Informe Especial: Civiles armados, peligro de muerte

Uno de cada tres uruguayos tiene un arma. Este año 3.400 personas se armaron. Hay accidentes y asesinatos a sangre fría.

 

La masacre en la escuela Newtown, de Connecticut, Estados Unidos, revivió la polémica sobre la tenencia de armas en manos de civiles, una realidad que no es ajena a Uruguay.

En Estados Unidos ocho de cada 10 personas tiene un arma. En Uruguay tres de cada 10 está armada. En 2012 se registraron 5.395 armas de forma legal, la mayoría, 3.395, fueron a parar a manos de civiles, el resto son de policías o militares.

Registradas, en el país, hay poco más de 584.000, pero la Asociación para el Desarme Civil asegura que por cada arma legal hay otra ilegal. Esto hace que en Uruguay haya más de un millón de armas en poder de gente común (no policías ni militares).

SOLEDAD. El viernes 14, de noche, hinchas de Cordón y Welcome se enfrentaron a tiros tras un partido de básquetbol. Un joven corrió por la calle Gaboto efectuando por lo menos seis tiros. Hirió a dos hinchas del equipo rival y al otro día, en su balcón, apareció muerta Soledad Barrios, una chica de 28 años de edad que nada tenía que ver con los incidentes pero que recibió un balazo mortal cuando salió a protestar por las pedreas y los tiros en la puerta de su casa.

El joven de 17 años fue internado en el Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (SIRPA) después que confesó ser el autor de los disparos. Aunque no se pudo confirmar, hasta ahora, que sea él quien mató a Soledad Barrios, el juez lo internó como autor de un delito de riña con resultado de muerte.

PLAYA. A comienzos de año un hombre bajó a la playa del Cerro con su esposa. Ni bien se sentaron a tomar mate ella recibió un balazo en la cabeza. Una bala perdida. Un comerciante había sido rapiñado y salió a los tiros a perseguir a los delincuentes. Uno de los disparos le pegó en la cabeza a la señora que tomaba mate en la playa. Ajena a todo lo que estaba pasando a escasos 150 metros de donde estaba. El comerciante se arrepiente, llora, dice que nunca más tomará un arma, pero el daño está hecho.

El presidente José Mujica (que en los años 60 se armó y estuvo a los tiros contra el gobierno de turno) está a favor de endurecer de alguna forma el control y las penas para los que portan armas sin permiso.

Días pasados expresó su “estupor” por lo que pasó con Soledad Barrios. En tanto, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, reclamó al Parlamento que apruebe el proyecto de ley que penaliza la tenencia y el porte de armas sin registro ni permiso. Hoy es una falta, apenas. Se proponen penas de prisión. El proyecto ingresó a mediados de año y todavía no se discutió.

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