La democracia languidece en Camboya 30 años después del acuerdo de paz

Tres décadas después del trascendental acuerdo que puso fin a años de violencia en Camboya, su indestronable dirigente Hun Sen ha aplastado a la oposición y planea una sucesión dinástica que ensombrece las esperanzas de un futuro democrático.

Tres décadas después del trascendental acuerdo que puso fin a años de violencia en Camboya, su indestronable dirigente Hun Sen ha aplastado a la oposición y planea una sucesión dinástica que ensombrece las esperanzas de un futuro democrático.

Los Acuerdos de Paz de París del 23 de octubre de 1991 terminaron con un largo periodo de masacres sangrientas desde el ascenso de los comunistas Jemeres Rojos de Pol Pot al poder en 1975.

Dos millones de camboyanos murieron por asesinatos, hambre o sobreexplotación bajo ese régimen genocida, antes de que Vietnam invadiera el país en 1979 y comenzara una larga guerra civil.

Los acuerdos de París allanaron el camino para las primeras elecciones democráticas de Camboya en 1993 y llevaron el último vestigio de la Guerra Fría en Asia a su fin.

Llovieron las ayudas occidentales y Camboya, con 15,5 millones de habitantes, se convirtió en modelo ejemplar de la transición a la democracia después de un conflicto.

Pero la mejora fue efímera y el primer ministro Hun Sen, ahora en su cuarta década en el poder, ha liderado una continua represión de la violencia.

"Hicimos un gran trabajo trayendo la paz, pero el fracaso es evidente en materia de democracia y derechos humanos", dijo el exministro de Asuntos Exteriores australiano, Gareth Evans, uno de los arquitectos del acuerdo de paz.

- Violencia y corrupción -

En su opinión, fue un error acceder a la petición de Hun Sen para un acuerdo de repartición del poder tras las elecciones.

"Hun Sen amasó enormes fortunas para su familia (...) cuando casi un 30% apenas viven por encima del umbral de pobreza", dijo.

Grupos de derechos humanos alertan que el autoritario dirigente gobierna el país con puño de hierro, con una mezcla de violencia, acusaciones judiciales políticas y corrupción.

El emblema de la oposición en el exilio, Sam Rainsy, asegura que la comunidad internacional careció de voluntad en 1993 para enfrentarse a Hun Sen, colocado como dirigente por Vietnam en 1985.

"Occidente tuvo una tendencia de aguardar y observar a la espera de las imaginadas mejoras graduales en el gobierno. Claramente, eso no funcionó", dijo a AFP.

"Los políticos camboyanos también deben aceptar algo de culpa. Demasiados vieron que era más fácil aceptar una vida tranquila y lucrativa en el gobierno que decir lo que realmente pensaban", añadió.

Human Rights Watch asegura que, con Hun Sen, "incluso la pátina de democracia y derechos humanos" ha colapsado en los años recientes.

En 2017, la Corte Suprema disolvió la principal formación de la oposición, el Partido de Rescate Nacional de Camboya.

Y desde las elecciones de 2018, en las que el partido de Hun Sen ganó todos los escaños, las autoridades arrestaron numerosos disidentes y miembros de grupos de derechos humanos.

Unos 150 opositores y activistas se enfrentan a un juicio multitudinario por traición e incitación. El principal líder opositor Kem Sokha también será procesado separadamente por traición.

Con el covid-19, el régimen aprovechó la declaración de un estado de emergencia para afianzar su posición. Alrededor de 700 personas fueron detenidas según un organismo de la ONU, que advirtió que la mayoría no tendrían un proceso justo.

El portavoz del dirigente Partido Popular de Camboya insistió en que era "la voluntad de la gente" tener un solo partido en el parlamento.

"Tenemos paz, tenemos estabilidad política. Esto refleja que implementamos correctamente los principios de democracia y no hay abuso de los derechos humanos tampoco", dijo Sok Eysan a AFP.

- Dinastía política -

Ha habido alguna reprimenda internacional --la Unión Europea retiró a Camboya de los acuerdos comerciales preferenciales el año pasado por abusos de derechos--, pero no se vislumbran cambios cercanos.

"La realidad es que Camboya se ha convertido en una subsidiaria completamente en propiedad de China, como Laos justo al lado, y eso significa que Hun Sen ha podido despreciar cualquier presión política o económica de otros lados", dijo Evans.

Los rumores apuntan que el dirigente de 69 años está preparando a su hijo mayor Hun Manet, un general de cuatro estrellas educado en Reino Unido y Estados Unidos, para heredar el poder un día.

"En Camboya no tenemos democracia real", dijo Batt Raksmey a AFP. Su marido fue encarcelado en mayo por promover protestas tras expresar preocupaciones medioambientales por un lado cerca de Phnom Penh.

"La gente no tiene libertad para expresar su opinión", dijo. "Cuando hablan y critican al gobierno, son arrestados".

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FUENTE: AFP

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