Irlanda y Estonia se suman al acuerdo mundial de reforma de la fiscalidad

El gobierno de Irlanda y el de Estonia aceptaron el jueves elevar sus impuestos de sociedades para sumarse al acuerdo mundial de reforma fiscal negociado bajo la égida de la OCDE, despejando así uno de los últimos obstáculos para el éxito del proyecto.

El gobierno de Irlanda y el de Estonia aceptaron el jueves elevar sus impuestos de sociedades para sumarse al acuerdo mundial de reforma fiscal negociado bajo la égida de la OCDE, despejando así uno de los últimos obstáculos para el éxito del proyecto.

Tras "discusiones detalladas, el gobierno ha aprobado que Irlanda se sume al consenso internacional" en materia de fiscalidad, declaró el ministro de Finanzas, Paschal Donohoe, en rueda de prensa en Dublín.

"Se trata de un paso muy importante" en la reforma mundial, afirmó.

Poco después, el primer ministro estonio anunció en Tallín que su país también se unía al acuerdo.

"No cambiará nada para la mayoría de empresas estonias y solo afectará a las filiales de grandes multinacionales", dijo el estonio Kaja Kallas.

Ahora solo queda Hungría como el único país de la OCDE que no ratificó el acuerdo.

Para alcanzar un compromiso con Irlanda, se modificó el texto del acuerdo que ahora se refiere a un impuesto de sociedades de tipo efectivo mínimo de 15%, en lugar de "al menos el 15%", una formulación a la que Dublín se oponía porque dejaba la puerta abierta a verse obligado por los demás países a aplicar un tipo más alto.

Este ha sido uno de los últimos pasos claves de una gran reforma fiscal mundial que cobró impulso con la llegada a la Casa Blanca del presidente demócrata Joe Biden.

Tras meses de estancamiento, los dirigentes irlandeses, cuyo país tiene uno de los impuestos de sociedades más bajos del mundo, el 12,5%, emitieron el miércoles una serie de declaraciones que sugerían la cercanía de un compromiso.

- "Parche para los países ricos" -

El histórico acuerdo, anunciado en julio bajo la égida de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y firmado por 134 países, preveía la imposición de un tipo efectivo de "al menos" el 15% a las multinacionales con un volumen de negocio de 750 millones de euros (860 millones de dólares) o más.

Entre ellas se encuentran muchos grandes grupos tecnológicos estadounidenses, como Facebook o Google, que instalaron sus sedes europeas en Irlanda atraídos por su baja imposición.

Donohoe acogió con satisfacción el acuerdo del jueves, afirmando que proporciona "seguridad" y permite que Dublín siga siendo "un destino atractivo" para las empresas.

Con la firma de este compromiso, Dublín pone en entredicho su modelo económico de baja fiscalidad, que le ha permitido atraer a muchas multinacionales, sobre todo entre los gigantes tecnológicos y farmacéuticos.

En un momento en que países de todo el mundo buscan fondos para enderezar sus finanzas públicas maltrechas por la pandemia, esta reforma pretende luchar contra la evasión fiscal de las multinacionales, en gran parte estadounidenses, que se registran en países con tipos impositivos más bajos.

La oenegé Oxfam lamentó, sin embargo, que "lo que hubiera podido ser un acuerdo histórico para acabar con la era de los paraísos fiscales termina siendo un parche en beneficio de los países ricos".

"La propuesta de unos niveles de imposición del 15% (porcentaje mínimo) beneficiará a los países ricos y aumentarán las desigualdades. El G7 y la Unión Europea recuperarán dos tercios de estos ingresos fiscales, pero solo el 3% los países más pobres, aunque representan más de un tercio de la población mundial", lamentó Susana Ruiz, responsable de políticas fiscales en Oxfam.

Esta reforma de la fiscalidad mundial está previsto que entre en vigor antes de 2023.

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FUENTE: AFP

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