Juana de América

El día en que homenajearon a Juana de Ibarbourou, su ama de leche y niñera era una de las personas que reflejaba mayor alegría.

 

El sábado 10 de agosto de 1929 la casa de los Ibarbourou era un revuelo. Esa tarde Juana sería nombrada Juana de América.

En medio de tanta alegría había alguien que estaba quizá hasta más feliz que la propia homenajeada. Era Feliciana, la mujer que había sido su ama de leche y niñera.

Como recuerda Diego Fischer en su libro “Al encuentro de las tres Marías”, para ella Juana estaba siendo coronada “reina de América”.

Feliciana, entonces, no sólo estaba feliz, sino engreída: ahora serviría a su Majestad, y eso le daba otro status frente a las empleadas domésticas del barrio.

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