerte en la primera película.
Piezas de colores utilizadas para la felicidad de los niños, iniciados desde temprano en las prácticas del consumismo sin freno.
Una batalla entre un enemigo invencible y los héroes, que deben reinventarse a sí mismos.
Trama sensible y lírica sobre tres hermanas cuyo padre formó otra familia, fallece y entonces, luego de 15 años de no verlo, deciden viajar al funeral.
Allí se encuentran con una tímida y encantadora hermanastra quinceañera.
Experiencia de redescubrimientos y convivencia entre todas.
Tantos años de separación, de padres y madres ausentes, obligan a las hermanas a llenar los baches, pautados por el paso del tiempo en un retrato agridulce de la clase media japonesa.
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